Alba Paz
28 de julio de 2014
La idea de jefe viene predeterminada, en la mayoría de las ocasiones, por la gran cantidad de tareas que éste desarrollo y por su forma de ser. Alternando estos factores podemos llegar a crear diferentes personalidades de líder. Aún así y según el libro «Jefes» de Xavier Guix, la creación de la figura del jefe por parte de los empleados depende de la interacción existente entre el ser que desempeña el rol supremo y sus equipos. Para realizar correctamente esa función propia de jefe es necesario que éste disponga de todas las herramientas posibles para fortalecer y crear autoridad entre todos sus trabajadores.
Aunque fundamentalmente el equipo cuando ve a ese líder es cuando este es capaz de reconocer el esfuerzo y el trabajo diario que les ha llevado al conjunto hacia el éxito. En este momento es cuando el jefe pasa de ser un simple arquetipo a convertirse en una parte más del conglomerado y una persona reconocida entre todos, a pesar de conducir bien su estrategia de liderazgo. Cabe introducir el concepto de creencia ligado al grado de certeza, cuanto más válido es aquello que un líder te dice, mucho más fácil es comprender el significado de aquello dicho y mucho más veraz es.
Pero, ¿cómo creer la gente que debe ser un buen jefe? o ¿qué creencias deberíamos tener para fomentar un modelo diferentes de directivos?. Es complicado responder a la primera pregunta, pero lo que es bastante necesario para acabar rompiendo el mito de jefe es que éste posee al menos seis de estas cualidades: coraje, confianza, servicio, facilitación, perseverancia, acogida, visión, competencia, transparencia y empatía. En relación a la segunda pregunta, para poder obtener opiniones y formar un nueva concepción de liderazgo es imprescindible tener un amplio conocimiento del mundo. Ser jefe nunca es fácil, pero ser un mal jefe es bastante sencillo.