El liderazgo según un estoico

por | Ene 22, 2024

El estoicismo se ha convertido en la disciplina tendencia de los últimos años. Los predicamentos filosóficos de esta clásica escuela, que defendieron personalidades de la época como Marco Aurelio o Séneca, recuperan relevancia.

Y lo hacen, como ocurrió entonces, en una época convulsa para la que muchos piden templanza, mesura, cuando no austeridad, y autocontrol. Un carro al que se han subido CEO, influencers, emprendedores, pensadores y coaches de todo el mundo. Y que ha dado pie a una prolífica cartera de contenidos digitales e impresos al respecto. 

De hecho, basta escribir las palabras estoicismo o estoico en la plataforma de venta de cualquier librería virtual para comprobarlo. La cantidad de títulos al respecto es apabullante. También los que hablan de estoicismo y liderazgo.

¿Por qué deberíamos prestar tanta atención a lo que piensa la mayoría? Sócrates

Las cualidades de un buen líder estoico

El estoicismo surgió en el siglo III antes de Cristo en Atenas, Grecia, de la mano de Zenón de Citio. Pero lo cierto es que dicha doctrina alcanzó su máxima popularidad con la escuela romana. Los expertos señalan que por el consuelo que encontraban en él quienes eran incapaces de alcanzar el éxito. 

Sin embargo, el estoicismo de hoy en día, ese que hemos adoptado (y adaptado) en los últimos años, se ha convertido en una corriente que cultivan especialmente los líderes. Y más concretamente los tecnológicos. 

Pero ¿qué tipo de liderazgo preconiza esta escuela de pensamiento?

¿Tienen realmente cabida en el mundo actual? Existen opiniones muy dispares al respecto.

  • El estoicismo clásico aboga por la serenidad y el sentido de la responsabilidad. También propugna la justicia social (al menos lo que se entendía entonces por justicia social), el cultivo de la mente y el autoanálisis.
  • El líder estoico huye de la impulsividad, no se deja llevar por las emociones, que mantiene a raya de manera estricta, y basa su conducta en la racionalidad. 
  • También es resiliente y acepta la realidad tal y como es, sin dejarse arrastrar por el pasado ni verse condicionado por las perspectivas de futuro. Es decir, el líder estoico piensa en el día a día y centra sus esfuerzos tan solo en aquello que, cree, está en su mano cambiar.

Hasta aquí, un líder moderno, alguien que desea encarnar los valores del nuevo CEO, podría sentirse identificado. 

El hombre conquista el mundo al conquistarse a sí mismo, Zenón de Citio

Sin embargo, algunos de los líderes del momento que se autodefinen como estoicos no parecen encarnar estos valores o rasgos distintivos. Quizás sí en lo que respecta a la cultura del esfuerzo, la perseverancia, la capacidad de resiliencia y la mesura. Pero ¿qué hay de lo demás?

El liderazgo según un estoico

El estoicismo moderno

Autocontrol, compasión, cierto conformismo con la realidad que les ha tocado vivir… Estos preceptos no parecen ser definitorios de algunos CEO famosos que se proclaman estoicos. O quizás es que asistimos a un estoicismo moderno, una revisión del término que se acomoda a las nuevas élites. Aquellas que no se caracterizan especialmente por la mesura o  la resignación. Los ejemplos son muchos y abundan en Silicon Valley. En clave nacional, contamos con el libro Invicto de Marcos Vázquez como mayor exponente.

De hecho, hay quien señala este nuevo estoicismo como desmerecedor de quienes lo impulsaron. De aquellos grandes hombres de los que ahora solo interesa el poder y control que ejercieron sobre todo un imperio.

El consejo al respecto es que se huya del consumo de las recetas fáciles hacia la conquista del liderazgo efectivo y de la felicidad. De ese estoicismo basado en frases grandilocuentes e inconexas de autoayuda. Acudir a los clásicos siempre resultará más placentero y didáctico. Nos mostrará no solo los claros, sino también grandes las sombras que se deben atravesar para sentirse un verdadero estoico.

Elena Carrascosa Vela
Elena Carrascosa Vela

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