2022: el año del propósito y compromiso

Existen una serie de características que definen a la empresa del futuro: horizontal, permeable al entorno, centrada en las personas, digitalizada, innovadora pero sobre todo abierta y revisable. Lo que significa, en última instancia, tener capacidad de adaptación. Sin embargo, más allá de todo esto, el propósito es lo que determina el verdadero sentido de
cualquier compañía. Se trata de tener esa voluntad firme de hacer algo y que va de la mano con el compromiso para llevarlo a cabo.

Por Alejandro Giménez, CEO de Korporate y Executive chairman en Prometeus Global Solutions.

Para muchos es un concepto ligado a la Responsabilidad Social Corporativa, pero definitivamente en una época tan disruptiva a todos los niveles como la actual, va mucho más allá. Es lo que da sentido a la actividad de cualquier organización siendo clave para algo tan frágil y tan importante en la salud de las empresas como la confianza y la reputación.

Es, en definitiva, lo que nos hace alinearnos finalmente como consumidores con una marca o todo lo contrario. Lo que da autenticidad y coherencia a un proyecto y le hace seductor.

El viaje al compromiso

Muchos estudios muestran que no solo la resiliencia ahora es un valor seguro para el crecimiento empresarial, sino que aquellas compañías que son capaces de conectar con las inquietudes y preocupaciones de las personas son las que obtienen crecimientos positivos, pudiendo fidelizar a los clientes y mejorar la retención de talento.

El propósito, a diferencia de la misión y visión, es lo que define en buena parte la manera de comportarse una empresa en su entorno, marca su interior, y lo que sustenta el “por qué” se hacen las cosas. Y el compromiso es la proyección hacia el exterior de ese propósito.

Activismo empresarial real

En estos dos últimos años convulsos para nuestra economía, muchos hemos repensado sobre esos conceptos que marcan sin duda la coherencia de un proyecto y lo que hace conectar cualquier empresa en definitiva con la sociedad.

Ahora que algunas voces apuntan a una crisis de valores tenemos la responsabilidad de ser claramente proactivos y pensar qué podemos aportar cada uno desde nuestro ámbito para mejorar lo que nos rodea. No quedarnos solo en palabras, sino dar un paso adelante. Y bajo ese compromiso, entender que cualquier actividad no se puede separar de la vida y de todo aquello que nos la hace más fácil y mejor, es básico.

En un entorno tan claramente digital como el actual la búsqueda de bienestar no solo señala al ámbito de la eficiencia y mejora de la productividad, sino también apunta a la educación, sostenibilidad, capacitación, salud, cultura, solidaridad…

Las tres preguntas que toda empresa debe hacerse

El Manfiesto Davos 2020, que recoge los principios éticos que deben seguir las compañías en la era de la Revolución Industrial, ya apuntaba que estamos viviendo un cambio evolutivo que señala a los esfuerzos a una causa común y compartida, reorientando las actividades a apostar por el bienestar de las personas con un claro objetivo, intentar dejar huella y accionar para tener una sociedad mejor.

Alejandro_GimenezEl liderazgo ahora debe ser auténtico, humanista, pero sobre todo que ponga el propósito en el centro de sus decisiones y reflexiones centrado en tener un compromiso y sensibilidad con el entorno.

Las empresas en este cambio de paradigma debemos preguntarnos tres cuestiones básicas: quiénes somos, cómo operamos y cómo crecemos. Esto apunta a los valores, la cultura y el propósito, pero también a la agilidad, el diseño de estructuras más horizontales, flexibles, a la inversión necesaria en tecnología y a la creación de un sistema de alianzas y al impulso del aprendizaje constante. Esa es la hoja de ruta por la que debemos transitar los próximos 12 meses para afrontar el futuro con acierto y generar confianza y legitimidad a largo plazo.

Alejandro Giménez | CEO de Korporate y Executive chairman en Prometeus Global Solutions.