Además de serlo, hoy una empresa está obligada a parecer socialmente responsable. El consumidor ha encontrado en la decisión de compra y las redes sociales dos armas a activar cuando la empresa o el producto no responden a la confianza depositada. Este constante radar social encuentra en las políticas de compliance su mejor escudo para garantizar el cumplimiento con la legislación y protegerse ante riesgos.