Fernando es un hombre duro, curtido en mil batallas, ha vivido muchas crisis en el trabajo, y cuando ve venir la del coronavirus, llama a sus directores generales a un vídeo comité y les pone las pilas para que nadie deje caer la guardia, no escucha a nadie, tan solo quiere inspirar fortaleza. Dice que es muy importante seguir comprometidos con el trabajo, que todo el mundo fiche, y siga tele reportando. De esto hay que salir reforzados.
El tono es duro, no deja momento para el decaimiento, quiere insuflarles fuerza, como él, que no le tiembla el pulso. “Sin fisuras”, dice, “esto es el modelo que necesita mi gente”.
De su comité de dirección, Estefanía mira a Fernando con admiración, le ha demostrado en varias ocasiones su capacidad de resistir ante la tormenta, y le sigue a pies juntillas, saltará al acantilado que le señale, pensando que, aunque ella no vea dónde aterrizar, él sí que debe saber lo que hace. Toño está tan impactado que no puede ni hablar. Lolo es un guasón y lo que hace es ponerle humor a la crisis. Juan, director de ventas, se muestra enfadado con Fernando por temas de seguridad, (hay un choque de tigres, que viene de lejos). De fondo, Laura, Sonia y Marcos, parece que no sienten ni padecen, escuchan y no le llevan la contraria. ¿qué pensarán?
El liderazgo a prueba de virus
La crisis sigue, y Fernando va escuchando como se va cayendo todo, ante lo que se pone iracundo. Si antes tenía un estilo autoritario, ahora parece un tirano. No se da cuenta de que por mucho que alce la voz y amenace con despidos, la gente no es capaz de reaccionar mejor. ¿manda él? No. Manda su ira desbocada, la verdadera tirana, como una fiera que lo suplanta, una fiera a la que la gente tiene miedo al principio, y luego simplemente pasan.
El proceso emocional cuando la crisis amenaza con acabar con tu supervivencia física o económica tiene el mismo correlato en el cuerpo: el secuestro del a amígdala, generando una preparación fisiológica para reaccionar con superpoderes como reflejos que en situación de relajación no se tienen. En su registro más antiguo corresponde a trepar a un árbol si viene un tigre. Algo que normalmente no podríamos, pero bajo esa amenaza sí.
Esto es sabido por muchos directivos autoritarios, que ejercen en tiempos de bonanza su poder desde el miedo que infunden, disparando dosis razonables que hacen que la gente se cuadre y ponga la atención donde les han dicho que hagan.
Sin embargo, llega la bomba del virus como un tsunami que, aunque anunciado, no deja de atrapar a todos bajo el agua. El subidón de adrenalina ayuda un poco al principio, como activación para subir el rendimiento de análisis necesarios, pero hace falta calmar el miedo para ver de manera más serena, analizar con cabeza, y dar los pasos mínimos necesarios. En todo ese escenario, los gritos y amenazas llegan a personas con un nivel de saturación tan alto, que no les suponen un cambio, una motivación ni un correctivo. Pronto le harán burla a Fernando por debajo de la mesa, ahí donde el vídeo no llega. Les ha ido perdiendo como líder.
Hoy Fernando decide que hay que recortar personal para aguantar el tipo, y despide “a los más flojos”, a los que antes han demostrado emociones como miedo, tristeza, desesperación. Hace falta recortar, y se va a quedar con los más “resilientes”, como escuchó a aquel ponente. ¿qué criterio utilizará este hombre para decidir quién?
Fernando cree que nadie entiende como él lo que hay que hacer y para imponer su criterio, se queda con Estefanía y los tres últimos, que no parecen ir a discutirle nada, aunque tampoco los conozca muy bien.
En un último tour de force, Fernando bajo un pavor inconsciente ordena cerrar las fábricas en Asia y liquidar el stock de productos. No hay producción, no hay venta, no hay almacén. Congelación total. Su competidor, sin embargo, sostiene la crisis, con pérdidas históricas. Pero cuando llega el deshielo, puede producir y vender un producto que la gente, en medio de la alegría, va a demandar como rosquillas por celebrar la vida después de tanta muerte.
Lecciones que nos ofrece el liderazgo sereno
Repasemos errores fundamentales que ha cometido Fernando por falta de inteligencia emocional, por falta de auto control de su emoción e incapacidad de mantener la calma y serenidad que estos tiempos demandan de un verdadero líder.
1- En el primer comité, debe escuchar antes de hablar, incluso no hablar, esperando el momento justo, como el golfista que espera el momento donde el viento es favorable para la lanzar su golpe más lejano.
2- Hace tiempo que debería haberse entrenado con el coach aquel en gestión emocional, ahora ya es tarde, lo mejor sería traer un buen gestor de crisis, que quizás es Juan, quien le desafía por justa ira, por cordura, no por falta de respeto a la autoridad, lo único que se ve dañado en esa escena es el ego de Fernando. Si no es momento de cambio, sí de alianza con Juan, para sostener entre ambos algo que le viene grande.
3- No debería aspirar a tener clones suyos en su consejo, para eso ya está él, debería potenciar el pensamiento diverso, incluso la sabiduría emocional diversa, como es el ejemplo de Toño, quien apoyado puede ser un excelente analista, alguien que alce la mirada alto, para tomar perspectiva y ayudarle en la digestión del Big Data. Bloquearse no es una debilidad, si lo inteligente es parar y dejar de moverse en todas las direcciones.
4- Cuando recorta personal, por necesidad, debería quedarse con una capacidad variada de pensar y sostener la crisis ad hoc, no de una cuadrilla que le haga de palmeros. En momentos de gestión del miedo, tener un personaje como Lolo el guasón puede ser la salvación de los temerosos, que al menos por unos momentos pueden reducir la tensión del miedo en el ambiente, y enseñar a llevarla con más ligereza.
5- ¿Cerrar o suspender actividades? Nunca se sabe, pero permanecer aletargados es una opción que consensuar con accionistas y en general trabajadores, colaboradores, clientes y proveedores, (incluso todo tipo de acreedores), en base a un clima de confianza y apuesta por la compañía. Si se ha sabido hacer en el pasado y reforzado en el crítico presente, generará una oportunidad de supervivencia reforzada, como la de su competidor. ¿Qué significa esto en lo concreto? Es tiempo de acuerdos fuera de lo normal. Se puede intentar apuntalar la supervivencia de la compañía en base a que los empleados puedan sostener una suspensión de actividad, que los proveedores esperen para ser pagados sin ir a concurso de acreedores, etc. Es tiempo de crisis, todo el mundo tiene hambre, pero mucha gente preferirá un sueldo mañana a una compensación parca hoy, por ejemplo.
¿Cómo se puede ejercer un liderazgo sereno en semejante turbulencia?
Conócete a ti mismo, reconoce tu emoción (e-moción), que es energía en movimiento, e intégrala con su sabio mensaje cada vez que te hable de tristeza, miedo, ira…
Usa su información y cabalga la emoción, por encima, llevando las riendas, poniéndola a tu servicio, sin ser víctima de ella ni generar un daño al resto por ella
Para cabalgarlo necesitas:
- Atención Plena, Mindfulness, estar presente en lo que haces, sin que tu mente vague en todas direcciones.
- Aprende a meditar y luego cultiva esa actitud en todas tus acciones.
- Entrenar la inteligencia emocional te permitirá, además, relacionarte mejor con las emociones de los demás, liderar lo que les pasa hacia sitios más fructíferos, e incluso, entender lo que va a pasar en el panorama mundial, no en base a la realidad, sino a cómo sabes que la gente a va a reaccionar emocionalmente.
Jorge Urrea | Gestor de crisis personales, profesionales y Liderazgo Consciente, escritor, conferenciante, y colaborador en TVE.