¿Cómo genero un entorno de trabajo positivo? 7 ideas para lograrlo

por | Dic 17, 2023

Los ambientes laborales tóxicos son un mal endémico en muchas organizaciones y suponen estrés y problemas para muchas personas. Generar un entorno positivo no es sólo tarea de unos pocos, es algo en lo que toda la organización puede contribuir.

Por un ambiente laboral sano emocionalmente entendemos uno en el que prima la colaboración, donde la concentración y la socialización tienen su espacio y donde, además, hay un aprendizaje colaborativo.  Para alcanzar o favorecer este tipo de entornos, hay muchos aspectos que se pueden cuidar y algunas recomendaciones que nos pueden ayudar:

1. Tener conciencia emocional de uno mismo:

Tener la capacidad de ver cuáles son nuestros sentimientos y emociones para así reconocer cómo nos influyen y ver si nos hacen estar cerca o lejos de lo que reconocemos como nuestros valores es fundamental. Se trata de un aprendizaje necesario para una convivencia sana.

Expertos como Daniel Goleman lo ejemplifican con elementos como el secuestro emocional. Aquellos momentos de enfado en los que podemos contaminar nuestra relación con otros.

Aprender a parar y no ser presos de esos secuestros evitará confrontaciones innecesarias y gastos de tiempo y energía grandes.

2. Tratar de ser empático:

Si tener conciencia de nuestros sentimientos y emociones es importante en un entorno de trabajo, también lo es tratar de percibir, comprender y compartir lo que puede sentir el otro.

Saber reconocer las emociones de otras personas es una habilidad primordial en la inteligencia emocional. Y muchas veces la detección no pasa sólo por lo expresado verbalmente, sino también por el lenguaje gestual y otro tipo de reacciones.

3. Comunicarnos de forma asertiva:

Sabiendo interpretar aquello que sienten y sentimos tenemos la posibilidad de comunicarnos de una manera coherente con nosotros mismos y con los otros.  Ser asertivo consiste, fundamentalmente, en mantener siempre el respeto hacia ambas direcciones – la propia y la ajena – para llegar a un acuerdo con nuestro interlocutor.

Para generar este tipo de comunicación hay cuatro habilidades sociales que tenemos que aprender a manejar:

  • Capacidad de decir que no
  • Capacidad de pedir favores y hacer peticiones de una forma clara y respetuosa
  • Capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos
  • Capacidad de iniciar, mantener y cerrar conversaciones

Ser asertivo nos llevará a tener una comunicación más productiva en nuestro entorno a la vez que más sana.

4. Apostar por la escucha activa:

Poder cumplir los dos puntos anteriores pasa por ser escuchantes activos. Y eso requiere de un esfuerzo consciente por nuestra parte. Es algo más que poner atención.

Necesitamos de un lenguaje corporal atento, con posturas y gestos que muestren participación y compromiso, así como un contacto visual y unas expresiones faciales apropiadas. En lo verbal, debemos dar espacio al otro para contar su historia. Lo conseguiremos tratando de abrirle puertas con nuestra conversación y realizando preguntas oportunas que denoten interés. Además, podemos reforzar la sensación de comprensión y aceptación si parafraseamos periódicamente el contenido, reflejamos parte del discurso en nuestras intervenciones o, al final de la conversación, resumimos lo central del mismo.

5. Alejarnos el tecnoestrés y de las falsas urgencias:

La tecnología y la rapidez han convertido nuestras jornadas en “campos de minas” llenos de imprevistos, en los que es complicado desarrollar una tarea sin interrupciones.

Sin embargo, no estamos programados para la multitarea. La mejor opción no es contestar emails o whatsapps a la vez que redactamos un informe. Para ser más productivos y que lo sean quienes nos rodean debemos trabajar en dos direcciones: fomentar la atención plena sobre la tarea que estemos realizando y diferenciar entre imprevistos y urgencias. Es decir, pensar unos segundos antes de romper nuestra actividad con algo que podría esperar.

6. Adiós a las reuniones desastre:

Reunirnos con compañeros es positivo para compartir información, avanzar con proyectos, distribuir tareas… Sin embargo, todo eso se puede ir al traste. Si no hay suficiente preparación, esta oportunidad se puede convertir en una pérdida de tiempo y energía. Hay varias ideas que nos ayudarán a mejorar:

  • Marcar unos objetivos claros de la cita
  • Avisar a los asistentes con suficiente antelación y saber por qué ha de venir cada uno
  • Marcar una hora de arranque y otra de final
  • Ser puntuales
  • Evitar distracciones externas (ej: asistentes que contestan mails o miran redes sociales)
  • Repasar los objetivos al principio y al final de la reunión

7. Aprender a no bloquearnos en el conflicto

A pesar de mantener una conducta emocionalmente sana es impensable pensar en un entorno laboral sin conflictos. Queramos o no vamos a vernos en situaciones en los que alguien tiene intereses contrapuestos a los nuestros.

En esos casos debemos tratar de evitar que lo que en un principio es una confrontación de razones acabe siendo una contraposición de emociones. Nuestro objetivo en ese caso por buscar puntos intermedios donde un acuerdo satisfaga a ambos lados.

CanalCeo
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