La responsabilidad directiva en el día a día (I)

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Iñaki de Miguel y Gonzalo Martínez de Miguel| Madrid

Iñaki de Miguel, Director del Observatorio del Comportamiento Humano en la Empresa, y Gonzalo Martínez de Miguel, CEO del Instituto de Formación Avanzada (INFOVA), son los autores de “Calidad de liderazgo, el directivo evaluado por sus directivos”.

Estos expertos ya han colaborado con Canal CEO en otras ocasiones, y esta semana comparten la primera parte de sus reflexiones acerca de la responsabilidad diaria del directivo para dar respuesta de una manera eficaz a las necesidades de su gestión.

El Principio de Responsabilidad

Las organizaciones desean líderes responsables. Líderes que asuman su capacidad para responder ante los acontecimientos sin mirar para otro lado, sin buscar culpables y sin encoger los hombros como si no fuera con ellos. En este sentido, como explicamos a continuación, encontramos a un colectivo más trabajador que responsable. Entendemos el Principio de Responsabilidad como la consciencia del directivo de tener la capacidad de dar respuesta ante una situación dada. Nos alejamos por tanto del concepto de culpabilidad. No se trata de ver si un directivo es culpable de lo ocurrido, sino de si se hace cargo de la realidad en la que se encuentra. Un parámetro determinante de la calidad directiva de un profesional es su percepción sobre su capacidad de influir en los resultados de la empresa, el rendimiento de su trabajo y la gestión de su tiempo.

El poder y la responsabilidad en las organizaciones modernas se han ido compartiendo. La famosa teoría de la inversión de la pirámide de toma de decisiones nos invita desde hace años a permitir que niveles más bajos de la organización tomen decisiones más relevantes. Eso implica conceder autonomía. Los mejores directivos saben que el éxito en su gestión depende en gran medida de su capacidad para dar autonomía y apoyo a sus colaboradores. En definitiva, la delegación de tareas y funciones se torna una clave esencial para mejorar la calidad de liderazgo.

El director del Centro para el Aprendizaje de las Organizaciones del  Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Peter Senge, en su famosa obra “La quinta disciplina”, en la que ya defendía una visión sistémica de la empresa, afirma que nuestra perspectiva tradicional de los líderes está profundamente arraigada en una visión del mundo individualista y asistémica. Continúa manifestando que la visión tradicional del liderazgo se basa en supuestos acerca de la impotencia de la gente, su falta de visión personal y su ineptitud para dominar las fuerzas del cambio. Es cierto que estas palabras fueron escritas hace 21 años y que la empresa, en términos generales, ha evolucionado desde entonces. No obstante, nos parece oportuno recordar el cambio de visión que se está produciendo aún hoy en la concepción de un liderazgo individualista a un liderazgo compartido.

La responsabilidad de quien dirige es crear las condiciones para que cada persona pueda realizar su tarea. Afirmando esta labor de estimulador del trabajo de la organización, J.F. Kennedy explicaba: “Creo que hay una gran tendencia en el gobierno a dejar que los documentos se queden sobre los escritorios demasiado tiempo. El presidente no puede administrar un departamento, pero puede ser un estímulo”.

Los directivos buscan una mayor independencia

Aún siendo altos los porcentajes de responsabilidad manifestados por los directivos, sigue habiendo un espacio para crecer. El porcentaje de directivos que sienten tener suficiente margen de maniobra para mejorar los resultados de la empresa es del 66%. Los que consideran que el resultado de su trabajo depende fundamentalmente de ellos mismos son sólo la mitad de los entrevistados. En una primera investigación encontramos que los directivos que asumen la responsabilidad fundamental sobre su propio nivel de motivación alcanzaba el 20%. Bien es cierto, que un año más tarde (2011) haciendo la pregunta de una forma algo diferente, el porcentaje de directivos que afirman asumir la responsabilidad principal sobre su nivel de motivación asciende al 80%. Como vemos, es una diferencia más que significativa.

Ya hemos visto que la libertad de tomar decisiones supone una referencia básica para los dirigentes empresariales. Cuando se toman decisiones, se acierta o se yerra, pero siempre se influye en la trayectoria de los resultados.  Dos terceras partes de los directivos consultados se saben con suficiente margen para mejorar los resultados de la empresa mediante su gestión. Por tanto, en este sentido, el ejercicio de la responsabilidad, la influencia en la consecución de objetivos, es mayoritaria en el mundo directivo, si bien los directivos desean siempre lograr un espacio de atribuciones mayor. Prueba de ello es que la mitad de los directivos saben que los resultados de su trabajo dependen de sí mismos. Es interesante señalar que la otra mitad aún no lo sabe. A muchos más les gustaría poder tener más independencia, más espacio para ejercer su responsabilidad en su desempeño.

Se trata de una percepción particular sobre la forma de evaluar los resultados. Los directivos buscan una mayor independencia y, a su vez, encuentran dificultades para lograrla. Es un fenómeno lógico, ya que parte de la calidad del liderazgo que ejercen los directivos se demuestra alcanzando mayores cotas de responsabilidad. Nos referimos a la capacidad de influencia en la realidad de la empresa. Es el camino a seguir. El espacio que queda para alcanzarlo es el que ahora medimos; la mitad de los directivos aún buscan su terreno para progresar en cuanto a sentirse dueños de sus propios resultados.