Diego Posada | 11 de enero de 2016
l psicólogo Adam Grant, después de una error en una inversión, decidió estudiar qué hacían las personas que tienen éxito gracias a ideas más originales. Se propuso ver cómo trabajaban, si tenían método, si procastinar era positivo o qué tipo de dudas tenían.
Grant comprobó que muchos de los factores que le hicieron desconfiar a la hora de realizar aquella inversión en una compañía joven son los que determinaron el éxito de la misma. Se trataba de aspectos que mostraban lo poco certero del proyecto y también que, por eso mismo, podría ser algo realmente grande.