Jane Bamford, Managing Director de Robert Walters en España, Portugal e Italia, compartió en el VII Summit Canal CEO su visión sobre las siete tendencias que transforman la gestión del talento y el liderazgo del futuro.
A veces olvidamos que liderar no es solo dirigir personas, sino entender hacia dónde se mueve el talento y qué espera de nosotros. Lo recordaba Noemí Boza al abrir su entrevista con Jane Bamford en el VII Summit Canal CEO: hoy el CEO ya no es solo un gestor de resultados, sino un orquestador de propósito, cultura y confianza. Y si alguien sabe de eso, es Bamford. Desde su posición al frente de Robert Walters en España, Portugal e Italia, vive cada día el pulso del talento global y cómo los líderes deben adaptarse a un escenario en el que la inteligencia artificial, la escasez de profesionales y la diversidad generacional reescriben las reglas del juego.
Del people first al people real
Para Bamford, el talento siempre ha sido el corazón de cualquier empresa. “A company is always as good as its people”, recordaba con acento británico y una sonrisa que confirmaba la certeza. Según el estudio De CEO a Chairman de Robert Walters, el 53 % de los directivos identifica la gestión del talento como su mayor desafío, muy por encima de la incertidumbre económica. “Los CEOs que lo hacen bien inspiran a su gente, definen claramente hacia dónde van y dan autonomía para que los equipos se equivoquen, aprendan y crezcan. Y eso, aunque parezca fácil, no lo es”.
Bamford reivindicó también el papel del HR Business Partner y de los líderes de Personas y Cultura como aliados estratégicos. “No es una figura sencilla: deben ganarse la confianza de los empleados, proteger su confidencialidad y al mismo tiempo apoyar a la dirección. Es una función fundamental para crear organizaciones sanas”.
En un momento en que casi todas las empresas dicen poner a las personas en el centro, Bamford subrayó la diferencia entre el discurso y la acción: “Ser people first no es un mantra, es una forma de vivirlo. Lo ves en la mirada de un líder: si no le brillan los ojos al hablar de su equipo, no lo cree”.
Para ella, liderar con autenticidad es clave. “Un buen líder es hands-on: debe conocer los retos de su equipo, compartir conversaciones reales, preguntar cómo están, pero de verdad. Sentarse a escuchar nunca es una pérdida de tiempo”.
Esa autenticidad, insistió, se traduce en coherencia: “No se trata de decir que las personas importan, sino de demostrarlo en las decisiones, en la cercanía y en la transparencia. El liderazgo auténtico se ve, no se anuncia”.
Inteligencia artificial con criterio humano
La tecnología, tercera gran tendencia, atraviesa todo el debate. El 82% de los directivos cree que la IA tendrá un impacto determinante en la gestión del talento. Sin embargo, Bamford alertó sobre los riesgos de dejarlo todo en manos del algoritmo. “Un currículum perfecto no siempre es una buena contratación. Hoy hay aplicaciones que postulan automáticamente a cientos de ofertas, sin que el candidato lo sepa. Si contratamos sin interacción humana, corremos el riesgo de perder autenticidad”.

“Podemos usar la IA para agilizar procesos, pero no para reemplazar el juicio humano. En selección, debe seguir habiendo encuentros cara a cara: ver los ojos del otro, percibir su energía, su historia. Esa parte no la puede hacer una máquina”.
España ante el espejo del talento
En su análisis sobre la diversidad generacional, Bamford fue directa: “Criticamos mucho a la generación Z, pero yo la admiro. Es la primera que tiene claro su equilibrio vital. Saben que el trabajo es solo una parte de su vida, y eso es algo que deberíamos aprender de ellos”.
El reto para los CEOs, apuntó, está en darles propósito: “Quieren saber para qué hacen lo que hacen. Escucharles, acompañarles y hacerles sentir parte de algo más grande es esencial”. Pero también reivindicó el talento sénior y la necesidad de aprovechar su experiencia: “España necesita más cultura de interim management. Profesionales con recorrido que aporten su conocimiento a proyectos concretos. Sería un win-win para empresas y empleados”.
Desde su perspectiva internacional, Bamford reconoció que España tiene una gran fortaleza: su capacidad de adaptación. “He trabajado en Inglaterra, Francia y Holanda, y sin duda España es el mejor lugar para trabajar. Los equipos españoles se ilusionan, se comprometen, creen en el propósito común. Si dices ‘vamos a hacerlo’, lo hacen contigo”.
Pero también identificó una asignatura pendiente: el acceso de los jóvenes al mercado laboral. “Tenemos que dar más oportunidades a los recién licenciados. No todo es experiencia, también cuenta el talento. Deberíamos apostar por programas que les formen dentro de la empresa. El futuro necesita mezcla: de energía joven y de sabiduría experimentada”.
La conversación concluyó entre aplausos. Noemí Boza resumió la sensación general: el liderazgo está cambiando de eje, y el talento —con toda su diversidad, tecnología y propósito— es ahora el centro. Bamford sonrió y dejó una última reflexión que podría servir de lema para cualquier CEO: “Cuando las personas están en el centro, el negocio nunca se pierde”.









