Especial #8MCanalCEO | En una semana en la que se reivindica el papel de la mujer en las empresas y la necesidad de seguir agujereando el pesado techo de cristal que aún limita su desarrollo profesional, ejemplos como los de Marieta del Rivero, la protagonsita del último Desayuno Canal CEO, nos marcan el camino a seguir. Marieta es consejera independiente de Cellnex y Gestamp, presidenta no ejecutiva de Onivia y miembro del Consejo Asesor de Mutualidad de la Abogacía y de Made in Möbile. Anteriormente también fue CEO de Nokia y ocupó distintos puestos de gran responsabilidad en Telefónica, Ericsson o Seeliger y Conde.
Durante la conversación que mantuvo con nosotros, Marieta nos aportó algunos consejos muy útiles para aquellas otras mujeres que también aspiran a asaltar los consejos de administración de las grandes empresas. En su opinión, “cuando eres consejero tienes que dar un paso atrás, porque no estás ahí para decir lo que hacer sino para escuchar”. También tienes que trabajar bien los temas y preparártelos, así como ser independiente.
Una cualidad esencial de cualquier consejera (y consejero) es la valentía: “Hay que tener muy claro que estás ahí sentada para tomar la mejor decisión para la compañía”, lo que implica saber decir que no cuando corresponda y defender tu posición aunque la mayoría del consejo piense de un modo diferente. Del mismo modo, Marieta recomienda tener un pensamiento largoplacista, “porque la cuenta de resultados no es un fin sino un medio” y saber acompañar al CEO, pero siempre “retándole, porque esto no va de decir a todo que sí”.
“Cuando eres consejero tienes que dar un paso atrás, porque no estás ahí para decir lo que hacer sino para escuchar”
Toda una enciclopedia en materia de liderazgo
Tras pasar más de 30 años ocupando puestos de responsabilidad en grandes compañías, Marieta tiene claro que “se aprende mucho más de las cosas que no salen como esperabas que de los éxitos”. Sin ir más lejos, ella estaba llamada a liderar el área de marketing de una empresa de telecomunicaciones que se iba a convertir en el cuarto operador nacional allá por 2001, pero que finalmente no salió adelante por la conjunción del estallido de la burbuja de las puntocom con una crisis financiera. “Fue un momento de catarsis para mí, pero esa experiencia me hizo más humana, mejor persona, ya que dediqué ocho meses a buscar trabajo a las más de 100 personas que me iban a acompañar en el proyecto”.
Su dilatada experiencia directiva también le ha aportado otros interesantes conocimientos en materia de liderazgo. Por ejemplo, que “en la vida hay que mirar mucho más a largo plazo, descubrir que además de blancos y negros hay muchos grises, ser generosos y dejar espacio a los demás para equivocarse, aprender que no somos lo que hacemos, y tener claro que los errores no son fracasos, sino una fuente de inspiración y aprendizaje para cuando te enfrentas al siguiente reto”.
“El verdadero liderazgo se produce cuando eres capaz de acompañar, cuando eres un líder coach que fomenta el feedback y el trabajo en equipo”
No basta con tener ambición: hay que demostrarlo
Marieta niega que las mujeres sean menos ambiciosas que los hombres, como muchas veces se dice. En su opinión, “lo que sucede es que expresamos de forma diferente nuestra ambición”. Y lo dice desde su propia experiencia, pues cuando se quedó vacante el puesto de CEO en Nokia ella se quedó esperando la llamada de la compañía mientras una decena de compañeros se postulaban para el cargo. “En ese momento decidí que yo también debía postularme y gracias a esa llamada entré en el proceso y conseguí la posición”. Por todo ello, anima a las mujeres “a aprender a transmitir su ambición en lugar de quedarse atrás por no saber levantar la mano”.
Pese a sus muchos éxitos profesionales, Marieta considera que sigue siendo una persona ambiciosa, “pero es una ambición enfocada y teniendo claro qué es lo que de verdad me hace feliz”. Por eso se certificó como executive coach para ayudar a otras personas a ver el mundo desde un prisma diferente: “Es de las cosas que me dan más satisfacción”. También ambiciona seguir trabajando como consejera “para tener impacto y crear un mundo mejor”, continuar colaborando en proyectos solidarios (tiene apadrinadas a dos niñas a través de la Fundación Vicente Ferrer), “dar la vuelta al mundo en barco con mi marido” y actualizar y traducir al inglés su libro Smart Cities: una visión para el ciudadano