Ante las críticas, que se vienen produciendo desde hace tiempo y que han aumentado a raíz de las normativas sobre igualdad, los grupos se han esforzado por incorporar mujeres a sus cuadros directivos y a sus consejos de administración. Pero la realidad no permite lograr un equilibrio, como ocurre por ejemplo en las listas electorales. Algunos datos son determinantes.

Una cosa es mantener vivos los valores tradicionales de la empresa y otra muy distinta es dirigir una compañía anclada en el pasado. La primera no supone la segunda, un directivo puede defender valores clásicos adaptándose a las exigencias de la nueva sociedad que impera hoy en día. De hecho, no hay otra forma de sobrevivir. Adaptarse o morir.