Propongo una metáfora para explicar la diferencia entre una empresa familiar, término que se ha venido utilizando desde hace décadas, y una familia empresaria, término que ha tomado auge en los últimos años. Lo haré con el puzle y el tangram. El puzle es un juego sobradamente conocido mientras que el tangram es un antiguo juego chino formado por 7 piezas, entre las que hay 5 triángulos de distintos tamaños, 1 cuadrado y 1 romboide, con el que se puede crear una infinidad de figuras distintas. ¿Cuál es la metáfora?
Definiendo la empresa familiar…
El fundador/a de una empresa inicia una actividad empresarial y con el paso del tiempo, si perdura, la propiedad pasará a sus descendientes en forma de legado: la empresa familiar. El negocio sigue desarrollándose en la actividad que dio origen a la empresa: textiles, transportes, bebidas o productos industriales, lo que sea. Siguiendo la metáfora, la empresa mantiene la forma rectangular. Por otro lado, los descendientes, como piezas del puzle, pueden encajar o no encajar y, llegado el momento de la transición generacional, el sucesor se incorpora para ejercer el rol que antes realizaba el fundador/a con el estilo, por supuesto, de los nuevos tiempos.
La realidad es que la empresa familiar reúne a descendientes con perfiles muy distintos. Descendientes apasionados con el negocio familiar. Descendientes en un papel secundario. Descendientes cualificados que ven la empresa como el “el sueño de mi padre o de mi madre” pero no el suyo. Descendientes cuyo deseo de implicarse se confunde con entrar a gestionar, un camino no exento de ser fuente de problemas y agravios comparativos. Descendientes que acaban resignándose o renunciando a su vocación.
La variedad de perfiles e intereses nos invita a hacer un trabajo de alineación de socios a fin de consensuar “un nuevo sueño compartido”: algo que puedan identificar como propio porque, para que la empresa siga prosperando con fuerza, las siguientes generaciones necesitan sentirse cocreadoras y con orgullo de pertenencia.
Como empresa eres… ¿Puzle o Tangram?
¿Cómo lo hacemos? La respuesta es abrirse a nuevas posibilidades para aprovechar la diversidad y el talento, nos acercamos al espíritu del tangram.
Diversidad porque se reconocen diferentes, quizá los triángulos se entiendan mejor entre ellos, el cuadrado piensa de otra manera y el romboide es disruptivo. Todos son importantes para cocrear lo que quieren ser… una casa, un pato, un cohete (o mantenerse como rectángulo, por decisión propia).
Se han convertido en familia empresaria, una familia proactiva que transforma su figura para fortalecerse en un entorno que cambia.
Si la forma rectangular no los contiene ni los limita ¿qué puede unirles para cocrear el futuro? Los valores y la visión compartida, el “pegamento” como les gusta decir a algunos. Sin este marco intangible la diversidad sería desorden y el talento sería individualismo, de ahí la necesidad de trabajar en la alineación de socios.
Desde luego, la metáfora del puzle y el tangram también sirve para las empresas no familiares y para los equipos directivos. Puede ser usada por el CEO para impulsar una reflexión sobre el pensamiento fuera de la caja y la gestión del talento ¿le pedimos a nuestros empleados que sean una pieza en un rectángulo (haz bien lo que tienes que hacer en tu posición) o les invitamos a innovar e imaginar nuevas ideas?
El objetivo de la metáfora no puede ser otro que la prosperidad y el bienestar.
María Lladró | Especialista en familias empresarias y consejos de administración. Consultora Asociada a TransformAction Europe.
María es economista, mediadora, conferenciante, formadora. Especialista en empresa familiar y consejos de administración. Forma parte de la Red Global de Consultores BVC para el desarrollo de equipos y organizaciones de alto rendimiento.
Miembro de la familia fundadora de la empresa LLADRÓ, de la que fue Consejera durante 24 años. Destacan, entre otras, sus funciones en la Dirección de Creatividad, la Escuela de Arte y la Vicepresidencia Ejecutiva del Grupo.
Gran conocedora del capitalismo humanista y de las empresas conscientes. Autora de “Valuismo. Reinventando la economía global”.