

Uno de los motivos principales por los que las personas con talento deciden irse de las compañías es la mala relación con sus superiores directos. Si sabemos que las personas son la clave fundamental de las compañías, su bien más preciado, es necesaria una buena gestión mediante políticas, decisiones, actitudes, etc. que ayuden a tener a las personas y a los equipos contentos para que vean en su empresa el lugar donde desarrollar su futuro profesional.
En opinión de Rafael Miranda, Presidente de la Fundación Endesa, el mayor defecto que puede tener un jefe con sus empleados es la prepotencia, el creerse que se lo sabe todo y que siempre tiene la razón.
En su opinión, debe ser al contrario, para ser un buen líder, el jefe tiene que ser un “animador de gente, una persona que saca de la gente lo mejor que tiene, y por lo tanto ser capaz de entender la idiosincrasia de su gente, de trabajar en equipo”. Añade que en el trato con los miembros de su equipo, el jefe también tiene que tener la humildad de reconocer que se ha equivocado cuando es el caso.
Si hubo una época en la que se pensaba que era bueno controlar a los empleados para fomentar la productividad de la compañía, hoy en día se piensa de otro modo y se deja más libertad. Existen mecanismos de control formales e informales, y lo ideal, para Rafael Miranda, es la mezcla de los dos.
Efectivamente, un exceso de control le parece innecesario ya que dejar a su equipo trabajar con iniciativa propia y con cierto libre albedrío permite sacar más valor de la gente. Y si algunas veces uno puede tener miedo a equivocarse, hay que recordarle que “la equivocación a veces es buena”.
Gestionar un equipo de manera eficaz no es algo fácil, ser líder se aprende con la experiencia. Pero una de las calidades que tiene que tener una persona que gestiona equipos, tanto en el ámbito laboral como en el ámbito personal, es la humildad: tiene que saber que la suma de todas las voluntades y de las ideas de su gente, prevalece sobre una sola idea.
Tampoco hay que olvidar el principio de lealtad mutua, de arriba hacia abajo y de abajo a arriba, que permite el reconocimiento y fomenta la motivación del equipo. El Presidente de la Fundación Endesa opina que “con todo esto y con unos principios fundamentales de valores y de respeto, y sobretodo de enseñanza, se puede seguir adelante”.
Si ser un buen jefe significa tener estas habilidades además de dotes de liderazgo y de gestión, ¿se puede tener amigos en la empresa o se tiene que renunciar a la amistad con los empleados?. Efectivamente, pocos directivos son capaces de mantener este tipo de amistad a salvo de los vaivenes empresariales… Realmente ¿existe la amistad entre directivos y empleados?
A esta pregunta Rafael Miranda responde que “cuando uno hace amigos trabajando es porque esas personas son suficientemente inteligentes para saber discernir los dos planos, el plano del trabajo y el de la amistad”. Lo importante es no tener miedo a decir las cosas claras cuando se tienen que decir, y viceversa, el jefe tiene que saber aceptar las críticas.
La comunicación es la clave del éxito en la gestión de personas. Tiene que haber una comunicación bidireccional fluida entre los que mandan y sus subordinados. El jefe tiene que mostrarse accesible a su equipo y ganarse su confianza. Hay que ser cuidadoso con lo que se dice, sobre todo si hay amistad entre el jefe y uno o varios de los miembros del equipo, ya que no se puede olvidar que en lo concerniente a los sentimientos, unas personas tienden hacia otras, “si no se comunican se nota, y es malo que se note”, ya que la comunicación es uno de los pilares de la buena gestión de un equipo.
Y si a veces un CEO puede parecer frío o insensible a lo que pasa en su empresa o incluso en su propio equipo, Rafael Miranda recuerda que en las empresas pasan situaciones muy complejas por las que el primer ejecutivo tiene que dar la cara, “pero luego eso no quiere decir que no sea humano”.