“Nada grande se ha hecho sin pasión”, escribió Hegel. Y quizá sin cuidado tampoco. En un sector tan exigente como el HORECA —donde la rotación no da tregua y el talento se quema al calor de la inmediatez— tres mujeres están reescribiendo el significado del liderazgo. Inspiradas, de algún modo, por aquella frase de Nicolasa Pradera que decía que “cocinar es cuidar con el alma”, Virginia Donado, Beatriz Miguel y Nicoletta Negrini están demostrando que cuidar también da resultados.
Tres mujeres, tres trayectorias distintas, un mismo propósito: demostrar que la rentabilidad también se cocina a fuego humano. Así fue su encuentro en Más Mujeres CEO.
La rentabilidad del cuidado
Hay sectores donde liderar es casi un acto de resistencia. El HORECA, marcado por la exigencia, la rotación y la inmediatez, es uno de ellos. “En hostelería se habla mucho del sacrificio, de los horarios imposibles, del desgaste —reconocía Virginia Donado—, pero cuando trabajas desde la organización, descubres que la clave no es tanto resistir como cuidar”. Su receta pasa por transformar la cultura interna: dar autonomía, escuchar y reconocer el talento.
Durante su trayectoria, incluso antes de llegar a Juan Valdez, impulsó programas para que los empleados pudieran convertirse en franquiciados o emprender sus propios negocios, especialmente las mujeres. “A veces somos nosotras mismas las que frenamos la decisión de dar el paso —decía—. Por eso creamos fórmulas de apoyo, financiación y acompañamiento para que se atrevieran a hacerlo”.

Su visión es clara: cuidar es dar oportunidades, aunque eso implique reescribir los modelos de liderazgo tradicionales. “No se trata de paternalismo, sino de confianza. De dejar que las personas decidan, pero sabiendo que no caminan solas”.
Cuando la diversidad se convierte en estrategia
En ILUNION Hotels, la diversidad no es un valor añadido: es el corazón del negocio. Beatriz Miguel, con más de veinte años en la compañía, lo explicó con la serenidad de quien ha visto cómo una idea ética se convierte en una ventaja competitiva.
“Nosotros tenemos un nivel de absentismo inferior al 7%, cuando el promedio del sector llega al 20%”, compartió. La cifra no es casualidad: más del 40% de la plantilla son personas con discapacidad o en situación de vulnerabilidad, integradas en equipos donde la inclusión se vive como orgullo y no como excepción.
“Cuando garantizas bienestar real, los resultados llegan solos”, aseguraba Beatriz. “Queremos dar respuesta a los problemas de salud, económicos o familiares que afectan a las personas, porque eso asegura que su bienestar sea una realidad y no un discurso”.

Esa coherencia ha convertido a ILUNION Hotels en un referente mundial de hotelería inclusiva, un modelo donde la rentabilidad y la humanidad no compiten: se retroalimentan.
Empatía con reglas: el equilibrio posible
Por su parte, Nicoletta Negrini, CEO de Grupo Negrini, defendió un liderazgo que combina calidez y rigor. “Yo digo siempre que soy psicóloga y bombera”, contó entre risas. “Psicóloga porque tengo que entender, cuidar, empatizar. Bombera porque cuando algo llega a mí, ya está ardiendo, y tengo que resolverlo rápido”.
Dejó una reflexión que arrancó sonrisas en la sala: “Los humanos hacemos errores una vez; si lo repetimos, tenemos un problema; a la tercera, ya no somos humanos, somos su predecesor: el mono”. Más allá del humor, su filosofía se sostiene en la idea de aprender del error y convertirlo en crecimiento.
Nicoletta también habló del gran dilema del liderazgo contemporáneo: combinar empatía y reglas. “Cuando éramos pocos, bastaba con mirarnos para entendernos. Ahora somos 190. Y cuando creces, tienes que poner normas sin perder la humanidad. Ese equilibrio entre libertad y estructura es el gran reto”.

Su fórmula es sencilla pero poderosa: mantener la promesa, ser accesible, escuchar y dar espacio para que cada persona encuentre su lugar. Incluso, a veces, ayudarles a salir. “He tenido que decirle a alguien: este no es tu sitio. Y eso también es cuidar”.
La nueva cultura del servicio
Las tres coincidieron en algo que va más allá del sector HORECA: el liderazgo es, ante todo, una forma de servir. Servir al equipo, al cliente, al propósito. “Cuando cada empleado entiende que forma parte del propósito, el trabajo deja de ser una tarea y se convierte en contribución”, apuntó Virginia.
Ese cambio de paradigma —de gestionar a cuidar, de controlar a acompañar— está redefiniendo industrias enteras. Lo que antes se entendía como debilidad, hoy se revela como una ventaja competitiva: la cultura del cuidado no solo retiene talento, sino que genera valor económico sostenible.
El liderazgo femenino en el sector HORECA está demostrando que las empresas más humanas también pueden ser las más rentables. “El bienestar no es una moda, es estrategia”, dijo Beatriz. “Y la empatía, lejos de ablandar la gestión, la fortalece”. Quizá Nicolasa Pradera lo intuyó antes que nadie: cuidar con el alma era, en el fondo, la primera forma de liderazgo humanista.
Hoy, mujeres como Virginia, Beatriz y Nicoletta continúan su legado desde otro fogón: el de las decisiones que alimentan cultura, propósito y resultados.


