Europa vive una paradoja: el 80% de los directivos utiliza la inteligencia artificial (IA) de forma personal, pero solo el 30% la ha incorporado a su negocio. La barrera no es tecnológica, es cultural. Así lo sostiene Sergi Bastardas, CEO y cofundador de Orbio, la compañía que ha logrado integrar la IA en la gestión del talento sin perder la esencia humana que define el liderazgo del futuro.
“Todos usamos la IA en lo personal, pero aún está muy lejos de ser una herramienta operativa en nuestras organizaciones”, afirmaba Bastardas durante el VII Summit Canal CEO. Su mensaje es claro: el CEO que quiera avanzar hacia un liderazgo transformador debe entender la IA no como un fin, sino como un medio para liberar tiempo y devolver a las personas su papel central.
En Orbio, compañía especializada en aplicar inteligencia artificial al ámbito de los recursos humanos, Bastardas insiste en que el propósito no es automatizar, sino empoderar. “Nuestro objetivo es quitar el trabajo que las personas no quieren hacer ni deberían estar haciendo, para que puedan dedicar más tiempo a conectar con su equipo y con la organización”.
El CEO catalán reconoce que la resistencia al cambio sigue siendo una barrera. “A nadie le gusta el cambio. En las empresas aún persiste la mentalidad del ‘siempre lo hemos hecho así’. Pero la IA no viene a deshumanizar, sino a liberar tiempo para lo humano”, subraya.
De la automatización a la conexión
Sergi Bastardas lo tiene claro: “La inteligencia artificial no viene a deshumanizar, sino a devolvernos tiempo para lo humano”. En su conversación con Canal CEO, el cofundador de Orbio insiste en que la IA no debe verse como un fin en sí misma, sino como una herramienta que libera a las personas de las tareas que las alejan de su propósito.
“Cuando analizas cómo trabaja un departamento de recursos humanos, te das cuenta de que pasan más horas gestionando documentos o revisando políticas que conversando con su gente. Pero no hemos venido a hacer ese trabajo como humanos, hemos venido a conectar”, señala. Y ahí es donde, asegura, la IA puede marcar la diferencia.
Lo ejemplifica con un caso real: la cadena de restauración SBRIS. “Al principio pensaban que incorporar IA a sus procesos de selección era deshumanizar. Meses después, sus propios candidatos nos decían: ‘Ha sido la entrevista más humana que he tenido’. La IA se encarga de la parte operativa y deja espacio para lo importante: escuchar, conversar, entender”. Para Bastardas, ese es el auténtico salto de paradigma: pasar de la automatización a la conexión.
El nuevo liderazgo en la era de la IA
Más allá de la tecnología, el CEO de Orbio defiende una transformación de mentalidad. “El principal obstáculo no es técnico, es cultural. A nadie le gusta el cambio, y en muchas compañías sigue pesando la idea de que siempre se ha hecho así”. Superar esa barrera, afirma, requiere un liderazgo más abierto, capaz de integrar lo digital sin perder el pulso humano.
Cuando se le pregunta qué habilidades serán imprescindibles para los líderes del futuro, Bastardas lo resume con tres palabras: curiosidad, empatía y aprendizaje continuo. “Hay que aprender y desaprender al mismo tiempo. La IA puede darte datos y patrones, pero lo que haces con ellos depende de tu visión, tu criterio y tu ética. Eso no lo va a sustituir ninguna máquina”, afirma.
Bastardas cree que el papel del CEO debe evolucionar hacia un liderazgo más cercano, que entienda la IA como un copiloto estratégico. “La tecnología puede ayudarnos a escuchar mejor, a detectar talento, a entender cómo se sienten los equipos, pero la decisión sigue siendo humana. La IA amplifica lo que somos: si el liderazgo es empático, la tecnología también lo será”.

Del dato al propósito
Orbio colabora hoy con compañías globales de sectores como la restauración, el retail, la sanidad o la seguridad, donde la rotación es alta y la conexión entre personas, vital. “Son sectores donde trabajan millones de personas, muchas veces descentralizadas, y donde cada empleado tiene un impacto directo en la experiencia del cliente y en los resultados del negocio”, explica Sergi Bastardas.
Para estos entornos, Orbio ha desarrollado agentes de inteligencia artificial capaces de mantener conversaciones simultáneas con miles de empleados o candidatos. No son simples chatbots: son asistentes entrenados para escuchar, preguntar y extraer información valiosa. “Lo que antes era una encuesta fría o una reunión puntual ahora puede convertirse en un flujo continuo de conversación que nos permite entender qué motiva, qué preocupa o qué inspira a las personas dentro de una organización”, describe.
A partir de esas conversaciones, la IA recopila y analiza miles de microseñales que antes pasaban desapercibidas: patrones de desmotivación, clima emocional, percepción del liderazgo o barreras culturales internas. “Las empresas ya no solo pueden saber cuántas personas rotan, sino por qué. Y eso cambia completamente la forma de gestionar el talento”, afirma Bastardas.
Pero insiste en que el dato, por sí solo, no transforma nada. “El valor no está en el dato, sino en la decisión que tomas después. La IA nos da contexto y claridad para decidir mejor, pero las decisiones siguen siendo humanas.” Ese enfoque permite que los equipos de personas y los directivos pasen de la intuición a la comprensión real, con una mirada más empática y estratégica.
“Muchas veces los responsables de talento quieren escuchar a su gente, pero no tienen tiempo ni recursos. La IA puede hacer ese trabajo previo y convertir cada conversación en conocimiento útil, para que después los líderes dediquen su energía a lo que de verdad importa: conectar”, resume.
Al final, su tesis es simple, pero transformadora: la IA no sustituye la conversación humana, la amplifica. “Cuando la tecnología nos libera del ruido, lo que emerge es la conversación humana”, concluye Bastardas. En un mundo que corre al ritmo de los algoritmos, su visión devuelve la brújula al lugar de siempre: las personas. Porque solo cuando el dato se convierte en propósito, la inteligencia —artificial o no— cobra verdadero sentido.








