5 creencias ¿falsas? sobre los jefes

Diego Posada

En su libro “Jefes, aprenda a conocerlos y gane su confianza” Xavier Guix refleja algunas de las creencias más extendidas en las empresas y que, con frecuencia, dejan en un mal lugar a los jefes y gestores de equipo. Repasamos cinco de ellas con las que mirar hacia dentro y estudiar cómo mejorar:

La empresa es suya, no mía. Hay dos clases, dos estatus: ellos y nosotros

La diferencia entre la propiedad y el trabajo genera muchos desencuentros. Ahí chocan las intenciones de unos, sus expectativas, con las conductas de otros, marcadas por las obligaciones. Esa distancia entre ambas partes denota que no existe un compromiso con los objetivos por parte del equipo. En la gestión del capital humano resulta básico que no haya desprecio entre las dos partes y que ambas sientan que reman en el mismo barco.

Somos nosotros los que tenemos que hacer todo el trabajo… y luego ¿Quién se lleva las medallas?

El mérito por un trabajo realizado es fuente de cantidad de problemas. En muchas ocasiones los empleados perciben a los directivos como personas que exigen para luego llevarse ellos los laureles.

Guix considera que aún hay personas que consideran que los trabajadores rinden cuentas para él, no junto a él. Sin embargo basta repasar la historia de las grandes empresas para saber que los grandes méritos surgen gracias a los directivos pero también a la implicación de su equipo.

Primero que cambien los de arriba ¿Quién me asegura que los demás van a hacerlo?

En la cultura empresarial ha calado la idea de que, normalmente, los que mandan ordenan cambios de los que no participan. Sobre esto Guix determina que el cambio, si queremos que sea efectivo, debe empezar por nosotros mismos. En el caso de que no sea factible, el autor asegura que lo mejor es hacer ver a quién debe cambiar la conveniencia de la variación. Lograremos el cambio sólo si nos sentimos inspirados a ello.

[pullquote] Lograremos el cambio sólo si nos sentimos inspirados a ello[/pullquote]

Mi jefe se cree que es mi padre

Guix aborda durante varias páginas qué son los roles y cuáles son las diferentes maneras de asumirlos. El problema entre ser jefe y padre es no distinguir qué somos en cada momento. Y muchos directivos pasan a considerarse padres del empleado. Una vez que esto se da hay dos vías. La primera ver  qué relación tenemos con alguien y si debemos o no ser su mentor. La segunda, ya sin la posibilidad del retorno que tiene la anterior, es el acoso moral, la manipulación perversa o abuso de poder.

Te valoran cuanto más calientas la silla

El presentismo es uno de los grandes problemas de la empresa española. Por la búsqueda de aprecio, de confianza o de protección del jefe mucha gente malgasta tiempo en su sitio, aunque pudiera reducir su jornada laboral un par de horas al día. Los trabajadores asumen ciertas costumbres perjudiciales para su productividad con tal de mantener contentos a los jefes. Ellos son los que deben orientar hacia la productividad y la eficiencia la cultura de su empresa.