El camino de la colaboración y el servicio

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Helena López-Casares Pertusa| Madrid

 

Un buen líder es, ante todo, aquel que asume que su puesto, su posición, es una responsabilidad y no un privilegio, es un servicio y no un bien. Se pueden hacer cosas de forma obligada, se puede cumplir con un deber por imposición, pero la voluntad es propia, y comprometerse con alguien o con algo depende de uno mismo. Se pueden dar órdenes, que serán ejecutadas acorde a lo esperado, pero para llegar a un grado elevado de vinculación e implicación, para poner en juego el talento y desatar el potencial, se requiere la voluntad del interesado.

Los dos puntos de partida que acabamos de delimitar son dos caminos para abordar la relación con el entorno y los demás a partir de los que se construyen dos modelos contrapuestos. Por un lado, están los que comprenden el liderazgo en su dimensión de asumir la representación de un equipo y los que lo ven como una propiedad privada que les ha sido otorgada sólo para ordenar y mandar. En el primer caso, estaríamos ante el líder que consigue adhesiones voluntarias, que actúa bajo el efecto enganche, y en el segundo nos encontraríamos con un líder egoísta y egocéntrico.

El primer dibujo nos ofrece un líder que trabaja bajo el prisma de la cooperación y la colaboración, que se muestra próximo y cercano. El segundo trabaja sólo por intereses individuales y es distante y hermético.

«Todos los jefes realmente poderosos que he conocido poseían gran inteligencia, disciplina, laboriosidad e infatigable y arraigada confianza en sí mismos. Les impulsaba un sueño que les permitía arrastrar a los demás. Todos miraron más allá del horizonte, y unos vieron con más claridad que otros». Estas palabras de Richard Nixon, que encierran una gran dosis de experiencia y una enorme verdad concentrada, perfilan al liderazgo entendido como servicio y proyectado hacia los demás.

Desde hace tiempo se viene intentando definir y medir los rasgos y las habilidades que convierten a las personas en buenos líderes. Los estudios sobre el liderazgo señalan que los líderes tienden a ser más brillantes, tienen mejor criterio, interactúan más, trabajan bien bajo tensión en aras de la serenidad y la relajación mental que ayudan a salir de los atascos, toman decisiones equilibradas, tienen tendencia a tomar el mando o el control y se sienten seguros de sí mismos, proyectando esta imagen hacia el exterior, lo que les hace ser más competentes.