José Antonio Marina tiene la vacuna que todo líder necesita

por | Dic 29, 2025

En tiempos de polarización y ruido, José Antonio Marina propone una “vacuna contra la insensatez”. Una defensa mental que todo líder humanista necesita hoy para no sucumbir al virus de la credulidad y guiar a sus equipos hacia la lucidez y la sensatez.

“Es el virus que más fácil se propaga hoy en día”, advertía José Antonio Marina en una entrevista con El Español, refiriéndose al contagio de la insensatez. No hablaba de pandemias sanitarias, sino mentales: ideas tóxicas, dogmas y prejuicios que infectan nuestra inteligencia y erosionan la convivencia. En su último libro, La vacuna contra la insensatez. Tratado de inmunología mental (Ariel, 2025), el filósofo y pedagogo español disecciona con bisturí las patologías de la mente contemporánea y propone un programa de inmunización contra la manipulación, la pereza cognitiva y la credulidad hiperinformada.

En un momento donde los líderes empresariales conviven con la saturación informativa y la polarización social, el texto de Marina se convierte en un mapa ético y racional. Porque, ¿cómo liderar con sensatez en un entorno que premia la inmediatez, la emoción y la posverdad?

Los virus mentales del siglo XXI

El autor, tras quince años de investigación, describe los “virus mentales” como creencias que alteran el funcionamiento de la inteligencia, distorsionando el juicio y anulando la racionalidad. Explica que la sociedad actual no es solo crédula, sino “hiperinformada y crédula a la vez”. Creíamos que la información sería el antídoto contra la ignorancia, pero —advierte— “la información verdadera también se puede manipular”.

Marina diferencia entre dos tipos de vacunas: las generales —fortalecer la atención voluntaria, gestionar las emociones, cuidar la memoria— y las específicas, dirigidas contra sesgos, impulsividad o dogmatismos. No muy distinto del entrenamiento que un líder humanista necesita hoy: cultivar la atención plena, la reflexión y el pensamiento crítico antes de reaccionar.

Como afirmaba Séneca, citado por el propio autor, “el buen piloto, aun con la vela rota, sigue su ruta”. Esa es también la tarea del CEO sensato: navegar en un mar de incertidumbre sin dejar que la tormenta de la irracionalidad arrastre su timón.

El líder sensato frente al ilusionismo político y digital

El filósofo alerta de un fenómeno contemporáneo: “Hay un ilusionismo político que hace lo mismo que los magos, consigue que miremos donde quieren que miremos para que no veamos el truco”. Esa capacidad de manipulación emocional y narrativa no solo afecta a la política: también se cuela en las redes, en las empresas, en las conversaciones diarias. Un líder, dice Marina, debe desarrollar defensas cognitivas para no caer preso de esos espejismos.

Aquí su pensamiento dialoga directamente con el liderazgo humanista descrito por Xavier Marcet, quien sostiene que “el management humanista busca la sensatez en la relación con las máquinas inteligentes” y que “la innovación tecnológica ha de ser éticamente viable y socialmente positiva”. Ambos coinciden en que la inteligencia —ya sea natural o artificial— debe estar al servicio del bien común, no del narcisismo o del poder.

Frente a la polarización, el líder humanista no impone, sino que interpreta. No se parapeta tras certezas, sino que formula buenas preguntas. En un mundo donde la mentira se disfraza de tendencia, la curiosidad y la duda son también vacunas.

La inteligencia ética como guía

Me interesa que usted sea muy inteligente. Y a usted, que yo lo sea”, escribe Marina en el prólogo de su libro. Pero enseguida matiza: la inteligencia no es solo una facultad cognitiva, sino ética. “La gran solucionadora”, la llama, “obligada a ir más allá de lo cognitivo, hacia el reino de lo verdadero, lo bueno y lo bello”. Es precisamente ese salto —del saber al bien hacer— el que define al líder humanista.

La inteligencia sin ética, recuerda Marina, produce lo que él denomina “inteligencia estúpida”: la de quienes, siendo brillantes, toman decisiones irracionales, impulsivas o dañinas. No es casual que el autor cite el ejemplo de presidentes como Clinton, Johnson o Bush para ilustrar cómo la inteligencia puede divorciarse de la racionalidad.

El líder de hoy no puede permitirse ese divorcio. Necesita unir pensamiento, emoción y acción bajo un criterio moral, pues liderar es apostar por la autenticidad que nos permite esquivar la mediocridad.

Vacunarse contra la insensatez corporativa

Si el siglo XX exigía líderes eficaces, el XXI necesita líderes lúcidos. Marina propone un entrenamiento intelectual y moral: gestionar la atención, detectar los sesgos, combatir la pereza mental, y —sobre todo— mantener viva la duda. No para caer en el escepticismo, sino para sostener la búsqueda de verdad en un mundo saturado de ruido.

Un CEO sensato no teme a las preguntas incómodas. Las fomenta. Porque sabe que una empresa también puede enfermar de insensatez cuando confunde velocidad con dirección o beneficio con propósito.

Vacunarse contra la insensatez es, en última instancia, recuperar esa conversación con uno mismo y con los demás: una conversación lúcida, ética y curiosa que permita a las organizaciones —y a la sociedad— avanzar hacia un futuro más justo y equilibrado.

Porque liderar, hoy, no es tener todas las respuestas. Es aprender a inmunizarse contra las falsas certezas.

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