¿Cómo inspirar el talento y la creatividad en la era de la automatización? Ésta fue la cuestión a tratar durante el último Desayuno Canal CEO, celebrado en el Aula Magna de la Universidad La Salle URL Barcelona el pasado 27 de septiembre. La jornada, impulsada por Nacex, contó con las interesantes reflexiones de Nathalie Detry, experimentada consultora, especialista en neurociencia y autora, entre otras obras, del exitoso libro ‘Alas de mariposa: Las claves de la transformación personal y profesional’.
Transformación es igual al cambio más el sentido, es decir, difícilmente vamos a poder transformar(nos) si no le encontramos sentido al cambio”.
La fórmula de la transformación
“Pensar en el futuro nos permite visualizarlo y construirlo, pero destinar solo el 6% de nuestro tiempo al momento presente mina nuestra capacidad creativa y talento. Nos estamos perdiendo muchas cosas”. Y entre todas esas cosas, los directivos y las corporaciones pueden perder la perspectiva en la dicotomía actual existente en el ámbito laboral: algoritmos y personas.
Con esta reflexión, arrancaba el encuentro la consultora de raíces belgas, Nathalie Detry. Y es que, para esta experta en transformación, “la tecnología es imparable y llegará un momento en que será una commodity, un bien primario. Pero la diferenciación vendrá siempre de la mano de las personas. El Big Data lo harán las máquinas, pero nosotros tendremos que hacer el Small Data y la síntesis. Y eso, son capacidades y competencias que tenemos que entrenar y son propias de las personas”.
Pero, para que las personas desarrollen en plenitud su creatividad y potencial, es necesaria una transformación en el seno de las empresas que erradique la alarmante estadística que asegura que 7 de cada 10 personas no son felices en su trabajo. Acabar con esta dinámica es uno de los ejes del pensamiento de Detry, que parece haber dado con su propia fórmula: Transformación es igual al cambio más el sentido, es decir, difícilmente vamos a poder transformar(nos) si no le encontramos sentido al cambio”.
Recuperar la tribu
Como ferviente defensora de introducir los valores de la tribu en cualquier tipo de relación social, incluidas las que se producen en las organizaciones empresariales, Nathalie entiende tribu como “ese grupo de personas que comparten una cultura, unos valores, unos objetivos y un modo de actuar”.
En su opinión, recuperar el concepto de tribu ayudaría a que la gente se sienta más feliz en sus trabajos al dotarles de un sentido necesario para para propiciar la transformación que apuntábamos. Y para guiar a esa tribu hacen falta líderes, “pero que ejerzan un liderazgo compartido e itinerante”. En concreto, Nathalie considera que los coordinadores de equipos humanos “deben bajar al ruedo, moverse, salir del despacho, preguntar y observar. Si no lo hacen, añade, “se estarán perdiendo muchas cosas, tanto con sus clientes externos como con los internos”.
Esta cercanía a la hora de ejercer el liderazgo destierra aquellos estereotipos basados en el ordeno y mando. Ahora es responsabilidad del líder “conseguir que tengamos ganas de salir de nuestra zona de confort inspirando. Debe haber una conexión emocional para colaborar”. Un equilibrio entre la máxima exigencia y la máxima cercanía, e incluso amor, que el CEO debe cultivar para darle sentido a la actividad de su equipo.
Hacia un liderazgo transformador
En este punto, Nathalie reitera la importancia de comenzar por una mirada a nuestro interior. Porque la clave, añade, “es liderar con el ejemplo”.
El liderazgo transformador va de cómo gestiono la relación conmigo mismo, con el autocontrol, la gestión del estrés, la creatividad, la responsabilidad, la automotivación y la inspiración para sacar de nosotros mismos lo mejor
Para Nathalie, la inteligencia emocional es consustancial a un liderazgo transformador: “Es fundamental, tanto en la educación de nuestros hijos como en la gestión de equipos, en el desarrollo del talento o en el liderazgo”. De hecho, añade, la inteligencia emocional está presente en las cinco características del líder transformador, que son “el pensamiento sistémico, la autenticidad, la inspiración, la innovación y la capacidad de contribuir al desarrollo de las personas”.
Felicidad en la empresa
Para afrontar cambios tan profundos como los citados, nada mejor (ni más efectivo) que hacerlo con felicidad. Por eso, Nathalie aboga por hacer que las empresas sean más humanas: “Los líderes empresariales deben trabajar por la calidad de sus relaciones interpersonales, porque eso nos permitirá estar más sanos y ser más felices”.
Y aquí, de nuevo, Nathalie se apoya en un pensamiento totalmente disruptivo: introducir el amor en las compañías. “El amor es fundamental, es una energía clave. Por eso, no debemos desistir, y si no podemos cambiar una empresa de un día para otro, empecemos por hacer pequeñas tribus”. Es cierto que la cultura de algunas compañías es antagónica con las ideas de felicidad y amor, “pero estamos en un momento de tanta complejidad que creo que el amor va a ser un tema central y tanto el CEO como los mandos directivos van a ser los primeros que tendrán que querer a sus equipos”.