Aprendizaje y divagación: cómo el FOMO te hace peor líder

por | Ago 17, 2025

El acrónimo de Fear Of Missing Out, es decir FOMO, ha pasado de ser un auténtico desconocido a un concepto clave en nuestras conversaciones. 

La razón estriba en que se ha convertido en un auténtico fenómeno social al auspicio de las redes sociales, de esa necesidad constante de estar conectado con nuestros semejantes y de gritar al mundo que uno también puede y sabe disfrutar de experiencias gratificantes y de, por supuesto, no perderse ni una. Como si el número de vivencias marcaran el estatus de cualquier persona en la escala social online.

Así pues, el FOMO describe ese miedo a perderse algo, esa necesidad constante de participar, de estar en el candelero, conectado y actualizado sobre todo y todos.

Pero, ¿qué ocurre con esta especie de síndrome? Que puede llegar a resultar incapacitante para los y las profesionales y, por supuesto, frustrante

Causas y consecuencias del FOMO, y cómo atajarlas de manera efectiva

Para la escritora y psiquiatra Marian Rojas Estapé, quien a estas alturas en realidad no necesita presentación, el FOMO es a todas luces contraproducente, nos aleja de la necesidad de reflexión, de tomar descansos para pensar, para escuchar la voz interior y para desarrollar la atención plena y la capacidad creativa, de innovar, o esa actitud crítica tan necesaria para tomar decisiones estratégicas. 

Esta defensora del “aburrimiento” como una de las claves para estimular nuestros cerebro de manera adecuada y, además, protegerlo, ve en el FOMO una forma perversa de vivir la gratificación inmediata, no para buscar el bienestar o la autorrealización, sino para sortear situaciones que no se afrontan de manera coherente y efectiva, como problemas familiares en situaciones personales o de incapacidad para llegar a los objetivos corporativos en el entorno laboral.

De hecho, el síndrome FOMO es ya, para muchas personas expertas en salud mental, un factor determinante en los trastornos psicológicos, especialmente entre los más jóvenes, auspiciado por el constante uso de las pantallas, tal y como evidencias varios estudios recientes*. También por lo que denominamos como sociedad de la productividad o del cansancio.

Es más, la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) estima, según varios medios, que el 69% de los españoles de entre 18 y 34 años ha experimentado FOMO, es decir, miedo a perderse una experiencia interesante. No es el único colectivo afectado, el 83 % de los inversores en España parece haber sufrido FOMO financiero, es decir, el miedo a perder oportunidades financieras, no exento de riesgos por decisiones precipitadas. Y es que, el FOMO recala en ese miedo a ser excluido.

¿Cuáles son las consecuencias para un directivo?

Tanto es así que muchos y muchas CEO acaban atrapados en esta tela de araña. Ejemplo de ello es el actual reemplazo de directores ejecutivos por parte de juntas que desean mejores resultados y en menos tiempo, lo que empuja a los líderes de las empresas a una hiperactividad constante y a tomar decisiones precipitadas por no perder lo que puede parecer una buena oportunidad de negocio (o no). Un estado de alerta constante, este último, que pone en jaque la salud mental de los directivos y su capacidad de liderazgo.

Es decir, parece que los CEO, especialmente los perfiles más jóvenes, no cuentan con el tiempo suficiente para desarrollar su estrategia de forma sólida y efectiva, pues las juntas de accionariado apenas les dejan margen de maniobra, tampoco de manera saludable para ellos mismos.

Estas últimas, a su vez, también adolecen de FOMO: el miedo a no poder aprovechar el punto de inflexión que representa esta década, formando así parte de un círculo vicioso. No en vano, en los últimos meses se ha contabilizado un número de reemplazo de CEO muy elevado a nivel internacional, en comparación con épocas pasadas. “More CEOs are getting fired. Blame FOMO boards” reza el título de un artículo escrito por Beth Kowitt para Bloomberg el pasado mes de mayo.

Para la divulgadora Rojas Estapé, recuperar el equilibrio mental pasa por el descanso y la divagación, porque la constante actividad y productividad no traen otra cosa que estrés y ansiedad. Y en estos últimos, vamos servidos.

Cómo recuperar espacio para la divagación

En este contexto, una de las herramientas más valiosas al alcance del CEO es recuperar espacios para la divagación consciente y la reflexión profunda. Neurocientíficos como Mary Helen Immordino-Yang o Jonathan Schooler han demostrado que el llamado modo por defecto del cerebro —aquel que se activa cuando dejamos de concentrarnos en tareas concretas— es clave para la consolidación de aprendizajes, la creatividad estratégica y el pensamiento complejo. En otras palabras, permitir que la mente divague, lejos de ser una pérdida de tiempo, es una inversión cognitiva imprescindible para líderes que necesitan conectar ideas, anticipar escenarios y tomar decisiones de alto impacto. Reservar bloques sin estímulos, sin reuniones, sin pantalla y sin urgencia es hoy un acto radical… y profundamente necesario.

Junto a esto, los expertos en liderazgo recomiendan aplicar microtécnicas de aprendizaje estratégico para combatir el FOMO desde la claridad, no desde la acumulación de estímulos.

Una de las más efectivas es el sistema de lectura selectiva, que consiste en elegir con criterio pocas fuentes clave y dedicar tiempo de calidad a entender, analizar y aplicar el conocimiento, en lugar de consumir compulsivamente información. Otra práctica útil es el journaling ejecutivo, una herramienta que usan líderes como Satya Nadella (Microsoft) o Jeff Weiner (LinkedIn) para clarificar decisiones, revisar aprendizajes y reconectar con el propósito. Y algo que nunca falla es pasear para estimular el pensamiento.

Porque solo cuando un CEO aprende a proteger su atención como su mayor activo, puede dejar de reaccionar al ruido y empezar a liderar desde la intención.

*Ibáñez Marco M. y Martínez Cardama S. (2024). Fear of Missing Out (FOMO) en estudiantes universitarios: desafíos informativos e implicaciones para la Alfabetización Digital. Revista General de Información y Documentación, 34(1), 85-97. https://doi.org/10.5209/rgid.93742*Uriarte Ruiz Ocenda, A. (2025). El síndrome FoMO: consecuencia de la adicción a las pantallas y factor determinante en los trastornos de salud mental. Tendencias Sociales. Revista de Sociología, (13). https://doi.org/10.5944/ts.2025.44216

Raquel Santos
Raquel Santos

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