La adaptabilidad es la palabra clave para adecuarse a los cambios que se producen a diario en todas las esferas de la sociedad. Desde la educación, la política o la economía hasta el contexto empresarial, donde el cambio es prácticamente constante, y eso obliga a las organizaciones a adaptarse, a riesgo de quedarse en el camino. La tendencia actual supone un giro hacia la humanización, situando a las personas en el centro, como motor del crecimiento empresarial. Es en este punto donde surge la necesidad de contar con un buen equipo de profesionales, pero también con un líder que cumpla con los requisitos necesarios para dirigir a este equipo de forma eficaz.
Luis Fernando Rodríguez, CEO de Watch&Act
El término “líder” puede hacer pensar tradicionalmente en una persona autoritaria cuya misión principal es dar órdenes, marcar las exigencias a los trabajadores y hacer cumplir las normas. Pero en esta tendencia ‘human centered’ de la que hablamos, los líderes mejor considerados son aquellos capaces de estimular el compromiso de sus empleados, de inspirarles y motivarles, de tener en cuenta sus opiniones, sus ideas,…
Como el capitán del barco que no solo dirige la nave, sino que necesita a toda su tripulación “enchufada” y a pleno rendimiento para alcanzar su destino.
El método Fourflags ©
Las empresas buscan cada vez más este perfil de líder carismático, empático, integrador, más humano, porque está demostrado que esto genera un alto nivel de compromiso entre la empresa, sus objetivos, los líderes y los empleados, reduciendo el absentismo y favoreciendo el trabajo en equipo, lo que se traduce en la mejora la competitividad de la organización.
En Watch&Act hemos estimado que un liderazgo eficaz y comprometido con las personas puede llegar incluso a duplicar la rentabilidad de la compañía (reduce la rotación de perfiles clave, aumenta las referencias de clientes sobre nosotros, acelera el time to market de la innovación, reduce conflictos, dinamiza el aprendizaje colaborativo, mejora procesos, reduce errores, etc.).
Uno de los factores más importantes para evaluar la buena gestión de un líder es conocer el grado de compromiso que es capaz de generar entre los profesionales del equipo que gestiona. Para ello, hay herramientas como nuestra metodología Fourflags ©, que permite medir y gestionar el compromiso de los equipos de trabajo de una organización y establecer un plan de acción de mejora en los aspectos que más lo necesiten. El modelo analiza los cuatro factores que influyen directamente en el compromiso de los profesionales – la empresa, el responsable directo, el equipo y la tarea a realizar – desde cuatro perspectivas, – la estratégica, la táctica, la del cliente y la emocional –, que permiten obtener importantes resultados .
Un modelo que ya utilizan más de 600.000 profesionales y el 35% de las empresas del IBEX 35, y que ha permitido identificar cuáles son los cuatro factores que caracterizan a un buen líder en la actualidad.
Características del buen líder hoy
En primer lugar, el entusiasmo. Es la parte más emocional, y también la que impulsa a las personas a esforzarse para conseguir los objetivos. Todos sabemos que una actitud entusiasta se contagia dentro de un equipo para afrontar también las dificultades o imprevistos que se puedan encontrar por el camino.
Un buen líder no puede renunciar a la exigencia, en segundo lugar. Ser entusiasta no está reñido con fijarse una meta ambiciosa que requiera un gran esfuerzo y preparación para obtener un resultado acorde con lo esperado, o incluso superior. El esfuerzo común que requiere esa meta puede verse reflejado en un mejor crecimiento de la compañía a medio y largo plazo.
La credibilidad sería el tercer factor fundamental en todo buen liderazgo, ya que es una forma de ganarse el respeto del equipo y generar confianza. Para ello, la persona responsable tendrá que transmitir grandes dosis de transparencia, honestidad y conocimiento de la materia a los profesionales que dirige.
Y por último, la ejecución, para lo que volvemos al ejemplo del capitán de barco. Todos en el equipo deben remar en la misma dirección, pero el capitán, además de gestionar de la mejor manera cada momento contando con el equipo, también debe ser capaz de tomar decisiones de forma individual si la situación lo requiere, basándose en la confianza que el equipo ha depositado en él.
En definitiva, vivimos nuevos tiempos en los que se exigen nuevos modelos de gestionar a las personas. Cuidarlas y motivarlas, a la vez que enseñarlas y exigirlas, será la mejor fórmula para asegurar el crecimiento continuado en el tiempo y, por consiguiente, el éxito de la organización a largo plazo.