Cómo ser felices es una de las interrogantes más recurrentes en la sociedad actual. Si bien el trabajo nos obliga a rendir y cumplir unos objetivos de negocio, es necesario encontrar el equilibrio para que también sea un espacio armonioso y reconfortante. Cuando este círculo de bienestar integral se quiebra es necesario hacerse cargo de la problemática. Pero, ¿desde una perspectiva optimista o realista?
Desde hace algunos años, se ha extendido un movimiento ideológico basado en la Felicidad Tóxica que produce tazas de café con eslóganes simpáticos, apps que miden tu felicidad a través del teléfono móvil, libros de autoayuda que prometen bienestar emocional, omnipresencia de emoticonos felices, abundancia de coachs, etc.
Sin embargo, numerosos psicólogos y expertos alertan sobre los peligros que este Pensamiento Positivo ocasiona. Uno de ellos, es Rafael Pardo. Sacerdote, Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y Doctor en Teología por la Universidad de Navarra. Actualmente, completa estudios universitarios de Psicología.
«La Psicología Positiva ilusiona a las personas con la posibilidad de alcanzar, con gran facilidad y sin especial esfuerzo personal, unas cuotas extremadamente altas de felicidad. Estas promesas de emociones positivas son, en demasiadas ocasiones, irreales e irracionales»
Felicidad tóxica en el entorno de trabajo
Como podemos comprobar en la obra recientemente publicada por Rafael Pardo, Felicidad tóxica, este movimiento Positivo que vende felicidad y genera optimismo no tiene nada de inocente. Solo sería una suerte de magia simpática si no fuera porque, con frecuencia, tiene riesgos serios para nuestra salud física y psicológica.
El autor, a través de un estilo ameno, sencillo y humorístico, apuesta por la sensatez y por evitar convertirse en un hipocondríaco emocional que chequea constantemente su estado anímico.
Ofrece también las claves para entender las oscuras raíces de este movimiento, denuncia la debilidad de su método científico, alerta contra los peligros del optimismo ingenuo, explica cómo la genética influye en nuestra manera de pensar y reflexiona acerca de qué es la felicidad y cómo la han entendido las diferentes culturas.
¿Cómo se aplica al entorno laboral?
• Todas las emociones, positivas y negativas, cumplen una función y saber gestionarlas en el entorno laboral es clave para saber reconducirlas y traducirlas en acciones, proyectos o productos para cubrir las necesidades de nuestros clientes potenciales: «Se dividen de manera tajante las emociones positivas de las negativas. La pregunta es por qué calificamos así a las emociones, cuando todas ellas, incluida la tristeza, cumplen un papel importante en la salud del sujeto y en su adaptación a su entorno».
• Autoexigencia que desmotiva al equipo: «La presión hacia una actitud siempre positiva contribuye a la infelicidad, ya que algunas personas se sienten culpables o defectuosas cuando no consiguen sentirse bien».
• No ser realista: tratar de motivar al equipo con eslóganes fáciles como “Tú puedes”, “Todo va a salir bien” sin tener en cuenta el entorno, las circunstancias o los recursos disponibles es una fuente de frustración, desmotivación y genera falta de credibilidad hacia el líder: «Simplificar los asuntos de la vida buscando continuamente eslóganes felices o trucos para sentirse bien es una actitud preocupante. Y el hecho de que nos aseguren que debemos ser nosotros mismos para ser felices, y que a la vez nos impongan cómo debemos ser nosotros mismos para ser felices, no deja de ser una paradoja irritante».
«Pensar bien, que es el mejor camino hacia la felicidad, exige esfuerzo y reflexión, y no se consigue con la mera emotividad de eslóganes fáciles»