
Pablo Martínez Arroyo | Madrid
Socio de Training Solutions y exjugador del Estudiantes
@pmartinezarroyo
Jim Calhoun es el entrenador jefe de la Universidad de Connecticut, cuyo diminutivo UCONN y su apellido HUSKIES sonaron bastante para los amantes del baloncesto en 2011, ya que conquistaron por tercera vez en su historia el campeonato de la NCAA, las prestigiosas siglas universitarias de deporte en Estados Unidos.
Calhoun lleva desde el año 1986 como primer entrenador de baloncesto de esta Universidad. En Estados Unidos es bastante habitual dejar por escrito las vivencias, las buenas historias que a uno le suceden, con el fin de inspirar a las futuras generaciones. El deporte no es una excepción a esta tendencia, y, por supuesto, el coach Calhoun ha dejado su legado en un libro llamado A Passion to Lead, que escribió en el año 2007. En esta obra, Calhoun dedica uno de los capítulos finales a explicar un asunto que en muchas ocasiones le han preguntado: la razón de por qué ha renunciado a liderar un proyecto en la NBA. El capítulo al que me refiero recibe el nombre de El entrenador jefe y te dejo con una muestra inspiradora.
«(…) La gente asume que al haber tenido éxito en mi carrera como entrenador universitario debería tener algún interés en entrenar en la NBA. Yo lo llamo el ‘factor de ambición’. (…) Es cierto que los entrenadores de la NBA ganan más dinero que nosotros, en general, y que mucha gente percibe el baloncesto profesional como si fuera más prestigioso. Yo no lo veo así. El dinero y el prestigio no son siempre los únicos motivos de felicidad y, además, considero que mi actual trabajo es de un perfil superior al de muchos puestos de primer entrenador NBA».
«Gracias al sólido proyecto de baloncesto de la Universidad de Connecticut tengo mucha más seguridad de lo que tendría si me fuera a la NBA. Soy el responsable del ‘programa’. Normalmente, somos capaces de atraer buenos jugadores y casi siempre acabamos luchando por el título de la Big East Conference (…) La Universidad obtiene mucha publicidad con nuestro baloncesto; los medios nacionales hablan mucho de nosotros, y eso ayuda a la solidez del proyecto».
«Hace dos años, cuando Phil Jackson tenía que renovar con Los Angeles Lakers, el dueño del equipo, Jerry Buss, intentó convencer a Mike Krzyzewsky (entrenador universitario que lleva 25 años en su mismo puesto; responsable del baloncesto de la Universidad de Duke) para que lo remplazara. (…) Por lo visto, Mike se lo pensó seriamente, pero finalmente declinó la oferta. ¿Por qué lo haría?»
«No lo sé a ciencia cierta, pero supongo que Mike llegó a la conclusión de que en la Universidad de Duke, y en el baloncesto universitario, tiene un proyecto demasiado bueno como para dejarlo. (..) Y tal vez lo más importante de todo acaba finalmente siendo la capacidad que tiene, como yo, de ayudar a modelar la vida de tantos y tantos jóvenes. Esto es un tema tan profundo que, si se valora dentro de cualquier decisión, un cambio de carrera representaría una renuncia tan grande que acaba no mereciendo la pena, incluso hacia un puesto tan atractivo como es el de entrenador de Los Ángeles Lakers».