Por Carme Castro, CEO de Kainova | En tiempos de incertidumbre y con la presión por sostener la competitividad, muchos CEOs creen que la solución está en presionar más: aumentar el control, apretar los engranajes y exigir más a los equipos. Pero la verdad es otra: la presión erosiona, el control bloquea y el miedo se instala como una losa que aplasta lentamente al talento hasta asfixiar la innovación.
Lo que hoy necesitan las organizaciones no es más presión, sino líderes capaces de generar contextos donde aflore la motivación intrínseca de las personas.
Si queremos empresas que sobrevivan y crezcan, el liderazgo no puede moverse desde la presión, sino desde el deseo, como ya anticipó Carl Rogers.
La lección de Carl Rogers: la fuerza vital del deseo
Carl Rogers, psicólogo humanista y uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, fue pionero en proponer algo revolucionario: el ser humano no necesita que lo dirijan desde fuera, sino que florece cuando encuentra un entorno de respeto, aceptación y comprensión. Defendió que todas las personas poseen una motivación innata para desarrollarse, mejorar y desplegar su potencial siempre que el entorno lo permita. Lo llamó la “tendencia actualizante”: una fuerza vital que nos impulsa a crecer desde dentro.
Esa es la clave: cuando la energía nace del deseo, el desarrollo es genuino, sostenido y transformador. Pero cuando se impone desde la presión, lo que aparece es conformismo, agotamiento y pérdida de sentido.
En la empresa, la lección es evidente: el talento no avanza porque lo empujamos, sino porque le damos un contexto donde quiere avanzar.
El liderazgo disruptivo como catalizador
Aquí es donde se cruza Rogers con el liderazgo disruptivo. El líder disruptivo no es un jefe que ordena ni un supervisor que controla. Es un catalizador que crea el contexto adecuado para que el talento fluya y emerja. Entiende que las personas ya llevan dentro esa motivación natural para crecer; lo único que necesita hacer es construir el entorno para que surja.
Esto significa que el CEO deja de lado la presión como motor y apuesta por el deseo: deseo de aprender, de aportar, de superar retos. Y cuando ese deseo se vincula con un propósito claro y genuino que el CEO impulsa, ocurre la transformación: el equipo no solo avanza, sino que contribuye activamente a lograr una visión compartida.
Pero hay una condición innegociable: el CEO debe ser auténtico. Y esto no es un requisito accesorio, es el cimiento de todo. Si el propósito no es genuino, si el discurso no se corresponde con la práctica, la cultura se derrumba. La autenticidad es lo que da credibilidad y confianza para que los equipos vinculen su deseo con el propósito colectivo.
De la presión a la cocreación
Rogers proponía que el terapeuta no debía ser un experto que diagnostica, sino un acompañante que crea un entorno de respeto, aceptación y comprensión. Estos mismos elementos son los que generan el contexto donde el talento emerge.
El líder disruptivo, alineado con Rogers, no busca dirigir cada paso, sino activar la inteligencia colectiva. Entiende que las soluciones más innovadoras no nacen de una mente brillante en la cima, sino del intercambio continuo entre profesionales que se sienten libres para aportar, cuestionar y aprender juntos. Para ello elimina la presión del control, otorga autonomía y responsabilidad a los equipos. No necesitan la aprobación constante porque confían en su criterio y saben que el error no es un fracaso, sino un paso en el aprendizaje.
El liderazgo disruptivo, inspirado en esta mirada, transforma la presión en cocreación.Y al hacerlo, convierte la incertidumbre en un laboratorio permanente de innovación. Donde otros ven caos, los equipos guiados desde el deseo ven oportunidades.
Una ventaja competitiva profundamente humana
Los CEOs españoles no pueden esperar. La inteligencia artificial, y el efecto dominó que genera en modelos de negocio, liderazgo y relaciones laborales, avanza más rápido que nuestras estructuras. Las nuevas generaciones ya no toleran empresas que lideren desde la presión. La crisis climática y social exige organizaciones ágiles, flexibles y con propósito.
En un mundo donde la incertidumbre es el nuevo estado natural, la ventaja competitiva sólida no es tecnológica: es humana. Es la capacidad de los líderes para crear contextos donde las personas quieran desplegar su potencial, no porque se les exija, sino porque lo desean.
Solo quienes aprendan a liderar desde el deseo —propio y del equipo— podrán sostener la competitividad y crecer. Porque el deseo moviliza, inspira y crea culturas innovadoras. La presión, en cambio, solo produce cumplimiento mínimo y desgaste.
Ese es el mensaje que Carl Rogers anticipó hace décadas y que hoy, más que nunca, deben escuchar los CEOs. Porque solo cuando dejas de perseguir un ideal imposible de control y empiezas a liderar desde la autenticidad, puedes activar el talento colectivo y construir una cultura capaz de convertir cada desafío en una oportunidad.
La verdadera ventaja competitiva hoy no está en la tecnología que usas ni en el producto que vendes, sino en tu capacidad de transformar el liderazgo y la cultura para que el talento quiera desplegar su potencial contigo.
La incertidumbre no va a desaparecer
Carl Rogers nos recuerda que las personas tienen dentro la energía para crecer, si el entorno lo permite. El liderazgo disruptivo lleva esta idea al mundo empresarial: el CEO no puede limitarse a empujar desde la presión, debe liberar el deseo de su equipo con un propósito.
Porque el futuro no se construye apretando más fuerte, sino liberando la fuerza vital del deseo que hará a tu empresa crecer, innovar y perdurar. Y aquí no hay escapatoria: no es el mercado, ni la tecnología. Eres tú y tu manera de liderar.
¿Quieres que tu gente se quede por obligación o que contribuya porque lo desea?
El futuro de tu empresa empieza —o termina— en cómo respondas hoy.
Carme Castro, CEO de Kainova
Coach e ingeniera informática. Experta en talento y transformación organizacional. Premio Europeo a la mejor trayectoria profesional en Innovación en la Gestión del Talento. Premio Europeo al Talento Empresarial. TOP 5 empresas innovadoras. Miembro Consultivo de Fundació Factor Humà. Creadora de las metodologías K180©, las 5CCP© Comunicación Poderosa.