Ignacio Babé, director general del Club Excelencia en Gestión, reflexiona sobre los retos del liderazgo humanista y tecnológico en la antesala de los Premios Anuales de Gestión 2025. Bajo el lema “Sinfonía para la gestión del futuro”, analiza las claves de un liderazgo que armoniza propósito, talento e innovación.
Este miércoles 26 de noviembre, el Club Excelencia en Gestión celebra una nueva edición de sus Premios Anuales, que este año llevan por título “Sinfonía para la gestión del futuro”. Una metáfora que resume el momento que viven las organizaciones: la necesidad de coordinar talento humano, sostenibilidad e innovación en una misma partitura.
Ignacio Babé, su director general, lleva años impulsando un modelo de gestión avanzada donde la excelencia no se mide solo en resultados, sino en aprendizaje compartido. “La excelencia ya no es solo eficiencia, es inteligencia, sostenibilidad y aprendizaje colectivo”, afirma. En su visión, las empresas deben sonar como orquestas bien afinadas: el propósito marca la melodía, las personas interpretan la partitura y la tecnología afina la precisión.
Los Premios incorporan este año una nueva distinción: el Premio CEO 5.0, que reconoce a los líderes capaces de combinar propósito, personas y datos para construir organizaciones más humanas e inteligentes. Babé lo define así: “Un CEO 5.0 lidera alineando sentido, personas y tecnología para construir organizaciones preparadas para lo que viene. Con luces largas”.
“El liderazgo que se está consolidando exige claridad en para qué existe la organización y una capacidad real de conectar con las personas, los datos y el entorno para anticipar antes que reaccionar.”
Canal CEO: Este año los Premios Anuales de Gestión llevan por título “Sinfonía para la gestión del futuro”. ¿Qué elementos deben armonizar hoy las organizaciones para que esa sinfonía tenga sentido y resultados reales?
Ignacio Babé (CEG): Una “sinfonía para la gestión del futuro” solo funciona cuando la organización es capaz de armonizar propósito, personas, tecnología, sostenibilidad e innovación en una misma dirección.
El propósito marca la melodía; las personas, con su talento y compromiso, la interpretan; la tecnología aporta precisión y agilidad; la sostenibilidad asegura que la música y los resultados perduren; y la innovación introduce la cadencia necesaria para adaptarse constantemente.
Cuando todo esto se integra con coherencia, la organización obtiene resultados, genera confianza y se convierte en un referente capaz de anticipar el futuro. Esa es la verdadera sinfonía que hoy necesitamos.
Canal CEO: Este año se ha incluido el Premio CEO 5.0. ¿Qué comportamientos diferencian a un CEO 5.0 de un directivo tradicional?
Ignacio Babé (CEG): Hemos asociado el Premio CEO 5.0 con un faro que orienta los barcos en la noche, es decir, a las empresas en estos tiempos turbulentos e inciertos.
Por eso, premiamos a un CEO 5.0 que concibe el liderazgo como un acto de movilizar propósito, personas/talento y tecnología para que la organización aprenda a crear futuro, no solo para gestionar su presente. Su papel es dar sentido y orientación a una organización que aprende, innova y genera un impacto positivo en la sociedad.
Su fortaleza está en la escucha profunda y el desarrollo del talento, creando entornos donde las personas crecen, se conectan y aprenden con agilidad. Entiende la tecnología como una palanca estratégica: potencia la toma de decisiones y amplía capacidades, pero siempre bajo un criterio humano y ético.
Se siente cómodo en la complejidad: cuestiona sus propios supuestos, adapta la organización con rapidez y favorece la colaboración como forma natural de avanzar. Construye ecosistemas abiertos donde la innovación surge de sumar miradas diversas.
En esencia, un CEO 5.0 lidera alineando sentido, personas y datos para construir organizaciones más inteligentes, más humanas y preparadas para lo que viene. Con luces largas.
Canal CEO: La tecnología está acelerando los tiempos de decisión en los equipos directivos. ¿Qué retos plantea esto para un liderazgo que quiere ser, a la vez, humanista y eficiente?
Ignacio Babé (CEG): Sí, la tecnología está acortando radicalmente los tiempos de decisión. También, hoy los equipos directivos tienen más información, más rápida y en más formatos. Pero esta aceleración, que puede ser una ventaja enorme, plantea un reto decisivo para cualquier líder que aspire a ser, a la vez, humanista y eficiente.
El primer desafío es no confundir velocidad con precipitación. La tecnología permite decidir antes, pero no necesariamente mejor. Un liderazgo humanista debe saber cuándo apoyarse en los datos y cuándo detenerse para escuchar, contrastar y comprender el impacto humano de las decisiones.
El segundo reto es preservar el criterio. En un entorno donde los algoritmos recomiendan, predicen y priorizan, el líder debe mantener la capacidad de juicio ético. La tecnología ayuda, pero la responsabilidad —y la ética— siguen siendo humanas.
El tercer reto es gestionar la presión del tiempo sin trasladarla al equipo como ansiedad. Un buen líder es tranquilo y crea espacios donde la información fluye rápido, para que las personas no se sienten atropelladas; la tecnología facilita, no exige.
Y el cuarto es no perder de vista el propósito. Cuando todo va más rápido, es fácil tomar decisiones tácticas que se alejan de la visión estratégica. El liderazgo humanista actúa como un ancla, como faro: recuerda para qué existe la organización y qué impacto quiere generar.
Canal CEO: Los finalistas del Premio de Buenas Prácticas en Gestión representan iniciativas replicables e innovadoras. ¿Qué nuevas tendencias se han visto este año y qué nos dicen sobre hacia dónde evoluciona la gestión excelente en España?
Ignacio Babé (CEG): Los finalistas de este año muestran una transformación clara en la forma de gestionar: la excelencia ya no es solo eficiencia, es inteligencia, sostenibilidad y aprendizaje colectivo.
Vemos un uso más maduro del dato al servicio de la experiencia para anticipar y personalizar. La sostenibilidad se integra de manera natural en las decisiones estratégicas. La innovación es cada vez más práctica y orientada a mejorar procesos reales, con valor y resultados tangibles. Y los equipos asumen un rol protagonista: la mejora nace de ellos, no solo de la dirección.
Quizá lo más relevante es la creciente voluntad de compartir y transferir estas prácticas. Esa apertura indica que la gestión excelente en España está evolucionando hacia un modelo más colaborativo, donde el conocimiento se multiplica.
Canal CEO: Con las buenas prácticas recogidas este año, la Plataforma de Conocimiento del Club acumula ya unas 500 iniciativas de este tipo. ¿Qué lecciones está aportando un repositorio de estas características?
Ignacio Babé (CEG): Disponer de más de 500 buenas prácticas en la Plataforma de Conocimiento nos está enseñando algo fundamental: cuando se comparte lo que funciona, la mejora se acelera.
Este repositorio demuestra que la excelencia está presente en organizaciones grandes y pequeñas, públicas y privadas, de sectores muy distintos.
La principal lección es que las soluciones reales nacen del día a día. No son grandes teorías, sino pequeñas innovaciones bien ejecutadas que resuelven problemas concretos y generan impacto. Otra lección clave es la transferibilidad para el aprendizaje de otros: muchas de estas iniciativas pueden adaptarse fácilmente a otros sectores, lo que multiplica su valor.
Pero quizá lo más importante es lo que crea este repositorio: una comunidad que aprende junta. Las organizaciones dejan de competir por el “secreto” y empiezan a inspirarse mutuamente. Esa cultura de aprendizaje compartido es, sin duda, uno de los mayores activos para el futuro de la gestión excelente en nuestro país.
Canal CEO: Cada año aumentan las pymes que presentan sus buenas prácticas. ¿Estamos ante un salto cualitativo de las pequeñas y medianas empresas en gestión avanzada? ¿Qué están haciendo distinto?
Ignacio Babé (CEG): Sí, estamos ante un salto cualitativo de enorme relevancia. Y no es menor: en un país donde la inmensa mayoría del tejido empresarial son pymes, cualquier avance en su forma de gestionar tiene un impacto directo en la competitividad global de España.
¿Qué están haciendo distinto? Están profesionalizando la gestión: utilizan datos, ordenan procesos, digitalizan lo esencial y generan culturas donde las personas participan y proponen mejoras. Además, tienen una ventaja decisiva: aprenden y se adaptan con una agilidad que muchas grandes organizaciones envidiarían.
Lo que vemos es que las pymes están dejando atrás la gestión intuitiva para abrazar modelos más avanzados, con más mediciones y orientados a aportar valor. Y cuando el corazón del tejido empresarial mejora su gestión, mejora el país entero, lo que está en nuestro propósito.
Canal CEO: Por último, si tuviera que dar un consejo a los CEO que asistirán a los Premios Anuales de Gestión, ¿qué les diría que deben empezar a afinar en su “partitura” para liderar con éxito en 2026?
Ignacio Babé (CEG): Si tuviera que dar un único consejo a los CEO sería este: afinen el propósito, la escucha y el aprendizaje.
El liderazgo que se está consolidando exige claridad en para qué existe la organización y una capacidad real de conectar con las personas, los datos y el entorno para anticipar antes que reaccionar.
Quien sea capaz de alinear talento, propósito e innovación con coherencia —y no desde la urgencia, sino desde la intención— liderará con ventaja en 2026.
Porque el futuro no lo construyen los que más ruido hacen, sino los que tocan la melodía adecuada y consiguen que toda la organización la interprete al unísono, con tranquilidad.








