Por Alberto Garzón | En el mundo organizativo y en la vida cotidiana, nos enfrentamos constantemente a dos conceptos que, aunque relacionados, tienen una diferencia crucial: la incertidumbre y el riesgo. A menudo los utilizamos de manera intercambiable, pero comprender sus distinciones es fundamental para tomar decisiones y gestionar eficazmente cómo afrontamos dichas situaciones.

La incertidumbre se refiere a la falta de previsibilidad y predictibilidad o a la imposibilidad de conocer el futuro con certeza. Hace más de un siglo Frank H. Knight, economista estadounidense, se refería a ella como a situaciones en las que no se pueden calcular las probabilidades de los eventos futuros debido a la falta de conocimiento.
En contraste, el riesgo es la probabilidad de que ocurra un suceso no deseado o de que los resultados de una acción sean peores de lo esperado. En este sentido, el riesgo está vinculado a situaciones en las que conocemos las variables y podemos calcular sus posibles impactos.
Entonces, ¿cómo debemos actuar frente a cada uno de estos escenarios? ¿Cómo gestionar nuestros comportamientos frente a la incertidumbre y el riesgo?
Cómo actuar frente a la incertidumbre
A lo largo de mi carrera, he descubierto que cuando nos enfrentamos a lo incierto, debemos adoptar ciertos comportamientos que nos permitan navegar con éxito. Aquí están algunos de los que os recomiendo:
- Tolera el fracaso. Uno de los mayores aprendizajes vitales ha sido aceptar que el error forma parte del proceso. Recuerda, el fracaso no es el fin, sino parte del éxito.
- Sé flexible y desarrolla tu capacidad de adaptación. Si eres demasiado rígido en el camino y en la toma de decisiones, estas limitando tus capacidades. Debes tener una mentalidad abierta y estar dispuesto a cambiar. Recuerda, cuando no podemos controlar el viento, lo que podemos es ajustar la dirección de las velas.
- Sé proactivo. Que la incertidumbre no te bloquee y paralice, haz y haz con cabeza. Recuerda, toma la iniciativa.
- Mantén la calma y gestiona tus emociones. Cuídate y que el cortisol no conquiste cada minuto de tu día. Recuerda estimular tu serenidad.
- Y, sobre todo, sé persistente. Como se suele decir “quien la sigue la consigue”, debes de ser persistente y automotivarte, siempre con visión y foco. Recuerda, persistente no quiere decir cabezón.
Cómo actuar frente al riesgo
El riesgo, aunque desafiante, es más manejable que la incertidumbre, porque podemos identificar y analizar ciertos factores. Aquí te dejo mis recomendaciones sobre cómo afrontar el riesgo con inteligencia:
- Ten coraje y sé valiente. Debes de tomar decisiones, aunque sean difíciles, pero siempre basadas en un análisis consciente de las posibles amenazas y beneficios. Recuerda, la valentía no implica no tener miedo, sino ser capaz de tomar decisiones.
- Planifica y prepárate. Siempre que te sea posible anticipa los posibles escenarios de riesgo mediante el análisis y la planificación detallada. Recuerda tener un plan de contingencias y, sobre todo, documenta el proceso para poder aprender de él.
- Mantente enfocado y controla tus impulsos. Es fácil dejarse llevar por el miedo o la ansiedad ante el riesgo. Sin embargo, el autocontrol es una de las piedras angulares del éxito. Recuerda enfrentarte al riesgo con claridad y enfoque, esto te permitirá tomar decisiones que, aunque desafiantes, seguro serán más efectivas.
- Aprende, aprende, aprende. Cada vez que me he enfrentado a un riesgo, he aprendido algo nuevo que me ha ayudado a tomar mejores decisiones en el futuro. Recuerda reservar tiempo en tu agenda para aprender, para mejorar.
- Por último, en una vida en la que convivimos con la adversidad, sé resiliente y mantente firme. Recuerda mantener la fortaleza interior y seguir adelante,
Como conclusión, tanto el riesgo como la incertidumbre son inevitables en nuestra vida personal y profesional. La clave está en cómo las afrontamos. A lo largo de los años, he aprendido que la incertidumbre, lejos de ser un obstáculo, es una puerta abierta a la innovación y el aprendizaje. Por otro lado, el riesgo, aunque desafiante, nos brinda la oportunidad de avanzar y crecer, siempre y cuando lo gestionemos con inteligencia y coraje.
Si adoptas estos comportamientos y competencias seguramente podrás navegar por la incertidumbre y el riesgo con mayor probabilidad de éxito.
Protagonistas | Alberto Garzón García es psicólogo especializado en gestión del estrés y ansiedad, con más de 25 años de experiencia en formación y consultoría.
Ha diseñado estrategias para mejorar la resiliencia y el bienestar en entornos laborales, promoviendo el aprendizaje continuo y la gestión efectiva del talento. Actualmente, colabora con FUNDAE y ha trabajado en organizaciones como Cesi by Criteria. Su enfoque se centra en fortalecer a las personas para enfrentar desafíos con confianza, convencido de que el éxito empresarial depende del desarrollo y bienestar de los equipos.