Explosión Nadal

 

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Rafa Nadal lo ha conseguido. Ha ganado su séptimo título de Roland Garros en ocho años tras vencer a Novak Djokovic en cuatro sets. Un partido que empezó el domingo 10 de junio y que tuvo que ser suspendido por la lluvia y aplazado al lunes 11 de junio. Rafa ha hecho historia. Con 26 años es el único tenista que ha logrado ganar siete veces Roland Garros, superando al mítico Bjön Borg.

Novak Djokovic, actual número 1, comentaba antes de la final que es «muy difícil ganarle. Me ha derrotado en tres finales consecutivas en tierra. Es el mejor jugador del mundo en tierra, como demuestran los resultados».
¿Qué tiene Rafa? ¿Es casualidad? ¿Suerte? Ni mucho menos. Esfuerzo, disciplina y trabajo.

Rafa es un ejemplo que demuestra que la constancia, el método y la concentración son los elementos que nos conducen a lograr nuestra meta, a levantar y morder trofeos. Nadal es igual a mito. Su nombre es leyenda. Rafa Nadal es el mejor deportista español de todos los tiempos por su humildad, su espíritu de sacrificio y su talento, que ha sabido aderezar con combatividad, fuerza y energía.

Rafa es la máxima expresión de la adopción de una actitud positiva ante los acontecimientos de la vida, lo que le ha permitido superar los obstáculos que se han interpuesto en su carrera y vencer la adversidad, saliendo más reforzado de las lesiones que han truncado su participación en torneos importantes.

Rafa Nadal posee una enorme dosis de confianza, una gran seguridad en sí mismo, un gran poder mental, así como un alto control de sus habilidades, conseguido a base de trabajo y dedicación, que le hace superar las circunstancias adversas. Varios estudios han vinculado la confianza con distintas pautas de comportamientos positivos, entre ellas el proceder cívico, la resolución de problemas, la cooperación y la eficiencia.

En la psicología social, la confianza se define como la creencia de que un individuo es capaz de actuar de una manera adecuada en una determinada situación. Para poder actuar de acuerdo a las circunstancias hay que adaptar los pensamientos y trabajar en el ámbito interior.

La fortaleza mental es una ventaja en los deportes de alta competición, de la que se desprenden componentes como la autoestima, la autoconfianza, la tolerancia a la frustración, la perseverancia o el manejo de las emociones y de los pensamientos.

El cuerpo hace lo que la mente le dice y para llegar a esa compenetración entre estas dos dimensiones es necesario tener la mente libre y despejada de ideas superficiales. Nadal tiene la claridad para separar o analizar sus debilidades y las amenazas que vienen de fuera, de tal manera que es capaz de aislar los elementos nocivos, que no sirven más que para impedir su crecimiento.

Su adecuada autoestima y autoconfianza le hacen ser una persona equilibrada y ver las cosas en su justa medida sin engrandecer las victorias ni las derrotas. De esta manera, es muy difícil ver a Nadal muy exultante o demasiado abatido, ya que tiene los pies en la tierra. Al poner las cosas en su sitio, en el lugar adecuado, preserva el resto de su vida. Esto significa que su valía como persona no se ve afectada por los resultados deportivos.

La mente es un arma poderosa con la que contamos. Por eso, un deportista necesita educarla para poder alimentarse de los pensamientos adecuados, es decir, de imágenes positivas y evocadoras, no de ideas negativas y demoledoras. Como hemos visto, el cuerpo acaba haciendo lo que la mente le dicta y ésta dicta lo que cree.

En muchas ocasiones hemos oído a Nadal comentar que su mente es positiva y que cuando realiza un movimiento es porque sabe que va a tener un resultado positivo. Él juega como piensa y su rendimiento es muy alto. Este dominio, en el caso de Nadal, va unido y combinado con un trabajo técnico y físico muy exigente.

Somos y nos convertimos en lo que pensamos, por eso es muy importante para labrar un camino de éxito la fe en nosotros mismos, así como en nuestras ilimitadas capacidades y posibilidades.

Realmente, la vida de los deportistas se podría definir como que la mayoría viven una especie de ciclos de uves dobles encadenadas. Lo importante es trabajar la convicción y mantener la firmeza, algo que requiere estabilidad y atención.

Rafa Nadal reconoce su valía, pero en sus numerosas intervenciones ante la prensa también habla de sus defectos y de las dificultades que tiene, lo que le hace ser creíble y le dota de un anclaje de unión con la realidad, que le da una perspectiva clara de dónde está y quién es. Muchos deportistas ante una derrota sienten que no valen nada y se desmoronan, perdiendo la visión de avance que debe caracterizar a un deportista de alto nivel. Nadal, en cambio, es consciente de los fracasos pero los ve como casos que debe analizar y estudiar para conocerse cada vez más y tener más datos sobre sí mismo.

Esta séptima victoria de Roland Garros viene a confirmar que estamos ante un tenista con unas excepcionales fortalezas mentales y una capacidad de superación única. Rafa afrontaba el inicio de este Roland Garros con mucha tranquilidad, con la serenidad de una mente sosegada, que piensa, reflexiona y adapta su estrategia a las circunstancias para evitar que éstas le puedan.

Rafa sólo piensa en los torneos en el preciso momento. «Yo sólo pienso en Roland Garros cuando toca, cuando llega el momento de disputarlo», ha dicho en más de una ocasión. Esta frase pone de manifiesto que el tenista nunca se ha obsesionado con un torneo y que su fuerza mental para estar presente aquí y ahora (sabiendo cuál es el objetivo a alcanzar) en lo que está haciendo sin dejarse llevar por las presiones y dejando de lado las interferencias y distracciones.

No es fácil concentrarse sólo en un aspecto y olvidarse del resto. Hay multitud de ruidos, tanto internos: la presión, falta de confianza o miedos; como externos: el público en contra, los comentarios de la prensa, las decisiones arbitrales injustas, la climatología o las actitudes del contrario, que provocan la pérdida de la concentración y merman las cualidades del deportista. En la vida sucede lo mismo, pero si cedemos ante estas tensiones seremos presa de ellas y nos arrastrarán hacia caminos nada recomendables, desviándonos totalmente de la senda por la que teníamos previsto caminar.

Este 2012 ha comenzado muy bien para el manacorí. Ha ganado en Montecarlo, ha seguido con su idilio con el torneo Conde Godó y ahora este Roland Garros, una de las puestas de largo del tenis mundial, viene a corroborar la madera de la que está hecho.

Rafa está ilusionado, pero calmado. La mirada que ha tenido durante todo el torneo Roland Garros ha sido la de un guerrero combativo, con un gran espíritu de fuerza, pero clarividente. Cuanto más inteligente ha sido su comportamiento en el juego, mayor ha sido su rendimiento.

Hay que jugar con corazón y cabeza, pero si te supera la sobreexcitación y sales a la pista pasado de vueltas puede que afecte a la cabeza y el resultado obtenido no ser el esperado.

En París, sin perder la compostura, sin un mal gesto, Rafa miraba al cielo esperando que la lluvia cesase. Hoy volvemos a mirar hacia arriba porque allí es donde está Rafa, en la cúspide, aunque con sus pies asentados firmemente en el suelo. Rafa está viviendo unos momentos de máxima emoción. En París hubo lágrimas inundadas de energía positiva, hubo abrazos con otros grandes, como Pau Gasol.

Nadal es el tenis escrito con mayúsculas, es la pasión y el coraje, es un campeón que lo es aún más cuando suelta la raqueta.

©Helena López-Casares Pertusa