El mejor libro de autoayuda: una conversación con tus maestros

Javier Cantera | Grupo BLC

23 de enero de 2014

Hace unos meses un conocido me preguntó: “Oye Javier, tú que te dedicas a la orientación, que libro de autoayuda me aconsejas ya que tengo mucha inquietud por estar en el paro”. Le contesté ¡ninguno!, y tras quedarse sorprendido, le reflexioné: la mejor autoayuda no es la lectura solitaria de recetas de motivación sino una conversación con alguien que te permita aprender.

Últimamente proliferan libritos de recetas que han generado ese mercado de la autoayuda y hemos descuidado el carácter social de cualquier autoayuda. Los términos de autoayuda, autoestima, autocontrol, auto concepto, necesita del otro para su apreciación más que una lectura solitaria. Configuramos nuestra autoimagen a partir de la opinión de los demás, de ahí la importancia de las conversaciones con los otros para generar una opinión personal. Las crisis personales toman perspectiva con la percepción  de los demás. De ahí la importancia de “conversar”, pues ya lo decía Francis Bacon: “la duda es la escuela de la verdad”.

Quiero reivindicar el concepto de conversador como sustitutivo del de conferenciante experto. Las personas necesitan de maestros cercanos que conversen y no de gurús conferenciantes que te convenzan. Por eso, desde la Fundación Personas y Empresas hemos puesto en marcha la figura del Conversador que pretende aportar una nueva forma de relación entre un maestro y una persona.

Contratar a un conversador para un público pretende aportar una intervención de preguntas y posibles respuestas entre diferentes personas. No se trata de dar conocimientos o enseñar historias de un conferenciante, sino de recoger opiniones y canalizar tendencias entorno a una temática. Conversar es una oportunidad de contrastar tu opinión, dejarte influir por los demás y en última instancia tener la seguridad que todos estamos en la duda. Esta propia  conversación con maestros de la Fundación se basa en cuatro conceptos a cambiar socialmente:

1) El concepto de “Maestro”: Reivindico este concepto en el ámbito diario más allá de la estrechez del entorno escolar y/o académico. Todos hemos tenido grandes maestros de vida, gente que te ha prestado su vida, sus historias y sus sabidurías en algún aspecto. Lo que has aprendido de tus parejas, tus padres, tus amigos y como no, de tus enemigos. Desde la psicología sabemos la gran debilidad personal que supone el no tener maestros vitales y encerrarnos en mundos sin conversaciones sociales. Tener muchos maestros es un signo de alta autoestima.

2) El concepto de “conversar”: Si la red se basa en conversaciones sociales es porque el ser humano es un discurso. Conversar es el elemento más humano para dar seguridad y una gran herramienta de aprendizaje diario. Las personas adultas no necesitan clases ni conferencias inspiradoras desde el atril del conferenciante, sino compartir teorías, inquietudes y seguridades con personas expertas por su trayectoria. En muchas ocasiones, hemos dado poca importancia a la visión social de la conversación, parece que conversar es algo secundario pero es donde está la base del aprendizaje y de la seguridad personal, pues como decía el gran poeta Antonio Machado: “poned atención, un corazón solitario, no es un corazón”.

3) El concepto de “autoestima”: La autoestima necesita de la estima de los demás. Muchas veces he intentado analizar el valor de mis capacidades y siempre emerge la figura de alguien que provocó en mí ese juicio. De ahí la importancia del factor social en cualquier crisis. Lo importante es “hablarlo” para interiorizar los conceptos de valor. Lo que se conversa con tus maestros te puede generar más autoestima. Miguel de Cervantes nos decía:” más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo”. La autoestima se genera en conversaciones a tiempo con tus maestros vitales.

4) El concepto de “aprendizaje”: Aprender es una actitud proactiva que necesita del interés personal. No es que te formes, es que tú quieras aprender. Y el aprendizaje es un proceso instantáneo en cualquier faceta de tu día. Estar orientados al aprendizaje implica recolectar cada día nuevas ideas, actitudes, aptitudes, intereses, etc. El aprendizaje es holístico y no analítico, y por tanto, necesitamos de un marco de referencia. Hay que buscar ocasiones para aprender que junten a maestros precipitadores y a los alumnos que quieran ser precipitados. Aprender es la característica humana más distintiva, diferencial y al final la más definitoria.

En fin, que esta crisis es cobarde y tenemos que aprender de ella, pues la única crisis preocupante es la personal. Y para no caer en crisis personal, hablemos muchos con maestros vitales y aprendamos a relativizar las seguridades externas y profundizar en el valor de nuestra autoestima.

Y para acabar, un mensaje de un gran maestro personal,  Albert Einstein cuando decía: “con ninguna cantidad de experimentos se podrá demostrar que estoy en lo cierto, pero un sólo experimento puede demostrar que estoy equivocado”.

 No os equivoquéis, vuestra autoestima está en los demás.

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