“El optimismo es una actitud del ser humano relacionada con el hecho de pensar que las cosas que pasan pueden ser positivas y, que, en cualquier momento todo puede cambiar a mejor”.
Esta es la definición de optimismo que da Carlos Hernández en Optimismo para torpes (edita Oberón Práctico, 2013). Este sociólogo, además, considera que, si pensamos con ilusión en el futuro, en nuestros logros y éxitos, empezaremos a vivir emociones positivas.
Aunque no se disponga de la cualidad intrínseca de ser optimista, cualquiera puede conseguir pensar de manera positiva.
Tus neuronas están cambiando
Durante mucho tiempo se vivió con la creencia de que las redes neuronales del cerebro se fijan en un momento determinado y, de ahí en adelante, no se pueden modificar. Sin embargo, el descubrimiento de la neuroplasticidad abrió nuevos horizontes. Tal y cómo descubrió el médico Ramón y Cajal, el cerebro no es un conglomerado de células que forman una estructura inmodificable, sino que las neuronas pueden evolucionar con estímulos ambientales, emociones, pensamientos o lesiones. A través del ejercicio de la mente, la plasticidad cerebral reconoce la capacidad de modificación del sistema nervioso.
La neurocientífica Eleanor Maguire realizó un estudio con un grupo de taxistas londinenses para comprobar si las áreas cerebrales crecen al ejercitarlas, como ocurre con los músculos. Los conductores analizaros debían enfrentar una dura prueba para obtener la licencia, que se basa, principalmente, en memorizar 25.000 calles y los lugares de interés que forman la ciudad. Una de las conclusiones obtenidas es que, tras cuatro años de aprendizaje y preparación, los aspirantes que superaron la prueba tenían un hipocampo posterior significativamente mayor, lo que demuestra la capacidad de plasticidad y, por ende, de modificación en la edad adulta.
Claves para conseguir ser más optimista
Con este tipo de experimentos queda demostrado que nuestro cerebro puede sufrir modificaciones a través de los procesos de aprendizaje, por lo que es posible cambiar determinados factores de nuestra personalidad. A continuación, mostramos una serie de recomendaciones que pueden favorecer el incremento de optimismo:
- Metas alcanzables: Establecer metas que se puedan alcanzar y ser realistas con nuestras posibilidades, fortalece el optimismo y aumenta las posibilidades cumplir nuestros objetivos.
- Éxito visualizado: Cada vez que te propongas un objetivo o meta, visualiza el éxito que vas a conseguir con ello. Pensar en positivo hace que las posibilidades de conseguir el éxito aumenten.
- Meditación: Practicar ejercicios de este tipo ayuda a no perder el control y pensar con claridad en situaciones extremas, a través de la conexión cuerpo-mente. Según un estudio de Harvard, después de 8 semanas de meditaciones diarias de unos 30 minutos, la materia gris del hipocampo sufre un aumento de densidad.
- Ejercicio físico: Al hacer deporte, sea del tipo que sea, todas las energías corporales se focalizan en la actividad que se está desarrollando, liberando la mente de otras preocupaciones. Además, realizar ejercicio nos ayuda a mantener el equilibrio entre el aspecto físico y el emocional.
- Entorno positivo: Trata de evitar a la gente con sentimientos negativos y los entornos tóxicos que puedan afectar a tu comportamiento y consumir tu energía. Los victimistas, los dramáticos o los narcisistas, son perfiles que conviene evitar, en la medida de lo posible.
Es cierto que estamos condicionados por los rasgos de nuestra personalidad y los aspectos del entorno que nos rodea, pero si aplicas estos consejos, empezarás a percibir la realidad de una manera más optimista y notarás que tomas las riendas de tu vida.