

José Luis Hernández Salvador, CEO de Carlin, cree que uno percibe muy subjetivamente si el mundo va a mejor. Como gran aficionado a la literatura, parafrasea a Rousseau, quien creía que los avances no traían más que malestar a la sociedad, sin embargo él como enfermo del corazón, manifiesta su agradecimiento a los avances sin los que no podría vivir.
Cambiar el mundo mediante el optimismo
“Ser optimista es una ironía” afirma José Luis Hernández, CEO de esta empresa con más de 500 franquicias. Su afirmación nos recuerda la aún más contundente aseveración de Umberto Eco que dijo que “ser optimista es una estupidez”. Ambas sentencias tienen que ver con el conocimiento de las injusticias y atrocidades que hoy y siempre han ocurrido en nuestro mundo, pero que ahora son magnificadas y están más presentes gracias a la velocidad de difusión a través de los medios de comunicación.
Canal Ceo quiere saber acerca de lo que hace un CEO para ayudar a cambiar nuestro mundo. La respuesta de Hernández Salvador es sencilla (ya dijo el autor que en la sencillez está la inteligencia) y alcanzable: “Intentar mantener buenas relaciones con los demás, con clientes, con los proveedores, con terceros”. Esta afirmación nos hace recordar la propuesta que Daniel Goleman hace al respecto, “mejorar, progresar pasa por ponerse en el lugar del otro, por ser empático”.
“El problema es el sistema como tal” responde este CEO que nos transmite bonhomía (que no “buenismo”) con sus pensamientos. Opina que “determinadas personas tienen, al menos al principio de la toma de posesión, la voluntad de cambiar el mundo”. Hace entonces referencia al presidente Obama sobre el que no tiene ninguna duda de que sus promesas ahora incumplidas no lo son por falta de voluntad, sino por tener que operar en un sistema que no se lo permite.
Opina que los movimientos sociales como el 15-M merecen todos los respetos aunque él personalmente no se ve participando en ellos.
Asimilar las enseñanzas de la literatura para cambiar el mundo
El contenido y tono de la conversación nos lleva a preguntarle por algo que nos llama la atención: su modestia (la que creemos una característica necesaria para relacionarnos mejor). El CEO de Carlin acude a su afición favorita para explicarlo, la lectura. “Lee a Chejov, a Molière…” nos recomienda. “Han creado unos personajes para que estén siempre, para que formen parte de tu vida y vayan realizando aportaciones”. Habla de la obra de Molière en la que ridiculiza los defectos humanos y en la obra, a su entender, más monumental de este autor, el francés criticaba la virtud exagerada (“El enfermo imaginario”).
“Los autores nos ponen en nuestro sitio, donde debemos estar” sentencia este CEO que bien podría ser un excelente filósofo y pensador.