El último libro del autor, Historia universal de las soluciones, plantea una doctrina de la inteligencia optimista como respuesta a la resolución conveniente de conflictos.
José Antonio Marina publicó en 2022 Inteligencia ejecutiva. Un título de enorme impacto sobre cómo la inteligencia ejecutiva emerge frente a la inteligencia emocional, igual que hiciera esta última respecto a la cognitiva. Y sobre el propósito educativo, que debe ser la configuración del talento. Una inteligencia, la ejecutiva, que ha de aprenderse desde la más tierna infancia.
Ahora, en 2024, Marina ahonda aún más en ese término, el de inteligencia ejecutiva, para brindar una “ciencia objetiva de las soluciones”. Lo hace a través de un nuevo libro: Historia universal de las soluciones (Editorial Ariel, 2024), que está llamado a convertirse en uno de los libros favoritos de los CEOs.
“Somos seres «expectantes», que sienten la constante presencia del futuro, travestido de spes et metus, ‘esperanza y miedo’, haz y envés de nuestra relación con el porvenir”.
Una doctrina de la inteligencia optimista
Aunque Historia universal de las soluciones parece dirigirse a la clase política, a quien interpela en su responsabilidad de contribuir a la felicidad colectiva, cualquier líder, también los de grandes empresas, pueden darse por aludidos.
En sus páginas, quienes ostentan cargos de poder, ya sea público o privado, encontrarán una forma de ahondar en la inteligencia ejecutiva como instrumento para la resolución de conflictos. También para la búsqueda de soluciones que apuntalen la felicidad de quienes les rodean, siendo la convivencia un factor clave.
“¿Avance hacia dónde? Hacia la felicidad, meta espejeante entre la realidad y la ficción, estación final imaginada del viaje, tras muchos otros apeaderos. Un concepto vacío pero con una gigantesca fuerza movilizadora”.
Explica Marina en su libro que la ausencia de soluciones conduce a la «angustia» o a la «desesperanza». Así que, su obra trata de poner las bases de una doctrina de la inteligencia optimista. Es decir, un marco teórico que permita elaborar una metodología para el tratamiento de los problemas; la solución efectiva de los conflictos, plausible en cualquier escenario, también el empresarial.
Marina, de hecho, acude a la historia de las soluciones para llevar a cabo una comparativa entre aquellas respuestas que han tratado problemas históricos y recurrentes en las civilizaciones, así como sus consecuencias.
Problemas éticos universales
De hecho, en su obra, Marina recoge problemas éticos universales como el poder, la propiedad, la religión o la muerte.
No en vano, en sus primeras páginas, Marina recurre a Kant, pensador del que se conmemoran 300 años de su nacimiento y que planteó todas estas cuestiones de manera revolucionaria en la época: “Como señaló Kant: «La realidad solo se nos manifiesta cuando la interrogamos, como un juez que obliga a sus testigos a contestar a las preguntas que les hace». Kant identificó tres cuestiones fundamentales: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer? y ¿qué puedo esperar? Me sorprende que hayamos dedicado más tiempo a analizar lo que es un problema que a definir lo que es una solución, que es lo que realmente nos interesa”, escribe.
“La creatividad, a la que damos tanta importancia, no es más que la búsqueda de soluciones nuevas y brillantes a proyectos no rutinarios”.
Para Marina, todo líder, toda persona de hecho, debería ser una solucionadora creativa, es decir, debería responder de la mejor manera posible cualquier problema. Esa capacidad de resolución, para este escritor, está intensamente relacionada con el fomento de la creatividad desde la infancia.
Investigador y escritor galardonado con el Premio Anagrama de Ensayo, el Premio Giner de los Ríos de Innovación Educativa y el Premio Nacional de Ensayo, José Antonio Marina da un paso más, a través de este ensayo, en su formulación sobre la inteligencia ejecutiva como ese camino hacia la felicidad y la dignidad que son, al fin y al cabo, el fin último.