Empresario vs directivo: dos formas de liderar diferentes pero complementarias

En un país como España, cuyo tejido empresarial está integrado en un 97% por pymes, es habitual confundir la figura del empresario con la del directivo. Básicamente, porque la mayoría de las veces es el propietario de la compañía quien también asume su dirección. Las excepciones a esta regla son aquellos empresarios que con el paso del tiempo terminan apartándose de las labores ejecutivas (por ejemplo al cumplir una determinada edad, como hizo Amancio Ortega en Inditex), o las grandes corporaciones en las que la propiedad no corresponde a un empresario sino a un grupo de accionistas (la mayoría de empresas del Ibex 35 sirven aquí como ejemplo).

Pero, en teoría, la figura del empresario no suele coincidir con la del directivo, como también suele ser diferente el papel que desempeñan uno y otro. Así, el empresario es la persona que arriesga su patrimonio para poner en pie la empresa, siendo su principal objetivo que ésta perdure en el tiempo. El directivo, por su parte, trabaja para el empresario y asume las labores de gestión de la organización.

Yel equilibrio perfecto, por tanto, se produce cuando ambas figuras, la del directivo y la del empresario, trabajan de manera coordinada en favor de los objetivos de la organización y no de los suyos propios.

María Wandosell: “un verdadero liderazgo supone dirigir con el ejemplo, sobre todo en los momentos duros, y meterse en el barro con el equipo”

Un ejemplo de liderazgo desde la dirección y la propiedad

Maria Wandosell simboliza perfectamente ese equilibrio entre lo que significa ser empresario y ser directivo. Al fin y al cabo, fue la CEO de Motorpress Ibérica hasta 2018, momento en que también se convirtió en propietaria de la sociedad (junto a otros directivos de la compañía), que hasta entonces pertenecía al grupo alemán Bertelsmann. En ambos roles, María ha destacado por practicar un estilo de liderazgo comprometido con el deporte y las mujeres, organizando desde los años 90 los principales eventos de running celebrados en España e impulsando cada año La Carrera de La Mujer.

“Siempre he trabajado enfocada en el mejor resultado de la empresa, no solo siendo la CEO sino también en cualquier rol anterior”, explica. En su opinión, una de las claves para ejercer un verdadero liderazgo es “dirigir con el ejemplo, sobre todo en los momentos duros, y meterse en el barro con el equipo”. Y todo ello, añade, “aplicando siempre transparencia, coherencia y consistencia en las decisiones y en los actos”, pues sin todo lo anterior “la credibilidad se resiente y a partir de ahí todo está perdido”.

María opina que tomar decisiones con la visión de ambas responsabilidades, la del directivo y la del empresario, “puede ser una ventaja en procesos complejos como el de la transformación digital, en los que hay que tomar decisiones valientes, a veces arriesgadas, y tener determinación en la implementación de las mismas”.

Roles distintos

Si hablamos exclusivamente del ejercicio del liderazgo, el empresario suele actuar como líder cuando a nivel interno participa en la gestión de la compañía y a nivel externo es una figura respetada en su sector. Por su parte, el directivo será también un líder si su autoridad no es consecuencia de su posición jerárquica, sino de su capacidad para promover cambios positivos en la organización. Al fin y al cabo, el directivo tiene como misión cumplir los objetivos que le haya fijado el empresario, pero la forma en la que alcance esos objetivos será la que defina si realmente es un líder.

“El CEO tiene un conocimiento en profundidad de la empresa, del equipo, de la competencia y del sector en el que opera. El empresario, desde mi punto de vista, debe aportar una visión más estratégica, ayudando al CEO en el desempeño de sus funciones”, destaca Wandosell. Lo habitual es que ambos roles sean asumidos por personas distintas para evitar conflictos: “Hay que tener en cuenta que los momentos empresariales o profesionales de cada uno de ellos pueden ser muy distintos, así como sus intereses particulares. Gestionar esto, anteponiendo los intereses de la empresa, requiere de un esfuerzo añadido, así como de altas dosis de imparcialidad y por supuesto transparencia”.

Lo importante es liderar

Garantizar la mayor efectividad de la organización, generar un buen clima laboral, preocuparse por la satisfacción de los equipos o implantar elevados estándares de calidad son aspectos que diferencian a un verdadero líder de quien no lo es. Y esto es aplicable tanto a la figura del directivo como a la del empresario. Al fin y al cabo, el liderazgo significa conseguir que la gente te siga de forma voluntaria, no impuesta, gracias a tu capacidad para aportar ideas y promover acciones, así como para escuchar e integrar las de los miembros de tu equipo.

Wandosell lo resume del siguiente modo: “Mi mayor satisfacción, tanto personal como profesional, es poder seguir trabajando y aportando todo lo mejor de mí para el mejor resultado del trabajo de un equipo. Estar dispuesta y disponible a las necesidades del equipo y de la empresa. Y por supuesto, tener la posibilidad de crear nuevos proyectos, nuevos modelos de negocio y nuevas alternativas de futuro”.

“Mi mayor satisfacción, tanto personal como profesional, es poder seguir trabajando y aportando todo lo mejor de mí para el mejor resultado del trabajo de un equipo”