Las palabras positivas protegen tu energía, tu tiempo y hasta tu vida. Así lo determinan Luis Castellanos, Diana Yoldi y Jose Luis Hidalgo en su nuevo libro La ciencia del lenguaje positivo (Edita Paidós, 2016). La obra es el resultado de más de once años de experiencia de los tres autores en el estudio del lenguaje a través de la neurociencia y la formación de directivos. En ella analizan cómo mantener conversaciones cruciales o cómo aprender a escribir un email influyente.
Los tres, desde su actividad en El Jardín de Junio, abogan por un cambio en nuestro uso diario del lenguaje. Basándose en numerosos estudios científicos defienden que las personas debemos realizar un uso consciente de las palabras y no dejarnos vencer por automatismos. Ese uso consciente nos permite tener un mayor equilibrio emocional, crear futuro y ser más creíbles. En la medida en que aquello que decimos nos representa tenemos una mayor capacidad de influir en nosotros mismos y sobre los demás.
La obra propone un plan de vuelo para mejorar nuestra manera de expresarnos o escribir que consta de varias fases de autoconocimiento y entrenamiento. Sin embargo, hay pequeños detalles que pueden mejorar nuestra rutina sin llegar a establecer un plan.
“En lo que escribes puede haber automatismos pero también otros aspectos que cuides más, como el encabezamiento o el final de cada correo”
Según Diana Yoldi a pesar de que “tenemos mucha prisa y escribimos mucho” aún hay cosas que podemos controlar como nuestros mails. Con ellos Yoldi nos aconseja ser conscientes y prácticos. “En lo que escribes puede haber automatismos pero también otros aspectos que cuides más, como el encabezamiento o el final de cada correo”. Para eso debemos darle tiempo, y tratar de ser creativos y positivos durante unas líneas.
Luis Castellanos recuerda a Daniel Kahneman y su ley del pico final. Según esta regla, para nuestro cerebro lo importante no es la cantidad de emociones que hemos tenido durante una experiencia, sino la intensidad de esas emociones sobre todo en su parte final. Nos importa más eso que la duración. De ahí que para Castellanos sea bueno “focalizar en cómo vamos a acabar, ya que eso va a ser lo que recordemos”. Yoldi nos emplaza a cambiar y probar durante una semana los finales de nuestros correos “a ver si la contestación es diferente, quizá has provocado algo distinto”. Y zanja “si lo haces lo notas”.