El motor de nuestras acciones

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Helena López-Casares| Madrid

 

La motivación es la fuerza que nos empuja a actuar. Es el motor de nuestras acciones, que nos permite superar obstáculos y continuar luchando a pesar de las frustraciones. El elemento central de la motivación es tener un objetivo. No hay motivación sin objetivo, pero éste debe ser lo suficientemente atractivo.

¿Cómo podemos convertir al objetivo en algo irresistible y lograr así la motivación? Formulando el objetivo en términos positivos; ofreciendo la idea de que es alcanzable y realizable; concretándolo y cuando es a largo plazo plantearlo por fases; explicando por qué es importante para el equipo y qué ventajas nos va a aportar.

La motivación suele estar amenazada por un asesino en serie muy peligroso: las palabras y las actitudes que se muestran. Una simple palabra y el comportamiento asociado pueden actuar como unos poderosos catalizadores que lleven a la acción o, por el contrario, pueden ser el freno a toda iniciativa. Si con nuestras palabras y actitudes proyectamos duda, obligación o negatividad, poco o nada vamos a conseguir.

La desmotivación es un sentimiento de desesperanza ante los obstáculos, un estado de angustia y pérdida de entusiasmo, disposición o energía. La desmotivación es un estado interior limitador y complejo, que está caracterizado por la presencia de pensamientos pesimistas y una sensación de desánimo. Este estado se origina como consecuencia de la generalización de experiencias negativas y la autopercepción de la incapacidad para generar los resultados deseados.

Si dentro de nosotros aparece el pesimismo, la negatividad y el desánimo, hará acto de presencia la desmotivación y los demás nos percibirán como personas desganadas, desilusionadas y desconfiadas.

Al final, todo se reduce a una cuestión de actitud ante la vida. ¿Qué veo? ¿Qué gafas llevo, las de la negatividad o las de la positividad? Depende de lo que vea, así serán los resultados.

REFLEXIÓN CEO

Un líder es un creador de ambientes, un profesional que tiene bajo su responsabilidad el funcionamiento de un equipo en las mejores condiciones. Entre sus características más importantes destacamos que deben ser:

 – Integradores.

– Constructores de espíritu deportivo.

– Profesionales con vocación de servicio.

– Facilitadores.

– Personas conectadas con el mundo.

– Generadores de ilusión.

– Optimistas e inquietos ante las novedades.

– Inspiradores. Enseñan con el ejemplo y se involucran.

– Personas que saben inculcar el deseo por la superación y la aspiración.

Y no olvides que uno de los ingredientes principales del buen liderazgo es el entusiasmo, que enciende en nosotros las ganas y el gusto por seguir adelante.