De la Premier League a la empresa, el liderazgo de Pep Guardiola traspasa los límites del fútbol y nos ofrece valiosas lecciones para crear verdaderos equipos de alto rendimiento. Repasamos los siete rasgos que definen a uno de los mayores estrategas y que más éxitos ha cosechado en este deporte.
Lo ha ganado todo. En el campo y en su mente. «Lo más maravilloso de mi profesión es imaginar el partido que va a suceder mañana. Con los jugadores que yo tengo, con esas herramientas que tengo, con el contrario, que sé lo que hace, soñar qué va a pasar».
Conocido por su enfoque innovador, Pep Guardiola ha dejado huella en Barcelona, Bayern Munich y Manchester City, en el Olimpismo. Y en el mundo del liderazgo. No en vano, junto a Manuel Estiarte, dirige la Cátedra de Liderazgo en Valores de la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña. En ella, profundizan en la importancia de los valores, el liderazgo, el equipo y el propósito compartido como elementos que forman la base de un liderazgo efectivo.
«Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen», Pep Guardiola
De repartir el juego a crear talento
En 2009, Pep Guardiola llegó al primer equipo del FC Barcelona. Nueve meses después se había alzado con el sextete en su primera temporada. Como azulgrana, Guardiola ganó 3 ligas, 2 Copas del Rey, 3 Supercopas de España, 2 Supercopas de Europa, 2 Champions y 2 Mundiales de Clubes.
Esto no hizo más que empezar, con el Bayer de Munich consiguió 3 Bundesligas, 2 Copas de Alemania, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundial de Clubes. En su actual club, el Manchester City ya ostenta 16 trofeos: 5 Premier League, 2 FA Cup, 4 Carabao Cup, 2 Community Shield, 1 Champions, 1 Supercopa de Eurpoa y 1 Mundialito.
Con los datos en la mano, Pep atesora el mejor porcentaje de victorias en el futbol europeo.
El modelo Guardiola en 7 claves
1. Disciplina y trabajo en equipo
«Perdonaré que no acierten, pero no que no se esfuercen», es quizás una de las mejores frases para resumir la cultura de esfuerzo defendida por Pep Guardiola. En este sentido, el míster valora la disciplina y cree que todos los miembros del equipo deben trabajar juntos para lograr los mejores resultados. El entrenador es el motor de los resultados y debe tener la sensibilidad para transmitir la importancia de la meritocracia día a día en grupo. “Los deportes de grupo tienen un punto mucho más potentes que los individuales. En el sentido de que cada jugador debe aprender que ahora me esfuerzo por ti, pero que mañana será éste quien hará un esfuerzo para conseguir un objetivo común”.
«La herramienta más educativa que yo he tenido ha sido a través del deporte. Allí he aprendido a aceptar la derrota, que otro es mejor, a levantarme después de no haber hecho bien las cosas, esforzarme para hacerlo mejor…»
2. Gestión de emociones y comunicación
Según Guardiola, “Nuestro trabajo consiste en sacar lo mejor de la gente que tenemos y es lo más que hay porque tienes que ser un poco psicólogo, crear diálogo, saberte explicar y comunicar las cosas teniendo en cuenta que cada uno es diferente y distinto. (…) Todos sois iguales la mentira que existe en el deporte: no todos son iguales ni todos tienen que ser tratados iguales, pero si con el mismo respeto”. Para lograrlo, es necesario generar un clima positivo en el vestuario y saber comunicar… Es decir, más que hablar, lograr inspirar, motivar y convencer para conseguir ese objetivo compartido. Ir más allá de las palabras.
3. Creatividad
Fomentar la creatividad y la imaginación en sus jugadores, permitiéndoles aprovechar al máximo sus habilidades.
“Sin atrevimiento, no se sacan adelante los partidos importantes”
4. Toma de decisiones y riesgo:
“En un mundo en el que a la gente le cuesta tomar decisiones, nosotros lo debemos hacer de forma continua. Es mucho de trabajo, otras de intuición, lo importante es que la tomas y convencido de que lo haces”
La gente te pide que tomes decisiones en el deporte y con ello debes convivir. Por esto, como dice su gran amigo Juanma Lillo «No hay nada más arriesgado que no arriesgarse». En el deporte, si ganas la decisión es correcta, si pierdes no lo es, pero son decisiones que se toman en soledad. ¨Desde luego que hay que convivir con la toma de decisiones y nuestro trabajo dependerá del resultado, nos guste o no¨.
La incertidumbre y el riesgo forma parte de la vida del entrenador, aunque reconoce Pep que cuando ha tomado alguna decisión políticamente (correcta), esas siempre han salido mal. Su consejo: no autoengañarse.
5. Motivación
«Si ya no puedes motivar a tus jugadores como entrenador, sabes que ha llegado el momento de marcharse». El liderazgo entendido como la capacidad para influir y hacer brillar al equipo. Todo ello bajo la premisa de que «el secreto de un buen equipo es el orden. Todos deben saber lo que tiene que hacer».
6. Amor y mirada apreciativa
«Mi único mérito es amar lo que hago». Pero esa pasión por el fútbol también debe englobar la pasión (y el amor) por las personas. Para el míster, todo lo que hacemos es para sentirnos queridos y reconocidos para cultivar el sentimiento de pertenencia y, en definitiva, su compromiso.
Para ello, es esencial la labor del entrenador para hacer sentir útil a cada uno de los jugadores y reconocer su aportación al éxito del grupo, porque como míster “lo más difícil es decirle cada partido a 11 jugadores tú no vas a jugar, tú te vas al banquillo. Imagina que en la empresa tu presidente te dice tú no vas a trabajar”. Lo más complejo es lograr motivar a quien calienta el banquillo y buscar una solución para que estén felices.
“Debajo de una camiseta, hay una persona. La competición lleva implícita la victoria: las ganas de ganar”
7. Unión y personas
Las relaciones humanas y la conexión es el verdadero triunfo para un entrenador.
“Todos jugamos para ganar, pero la clave está en saber gestionar, tratar y conectar. Cuando peor me he sentido, es cuando le he fallado a alguien. Conseguir un grupo unido y homogéneo es el reto de cada temporada”