De camino a una charla con universitarios de primer curso, en la que iba a hablarles de valores en las empresas, me preguntaba cuánto sabrían sobre ellos o qué pensarían al respecto. Los valores, con eso de ser intangibles, pueden parecer etéreos, irreales, difusos, teóricos, o incluso, demasiado sublimes. Sin embargo, son prácticos y tangibles cuando están interiorizados.
Les puse un ejemplo que les resultara cercano para su edad. Obtener el carnet de conducir requiere estudiar las normas del código de circulación, luces, y todo tipo de señales. Esas normas equivalen a los procedimientos en las empresas, todo está detallado y explicitado.
Pero cuando los padres ven salir al hijo/a de casa con las llaves del coche en la mano, no le recuerdan la retahíla de normas de circulación, basta con un “ve con cuidado” o “sé responsable”. ¡Ya tenemos los valores! en este caso la prudencia y la responsabilidad, una auténtica guía para todas las posibles situaciones de la conducción.
Un valor es tan útil como el comodín en una partida de cartas ¿acaso no tiene más posibilidades de ganar quien tiene el comodín?
Hay organizaciones que ponen el foco en los procedimientos, dejando los valores como floritura publicitaria. Son organizaciones maquinales, con cientos de empleados corporativos que no se salen de las normas, no hay espacio para la flexibilidad o las respuestas personalizadas. Aunque alardeen de agilidad o servicio al cliente, tienen las manos, y las mentes, maniatadas. Del otro lado, hay organizaciones impulsadas por valores en las que se usan los comodines.
Reconozco que el título del post tiene trampa porque, en realidad, se necesitan valores y procedimientos, la cuestión es donde ponemos el foco para que la organización ofrezca satisfacción a sus diferentes públicos de interés. En el libro Firms of Endearment de Raj Sisodia, David B. Wolfe y Jag Sheth, se muestra una comparativa del % de retorno para el accionista, para el periodo 1996-2011, entre empresas convencionales y empresas impulsadas por valores. La conclusión deja a muchos sorprendidos: las empresas impulsadas por valores obtienen un retorno de 14 veces más que las convencionales en periodos de 15 años. Genial ¡hagámoslo!
Entonces ¿por qué no hay más organizaciones impulsadas por valores? Porque no se compran con dinero, al contrario, se hacen esquivos a quienes quieren usarlos exclusivamente a beneficio propio. Justamente se activan cuando damos, ofrecemos, abrimos, inspiramos, agradecemos y valoramos.
Es el despliegue de una extraña magia de potencial humano, increíble o incomprensible para quien no la haya experimentado todavía.
María Lladró | Especialista en familias empresarias y consejos de administración. Consultora Asociada a TransformAction Europe.
María es economista, mediadora, conferenciante, formadora. Especialista en empresa familiar y consejos de administración. Forma parte de la Red Global de Consultores BVC para el desarrollo de equipos y organizaciones de alto rendimiento.
Miembro de la familia fundadora de la empresa LLADRÓ, de la que fue Consejera durante 24 años. Destacan, entre otras, sus funciones en la Dirección de Creatividad, la Escuela de Arte y la Vicepresidencia Ejecutiva del Grupo.
Gran conocedora del capitalismo humanista y de las empresas conscientes. Autora de “Valuismo. Reinventando la economía global”.