Por Noemí Boza | Empecé a colaborar con Cristina Vicedo hace casi 15 años. Ella dirigía entonces Futurebrand, del grupo McCANN, y en Más Cuota desarrollábamos en aquel momento el proyecto Territorio y Marketing. Nos gustaba contar con ella como ponente por su amplia experiencia en la creación de marcas ciudad.
Era una experta en explicar la magia del proceso de creación de marcas; lo hacía con esa mezcla tan difícil de lograr: contar propósito y sentido práctico al mismo tiempo. Me gustaba escucharla hablar de su experiencia en creatividad, tanto en marcas de la administración pública como de la empresa privada. Escuchándola, siempre aprendías de algunas de esas grandes cuentas que habían pasado por sus manos y las de sus equipos.
Le gustaba tanto aquel proyecto que nos apoyó patrocinando alguno de los eventos que organizábamos. Cada año era más fácil renovar la campaña de patrocinio con ella: nos íbamos a tomar un café o a comer a algún restaurante cercano al Retiro, nos pasábamos la comida charlando de la vida y, cuando nos despedíamos, cerrábamos el acuerdo de patrocinio. Sin darme cuenta, se había convertido en una clienta amiga.
La creatividad estaba en todo…
Cuando en Más Cuota empezamos a trabajar en lo que hoy es Más Mujeres CEO, que durante más de una década tuvo la denominación de Tiempo de Mujeres, ella fue una de las primeras mujeres a las que llamé para que formara parte del panel de ponentes. Siempre me decía que sí a mis propuestas, así que su generosidad permitió que muchas mujeres que asistían a aquellos eventos de liderazgo femenino por todas las ciudades de España pudieran aprovechar su conocimiento y experiencia en creatividad.
Por aquel entonces no se hablaba como ahora del concepto de marca personal, pero al escucharla entendías que la creatividad estaba en todo: en tu pequeño negocio, en tu forma de trabajar, en ti misma… Como yo siempre había deseado trabajar en publicidad y ella dirigía entonces una reconocida agencia, sabía que yo admiraba mucho su trayectoria. Sin embargo, siempre sentí que era ella la que admiraba mi espíritu emprendedor.
Cuando salió de McCANN, recuerdo que me llamó para conversar sobre su nueva etapa como emprendedora. Estaba contenta por su atrevimiento, pero también insegura, porque por primera vez se enfrentaba al reto de crear una marca que iba a ser la suya propia: su estudio, su propio proyecto, su nuevo camino…
… La última vez que la vi brillar
Unos años después llegó el put_ bicho y durante un tiempo la dejé tranquila, sin mis habituales peticiones, porque sabía que ella que se apuntaba a un bombardeo. Iba a sufrir si tenía que decirme que no a participar en nuestros eventos.
La última vez que coincidimos fue en un acto organizado por Ilunion Hotels, al que me invitó su directora de marketing, Teresa Zamora. Hoy celebro haber asistido. Gracias, Teresa, porque allí, sin saberlo, me despedí de ella.
De nuevo volví a verla brillar sobre el escenario. Aquellos rizos castaños suyos se habían convertido en un estiloso cabello corto gris ceniza. Solo aprecié ese cambio, causa de la enfermedad: mantenía la misma dulzura y la sonrisa de siempre. Allí, en primera fila, la escuché de nuevo con atención.
Era difícil no aprender algo con los ejemplos y presentaciones de Cristina Vicedo, porque ella era la marca, una señora marca. Y, como ocurre con un buen branding, su recuerdo es imborrable.
Serás siempre una de mis mujeres preferidas. Lo único bueno de escribir esto es que te lo dije muchas veces en vida.
Hasta siempre, amiga.
