Organizaciones erre que erre …¿Lo es la tuya?

Fernando Botella

CEO de Think&Action

Si hay una palabra que hoy copa la mayor parte del tiempo y el espacio en el mundo del management ésa es sin duda innovación. Gastamos palabras y más palabras hablando sobre la idea de la innovación -o divagando más bien-, quedándonos en el marco conceptual y sin terminar nunca de llevarla a la práctica. La realidad nos dice que la mayor parte de las empresas, en pleno y acalorado debate sobre el cambio y la necesidad de adaptación, siguen mirándose el ombligo, haciendo lo que saben hacer porque precisamente es lo que saben hacer bien. «Somos líderes del mercado». «Nadie mejor que nosotros conoce este mercado». «No están los tiempos para asumir riesgos, ya innovaremos cuando la situación mejore». Viven presas del dogma, de la complacencia, del miedo o de las excusas; y en cualquier caso, o en todos ellos, se sitúan a años luz de la innovación.

 Son organizaciones erre que erre, que siempre pintan dentro del círculo, sin salirse de él, sin cuestionarse lo que están haciendo y lo que están dejando de hacer. El problema es que este modo supervivencia por el que se rigen es el enemigo número uno de las nuevas ideas, la transformación y la innovación.

 ¿Cómo salirse del bucle del erre que erre? Como dice Tom Peters «las organizaciones deben ser nada menos que catedrales donde toda la gloria del poder de la imaginación y del espíritu y la inclinación emprendedora innata de diversos individuos se entrega a la búsqueda apasionada de la excelencia». Los dos antídotos contra el síndrome de la doble R son la creatividad y el espíritu emprendedor.

El poder de la creatividad

 Frente a las organizaciones erre que erre, que, pese a que el entorno ha cambiado, siguen haciendo lo mismo que han hecho siempre, las compañías innovadoras viven el cambio y toman en consideración alternativas diferentes a las tradicionales. Estas última están dirigidas por mentes (CEOs) creativas o, dicho de otro modo, por mentes preparadas para mirar donde otros no miran habitualmente e, incluso, para cambiar la visión tradicional de las cosas. Los máximos directivos de estas empresas saben que lo tradicional no tiene que ser siempre lo válido, y por eso basan su gestión más en las preguntas que en las afirmaciones y los prejuicios. Siguen el «¿por qué no?» frente al «porque no».

El espíritu emprendedor

Si hay un aliado imprescindible del cambio y la innovación ésa es la actitud emprendedora. Emprender siempre es activar un cambio y una mente (CEO) emprendedora tiene interiorizado el cambio de manera natural, hasta tal punto que vive su día a día y el de su organización asumiendo que la transformación es necesaria para sobrevivir.

Las organizaciones marcadas por el espíritu emprendedor no tienen ombligo, sino que gestionan el éxito presente como un factor temporal. En ellas no caben los modelos intocables, sino que absolutamente todo es susceptible de someterse al microscopio del cuestionamiento. Por eso son verdaderas fábricas de ideas, donde la innovación es concebida como un proceso y la experimentación y la colaboración constituyen el método principal de trabajo. En este tipo de compañías todo se lleva a la acción y se prueba; se trabaja para transformar ideas en resultados o -utilizando el lenguaje de la gestión- para transformar know-how en cash flow, gestionando el riesgo inherente a la actividad y el error como partes del aprendizaje y del éxito.

Salirse, por tanto, del círculo del erre que erre y abrir la puerta de la innovación pasa por dejar de vivir de la gloria pasada y comenzar a mirar hacia el futuro que está por descubrir -gestión de la incertidumbre-, y que, por tanto, se puede reinventar –creatividad-, pero sólo desde la acción –capacidad para asumir riesgos-. Y mientras las organizaciones y mentes erre que erre encallan en la orilla R.I.P (Resistencia, Inactividad, Perecimiento), las organizaciones y mentes innovadoras navegan por el canal del éxito que, parafraseando la conocida fórmula de Einstein E=mc2, es igual a mentes creativas y creadoras, es decir, mentes creativas y emprendedoras.