Uno de los grandes temas que abordó el V Summit Canal CEO celebrado el pasado viernes, un encuentro profesional concebido para facilitar la transformación de las empresas en España, fue la necesidad de transformar la incertidumbre en certezas para poder avanzar con paso firme.
Sobre cómo diseñar esos escenarios futuros hablaron Gabriel Weinstein, managing director de Olivia, y Ángel Uzquiza, director corporativo de Innovación del Grupo Santalucía en el evento que tuvo lugar en la Escuela de Negocios de la Cámara de Madrid gracias al apoyo de Mediaplus Equmedia y la propia Cámara. Estas fueron algunas de sus reflexiones.
¿Por qué es importante estar en el futuro?
El mundo cambia a una velocidad vertiginosa. Apenas se tiene tiempo para reflexionar, “los objetivos a corto plazo nos comen el día a día, las reuniones, las redes sociales, los móviles”, señalaba Uzquiza al comienzo de su intervención y añadía: “creo que pensar en futuro requiere paréntesis, requiere reflexión”.
“En un mundo que va tan rápido, la incertidumbre se implanta dentro de nuestras vidas, y eso nos hace pequeñitos”, Uzquiza.
De hecho, el director corporativo de Innovación del Grupo Santalucía ponía de manifiesto cómo las empresas deben generar esos espacios de reflexión, de diálogo, para que tanto empleados como directivos puedan tomar decisiones: “En un mundo que va tan rápido, la incertidumbre se implanta dentro de nuestras vidas, y eso nos hace pequeñitos porque no podemos tomar decisiones con tanta información (…); creo que pensar en el futuro requiere espacios de reflexión internos donde podamos hacer parones y poder visualizar qué nos va a venir, sobre todo para ser competitivos, para tener las cartas sobre la mesa y tomar buenas decisiones”.
“Hay que estar muy atento a esas señales y ver cómo van evolucionando, porque pueden cambiar mi modelo de negocio”, Uzquiza.
El futuro sucederá con o sin nosotros
A la necesidad de detenernos se refirió también Gabriel Weinstein: “Vivimos en un presente donde el objetivo del trimestre es la clave, donde pensamos en el bono de fin de año, en el objetivo que hay que cerrar…, y ese presente está extremadamente cargado de recetas que nos han funcionado, pero que tal vez, poco a poco, dejen de funcionar, y no logramos verlo”. Para el managing director europeo de Olivia, es necesario alzar la mirada a 10 o 15 años vista, “para poder entender cuál es ese Norte”. Se trata, en definitiva, de abordar transformaciones mucho más profundas con la mirada puesta en el futuro, y de no pequeños cambios cuyo objetivo es salvar el día a día. “Si seguimos manteniendo estos pequeños cambios, de repente miraremos hacia arriba y nos encontraremos en un lugar que no reconocemos, y tal vez en una dirección equivocada”, explicaba Wenstein.
“Si nosotros jugamos con la misma regla de juego del presente, en el futuro estaremos fuera de competición”, Weinstein.
Y ese mirar al futuro requiere de otras habilidades diferentes a las que empleamos para mirar el presente. Ahí radica la necesidad de abordar un cambio de mentalidad o mindset, un cambio de cultura empresarial. “Si nosotros jugamos con la misma regla de juego del presente, en el futuro estaremos fuera de competición”, señalaba uno de los líderes empresariales de Olivia.
Pero ¿de qué habilidades estamos hablando? Una sería la creatividad. “Queremos predecir, queremos saber exactamente qué va a ocurrir y eso es imposible, nadie tiene la bola de cristal. De hecho, hay compañías que, cuando diseñan futuros, contratan expertos de geopolítica, de antropología…, que traen visiones externas para romper con la endogamia de la compañía; la habilidad número uno es la creatividad y estar abierto a atraer personas de afuera”, subrayaba Weinstein.
La predicción dentro de la cultura organizacional
El valor de la predicción ya ha sido entendido por muchas corporaciones. Un buen ejemplo es el think tank que inauguró la pasada semana el Grupo Santa Lucía: Espacio Futuro, que trata de vislumbrar, a través de expertos y expertas del ámbito científico y del ámbito divulgativo, los desafíos que tenemos por delante. Porque, tras más de 100 años de historia y grandes proyectos cumplidos, en Santa Lucía nació esa necesidad, “vimos que necesitábamos desarrollar la capacidad de visualizar el futuro”, explicaba Uzquiza.
“Todos sabemos que esos futuros posiblemente no se cumplan, pero por lo menos nos hace visualizar y capacitarnos”, Uzquiza.
Gracias a Espacio Futuro, con un gran equipo de investigación detrás, Santa Lucía lleva a cabo una prospectiva de futuro, de inquietudes que no son ciertas, son hipótesis probabilísticas de cómo van a impactar en las compañías y en las personas, pero que permiten visualizar el futuro desde diferentes horizontes. “Todos sabemos que esos futuros posiblemente no se cumplan, puedan ser parecidos o algunos se pueden cumplir, pero lo cierto es que, por lo menos, nos hace visualizar y capacitarnos para enfrentarnos a esos escenarios”, mostraba Uzquiza.
“Uno crea futuros no para acertar, no para predecir, sino para entender qué capacidad y habilidades necesita para vivir en ese mundo que se viene”, Uzquiza.
“Imaginemos, por ejemplo, el futuro de las danas, si esto se instaura, si se empieza a producir y estas danas azotan esas zonas todos los años, no va a haber capacidad económica para soportar eso, ni tampoco capacidad humana”, reiteraba Uzquiza durante su intervención. La capacidad de pronosticar cómo el cambio climático va a impactar en España permite, por ejemplo, responder con antelación a preguntas como: ¿qué papel juegan los seguros al respecto? Porque “uno crea futuros no para acertar, no para predecir, sino para entender qué capacidad y habilidades necesita para vivir en ese mundo que se viene”..
“Si todas las decisiones que se toman van en dirección al futuro que creemos que es más probable, movilizamos mucho más rápido. Y eso es 100% cultural. Es olvidarte de tu objetivo diario y entender que, a lo lejos, hay algo más grande”, Uzquiza.
El hábito de soñar el futuro
Sin embargo, de nada sirve hacer ese ejercicio de predicción si no se sistematiza dentro de la empresa, si no se ejercita de forma constante y se incorpora dentro de la cultura organizacional. “Cuando cualquiera diseña futuros, lo que haces es entender qué es probable, qué es plausible, y si lo haces sistemáticamente, empiezas a entender cuál de los futuros que diseñaste empieza a ser más plausible que los demás, y te sirve para descartar y para ir desarrollando las capacidades necesarias para sobrevivir”, puntualizaba Uzquiza.
Para este directivo, lo peor que podemos hacer es “diseñar futuros y guardarlos en un cajón y no hacer nada con eso”. Si se sistematizan y los hacemos parte de la cultura de empresa, por el contrario, toda la compañía empieza remar a favor de ese futuro, sincronizadamente.







