Un momento único en la vida directiva

Estamos viviendo un momento único a todos los niveles: sector público, empresas privadas, familias y personas. Un momento lleno de altas dosis de incertidumbre y adversidades que exige un cambio constante. Agustín Peralt, Doctor en Administración y Dirección de Empresas, escritor y profesor, propone el modelo de efectividad circular basado en la resiliencia.

En mayor o menor medida, está suponiendo un desgaste silencioso pero continuo. En paralelo se ha producido un cambio en el modelo de trabajo inimaginable hace unos meses: trabajo presencial VS remoto…. Algo que ha venido para quedarse, con nuevas reglas de juego, que exige implantar muchos cambios tanto en las organizaciones como a nivel individual. Por otro lado, también se ha incrementado la diferencia de planteamientos de las distintas generaciones que cohabitan en las organizaciones.

Supone un esfuerzo colectivo diseñar unas reglas de juego motivantes y comprensibles para todos y que vuelven a suponer más cambios. De esta forma, el tan anhelado engagement y el concepto de felicidad en el trabajo están viéndose afectados

Una situación inesperada…

Los líderes están empezando a reconocer la creciente dificultad para liderar y motivar a las personas. Empiezan a aparecer dudas sobre la productividad de muchos de ellos por las circunstancias que se dan en algunos casos o por el propio agotamiento. Un círculo vicioso contrario al de la mejora del engagement y la productividad por la que tanto habíamos invertido.

Las reacciones por parte de las organizaciones están siendo de todo tipo. Algunos imponen una serie de mínimos frente a otros que optan por formulas flexibles jamás imaginadas. Y todo ello bajo la presión de tener que ser más eficientes que nunca. La reducción de muchos mercados nos obliga a atacar la cuenta de explotación desde la mejora de los costes y debemos lograr más con menos.

Precisamente por esto, las exigencias a nivel de organización, a nivel líderes y a nivel logros individuales son cada vez mayores. Pero el tiempo disponible durante la semana es el que es y la solución no puede pasar por trabajar 12 horas diarias 5 días a la semana con algún esfuerzo adicional durante el fin de semana. Máxime cuando todos habíamos interiorizado que se podía lograr un equilibrio entre lo personal y profesional, una verdadera conciliación, necesaria y merecida.

Frente a este deseo, el agotamiento y la sensación de falta de control empieza a crecer de manera progresiva entre muchos altos directivos. Actitudes de no aceptación o queja llevarán al fracaso de los profesionales y por ende de las organizaciones. Los momentos de adversidad son invitaciones a elegir.

Elegir la queja, el lamento y el seguir actuando de manera reactiva, o elegir salir reforzados a nivel individual y grupal desde nuestra acción y responsabilidad individual. El locus de control interno es más necesario que nunca.

Dar un paso adelante

En este contexto, las organizaciones y las personas que las dirigen deben ayudar a sus profesionales para prepararlos de la mejor manera. En estos últimos meses me he reafirmado en algo en lo que ya creía, y es que las organizaciones necesitan acompañar, más que nunca, a sus directivos en el desarrollo a nivel competencial para poder estar lo más preparados posibles y los directivos, a su vez, deberán hacer un esfuerzo con sus equipos en la misma dirección.

Gracias a la experiencia que nos ha dado haber estado cerca de muchos directivos durante estos últimos años, así como el estudio de los muchos modelos existentes y la puesta en marcha de iniciativas con ellos, hemos creado el Modelo de efectividad circular que engloba el LIDERAZGO EFECTIVO, la RESILIENCIA EFECTIVA y la PRODUCTIVIDAD EFECTIVA. Un modelo integral e interrelacionado donde todas las piezas van a ser necesarias.

Modelo de efectividad circular

Cualquier líder tiene que asegurarse de que es capaz de liderar de manera efectiva a sus equipos, y cumplir lo que se espera de él: motivar, desarrollar, acompañar, alinear objetivos, corregir, etc., todo con un equilibrio entre resultados y personas. El problema es que la teoría nos la sabemos y somos capaces de saber qué cosas NO debemos hacer y hasta logramos NO hacerlas y también sabemos qué cosas debemos hacer. Pero luego, nuestra agenda y nuestras sistemáticas no siempre están alineadas con ello y no cumplimos las rutinas y hábitos que serían necesarios, por mucho que nos autoconvenzamos de lo que hacemos.

Los líderes deben ser ejemplo sobre cómo actuar frente a la adversidad y a esa complejidad creciente. Y ello exige ser resilientes por partida doble: demostrar resiliencia a nivel individual y ayudar a nuestros equipos a prepararse o superarse ante la adversidad, facilitando su refuerzo en esta competencia. Aquí el problema radica en que no nos hemos preparado de manera proactiva para ser resilientes, y si no lo somos a nivel individual tampoco sabemos ayudar en todo lo que deberíamos a nuestros equipos. Todo esto deriva en un mayor nivel de estrés, un efecto negativo sobre nuestra energía y consecuentemente en nuestros resultados como líderes y en nuestro desempeño individual.

La resiliencia efectiva

La falta de resiliencia afecta a nuestro liderazgo y a nuestra productividad que se retroalimentan negativamente. Debemos empezar a reforzar nuestra resiliencia efectiva con modelos que nos lo garanticen.

Para lograr todo esto, el líder debe, desde su propio autoliderazgo, gestionar su agenda y su tiempo desde una productividad efectiva para que tenga tanto la actitud como la capacidad de organizarse y priorizar como le exigen la circunstancias, sin quemarse ni desgastarse en el largo plazo.

En muchos casos no logramos dominar nuestro tiempo y nuestra agenda cuando las circunstancias cambian porque no tenemos un método que nos ayude a ello, lo cual afecta a nuestra capacidad de ser resilientes y buenos líderes.

En momentos de mayor adversidad todo se nos desborda. Y en este caso, no estar bien organizados afecta a nuestro liderazgo también desde una doble perspectiva: no somos ejemplo y no disponemos del tiempo para cumplir con lo que ser líderes supone.

El incremento de nuestro deterioro afecta a nuestros niveles de resiliencia porque todo está interrelacionado: liderazgo, resiliencia y productividad.

 

Agustín Peralt es Doctor en Administración y Dirección de Empresas, MBA por Esade, mentor de directivos, profesor universitario y conferenciante. Tras más de 15 años de experiencia directiva en multinacionales (Danone, Hasbro) y empresas familiares con vocación internacional, llevó a cabo una reinvención profesional hacia el área de la formación. Creador del Método FASE logra en un tiempo récord que mejore la gestión de su tiempo, incremente la eficiencia en tu trabajo y avance hacia el autoliderazgo disfrutando de un estilo de vida más satisfactorio.