El liderazgo resiliente de Pedro Sánchez

pedro-sanchez Fotografía | El Mundo Today

Especial Elecciones 10N. La falta de acuerdo entre los candidatos ha propiciado que los españoles seamos llamados a las urnas por segunda vez en siete meses. Parece que sabemos todo o casi todo de los aspirantes a la Moncloa. Pero, ¿realmente es así? De la mano de la Universidad Europea de Madrid, analizamos esta semana la figura de Pedro Sánchez desde el punto de vista del liderazgo.

La presencia de Pedro Sánchez en el liderazgo del partido socialista y, desde junio de 2018, en el liderazgo político de España puede sorprender a extraños de la ciencia en dirección de personas, pero no a los propios.

El actual presidente en funciones presentó en febrero de 2019 su obra «Manual de Resistencia» y, a la vista de los acontecimientos, no pudo haber elegido mejor título para definir lo que es y ha sido su carrera política.  Sin ir más allá en fechas, en enero de 2019 pocos le hacían valer para el futuro de España. Más al contrario, uno de los mejores periodistas del país, Iñaki Gabilondo, comparaba su figura con la de un boxeador sonado que intenta agarrarse a las cuerdas del ring para no caer.

Nada más lejos de la realidad. Para tumbar al púgil Pedro Sánchez es necesario mucho más que un aparente gol por la escuadra como parecía ser aquello de buscar un relator que intermediara entre independentistas y constitucionalistas. Superó aquel órdago, superó el siguiente que fue la ruptura de conversaciones para aprobar el presupuesto, superó los crochet al hígado de la derecha, los ganchos de la izquierda y el swing de su propio partido.

Pedro Sánchez se presentó a las elecciones de abril curado de sus heridas, revitalizado del pacto con independentistas, un Pedro Sánchez renovado de cuerpo y espíritu, sin rozaduras del fragor de la contienda política. No fue un milagro, sino otro hacer de la factoría resistencia, de su marca como líder. En 3 meses cambió la exigencia de dimisión por la exigencia de gobierne, por favor.

Alineamiento perfecto

Una muesca más en su historia de liderazgo definida por tres cualidades: la oportunidad, la visión y la suerte. Los tres perfectamente alineados en esta ocasión. La oportunidad ha surgido tras la catarata de casos de corrupción descubiertos a políticos destacados del Partido Popular, que han sumido en la desesperanza a sus militantes y en el enfado generalizado a la sociedad española. Tal hastío ha sido aprovechado para visionar la posibilidad de alcanzar la Presidencia del Gobierno de una manera inusual, pero constitucional como la que más, puesto que así lo avala el artículo 113 de nuestra Carta Magna.

Oportunidad, de nuevo, para fiar en unas nuevas elecciones su suerte en la Presidencia y visión para ubicarla en una fecha plagada de acontecimientos previos que pueden implementar su apuesta figura de contingente a necesario en el tablero político. Aguantar, resistir para vencer.

«¿Qué tipo de líder es Pedro Sánchez?»

Toca ahora definir y darle sentido científico a todo lo ocurrido desde el punto de vista del liderazgo. La pregunta surge tan espontánea como prevista: ¿Es un líder Pedro Sánchez? Y si la respuesta es afirmativa, conlleva a otra: ¿Qué tipo de líder o qué liderazgo es el que le personaliza?

La respuesta es afirmativa y, por tanto, toca desarrollar la segunda cuestión: el tipo de líder o liderazgo en el que hay que encuadrar a Pedro Sánchez. Para ello, es necesario atrasar unos cuantos años el calendario político. Y aquí entra el tercer eje en funcionamiento: el de la suerte.

Es evidente que Pedro Sánchez es una persona que está bien servido de suerte. Desde 2005 la lleva acumulando, primero para acceder al acta de concejal en el Ayuntamiento de Madrid, luego para ser diputado en Cortes e incluso para ser por primera vez Secretario general del PSOE, donde ya aprovechó las filias y fobias para alzarse con el triunfo.

Liderazgo resiliente

Todas estas aportaciones a su currículum político ponen de manifiesto un ejemplo inequívoco de liderazgo resiliente. Se entiende por resiliencia la capacidad del ser humano para enfrentar y superar las adversidades saliendo fortalecido por el hecho de haber superado esas situaciones. La palabra resiliencia proviene del verbo en latín resiliere que significa «volver a entrar saltando» o «saltar hacía arriba».

Un líder resiliente es aquel que se adapta a cualquier adversidad y la supera con energía convirtiéndose en un inspirador de logros.

Resiliencia y superación de crisis

Los primeros autores que publicaron sobre resiliencia, Rirkin y Hoopman (1991), la definen como «la capacidad de recuperarse, sobreponerse y adaptarse con éxito frente a la adversidad y de desarrollar competencia social, académica y vocacional pese a estar expuesto a un estrés grave o simplemente a las tensiones inherentes al mundo de hoy». En 1991, Pedro Sánchez tenía 19 años, pero es evidente que ese descubrimiento científico estaba pensado en su desarrollo profesional y vocacional.

La resiliencia está estrechamente ligada a la superación de las crisis, que según el profesor de liderazgo Santiago Álvarez de Mon, son buenas porque nos desnudan, ponen a prueba el talento, la energía, el instinto de superación. Las crisis requieren que nos paremos a realizar un diagnóstico de la situación. La crisis es una maestra exigente que también pone a prueba nuestra humildad. Resiliencia es superar la adversidad que es, junto con la humildad, la verdadera prueba del liderazgo.

«Hasta la victoria final»

Pedro Sánchez se presenta como representante del liderazgo resiliente y como alto comisionado de la frase más optimista jamás pronunciada por un político de nombre Winston y de apellido Churchill: «De derrota en derrota hasta la victoria final». Así ha transcurrido, guste o no, la historia de este político que en octubre de 2016 se fue al paro, al olvido, al escarnio y, en junio de 2018, regresó como Presidente del Gobierno Español.

Ahora en 2019 se resiste a abandonar la Moncloa, pero decide no continuar en ella a cualquier precio. Una jugada que pone a prueba, una vez más, la realidad de un político atraído por el poder y con conciencia de poder. La primera máxima de todo líder dice que la fortaleza se mide por la energía con la que se enfrente los acontecimientos. En energía y ganas está sobrado. Si no hubiera sido así, no estaríamos ante una nueva cita electoral.

Moisés Ruiz | Profesor Senior Titular de la Universidad Europea de Madrid y experto en liderazgo