Emprender es cargar una mochila llena de retos, dudas y también propósito. En el Día de la Mujer Emprendedora, Noemí Boza reflexiona sobre el peso —y la fuerza— de construir tu propio camino cuando nadie garantiza el destino.
Por Noemí Boza, editora de Canal CEO | Ha habido momentos, en estos casi veinticinco años desde que emprendí, en los que hubiera vendido mi pequeña empresa a precio de saldo solo por soltar el peso de una mochila que ya no quería cargar: ventas que no alcanzan, nóminas que parecen losas, decisiones que duelen, crecimiento que cuesta…
Y sí, claro que alguna vez he pensado en huir. Buscar refugio en otra empresa, en otro lugar donde “parece” que se vive mejor. Posiblemente en algunos casos sea una decisión sabia. Pero en mi caso decidí no hacerlo. No por heroísmo, ni por ego. Decidí quedarme.
Hoy, Día de la Mujer Emprendedora, miro atrás y pienso en todas las veces que el camino se bifurcó entre rendirme o reinventarme. Elegí crear mi propio camino. Y sigo aquí, intentando que las ventas creen valor, que las nóminas no pesen, que las decisiones sean valientes y que el negocio sea sostenible. No es fácil, pero hay muchas ganas. Y eso, precisamente eso, es lo que deseo que no le falte nunca a ninguna mujer que quiera emprender.
Según el GEM 2024, las mujeres suponen el 35% del emprendimiento en España, pero solo el 18% logra consolidar su negocio.
Emprender es una actitud vital
Felicidades a todas las mujeres que os sentís emprendedoras —tengáis o no un negocio— porque emprender es, ante todo, una actitud vital. La RAE lo dice bien claro: “Acometer y comenzar una obra, un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro”. Y, sinceramente, ¿qué parte de la vida no encierra algo de dificultad o peligro?
Todos, hombres y mujeres, pasamos los días emprendiendo: proyectos, conversaciones, decisiones, ilusiones… y como la vida, todo tiene su riesgo. Por eso también celebro a los emprendedores vitales: los que se atreven, los que inician, los que no se conforman.
Porque emprender no es sólo montar una empresa. Es levantarse cada mañana y decidir no rendirse. Es elegir creer. Como dice Xavier Marcet, “el cambio que nos lleva al futuro somos nosotros mismos en transición”.
Datos que también pesan (y motivan)
No me gusta adornar la realidad: las cifras siguen mostrando que emprender, siendo mujer, tiene un extra de complejidad. Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM 2024), las mujeres representamos ya el 35% del emprendimiento en España, pero solo dos de cada diez logran mantener su empresa más de tres años.
Y, aun así, seguimos. Porque hay algo más fuerte que las cifras: el propósito. El Women Entrepreneurship Report 2023 de Babson College señala que el 70% de las emprendedoras en el mundo aseguran que su principal motivación no es el beneficio económico, sino impactar positivamente en la sociedad. Quizás por eso, aunque el camino sea más empinado, la energía con la que lo recorremos es distinta.
También el Foro Económico Mundial apunta a que la curiosidad, la resiliencia y la empatía serán las habilidades más demandadas por los líderes de esta década. Y esas, créeme, se desarrollan a base de cicatrices, de tropiezos, de seguir adelante cuando la mochila pesa.
Mujer y emprender: un mix poderoso
Hoy, más que nunca, celebro este día brindando por todas las mujeres que decidieron no dejar su destino en manos ajenas. Por las que emprenden desde una tienda, desde su casa o desde un despacho lleno de post-its y de sueños. Por las que acompañan a otras, por las que fallan, por las que vuelven a empezar.
Porque sí, esa mochila pesa. Pero también contiene todo lo que somos: la intuición, el propósito, las ganas, la humanidad. Mujer y emprender es un mix poderoso que el mundo necesita.








