El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, conocido por su compleja filosofía dialéctica, ha dejado una huella significativa en diversas disciplinas, incluida la teoría de gestión empresarial. Aunque Hegel no escribió directamente sobre gestión empresarial, sus ideas filosóficas han sido interpretadas y aplicadas en este campo, ofreciendo una perspectiva única sobre la dinámica organizacional y la toma de decisiones.
En 2020 se celebraron los 250 años del nacimiento de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 1770 – Berlín, 1831). Una efeméride empañada por la crisis sanitaria que, sin embargo, reactivó el interés por la figura y obra del filósofo alemán, precursor del idealismo absoluto y de enorme influencia en el pensamiento occidental moderno (político y social), tal y como demuestran dos de los últimos títulos publicados en torno a sus reflexiones: Actualidad del pensamiento de Hegel (Herder Editorial, 2022) y Hegel’s World Revolutions(Princeton University Press, 2023), donde se reivindica su importancia para la sociedad contemporánea y el estado constitucional.
La dialéctica hegeliana, que se basa en el proceso de tesis, antítesis y síntesis, puede ser aplicada en la gestión empresarial para abordar conflictos y promover el desarrollo organizacional. Este enfoque sugiere que los conflictos (antítesis) no deben ser evitados, sino vistos como oportunidades para el progreso y la innovación (síntesis). En la práctica, esto significa que los líderes empresariales pueden utilizar la dialéctica para resolver problemas internos y mejorar continuamente sus procesos y estrategias
Organizaciones, personas y sociedad
“Todo lo real es racional, y todo lo racional es real”. Esta frase es inherente al nombre de Hegel, aquel que muchos descubrimos en un libro de texto durante la adolescencia, y que dibujó un nuevo bosquejo del papel del ser humano en el devenir de la historia.
De hecho, con la IA y su desarrollo de rabiosa actualidad, cabe preguntarse (muchos pensadores ya lo han hecho) qué impacto tiene esta sobre la configuración de nuestro lenguaje y, por ello, de nuestro pensamiento. Y cómo este último, junto al individualismo imperante, reconfiguran la noción de sociedad civil.
Precursor del propósito
No son pocos los filósofos que han rescatado a Hegel, en los últimos años, en busca de claves para pensar en el marco social que estamos redibujando. Y deberían ser muchos los líderes (también los empresariales) que hicieran lo propio ante los desafíos más acuciantes de la presente década y que reclaman como soluciones, por ejemplo, huir del individualismo para repensar la idea de equipo, adoptar una cultura de empresa alineada con el bien común o la sororidad como clave del empoderamiento y la diversidad.
Según Hegel, el Geist (espíritu) es una fuerza colectiva que impulsa el desarrollo y la evolución. En una empresa, una cultura organizacional fuerte y cohesiva puede ser vista como el Geist que guía a la organización hacia sus objetivos. Además, Hegel enfatizó la importancia de ver la realidad como un todo interconectado. En la gestión empresarial, esto se traduce en la necesidad de adoptar una visión holística de la organización donde los líderes deben considerar cómo las diferentes partes de la empresa interactúan y afectan al todo. Es decir, identificar sinergias y optimizar la eficiencia operativa
El reto no es pequeño, los textos de Hegel se antojan intrincados, una peculiaridad que le ha valido un sinfín de críticas a lo largo de la historia. Pero quizás alguna de las últimas revisiones de su pensamiento arrojen un haz de luz más accesible.
Juan Antonio Rodríguez Tous, filósofo sevillano y autor de traducciones, artículos y monografías sobre Hegel y el Idealismo alemán, escribía en Hegel para legos, obra publicada en 2022 por Ediciones Athenaica: “El fanático odia la libertad o, más bien, las libertades. En el pasado, este odio podía expresarse sin disimulo alguno. Hoy, en cambio, se esconde bajo la máscara de la libertad. Las sociedades contemporáneas, a trancas y barrancas, han cumplido la profecía de Hegel: el mundo moderno será libre o no será moderno. Así, hoy es preciso presentar cualquier ataque a las libertades como una liberación. Como escribió Hegel, la virtud es la perfecta máscara para la hipocresía”.
