Eres mi jefe, y no me caes bien

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Algunas personas tienen una enorme necesidad de caerle bien a todo el mundo y, por ello, difícilmente llegarán a ser buenos jefes. Dirigir una empresa, un equipo, exige tomar constantemente decisiones, grandes o pequeñas, y esas decisiones no siempre gustan a todos. Cuando alguien toma una decisión que no nos gusta, que no compartimos, que creemos que nos perjudica, o que simplemente no nos viene bien, y tenemos que asumirla, no nos suele resultar el más simpático.

Si tienes un puesto de liderazgo, si eres «el jefe» o la «jefa» tienes que aceptar de antemano que no vas a gustarle a todo el mundo, que no todo el mundo te va a adorar, que quizás no te inviten a la fiesta de cumpleaños y que, incluso, puede suceder que haya gente a la que le caigas francamente mal, aunque lo disimule. Cuenta con ello. Cuenta con ello, y te ahorrarás muchos problemas, disgustos y decepciones.

Los afectos, si tienen que ser serán

Los profesionales que entre sus prioridades tienen la de «gustarle» a todo el mundo difícilmente serán buenos jefes, porque para mantener la ficción de ser queridos por todos dejarán de tomar decisiones que deberían tomar, o tomarán decisiones que no deberían haber tomado. O aún peor, no tomarán decisiones.

«Un jefe que quiera caerle bien a todo el mundo puede ser un jefe, pero jamás será un líder

A veces, el cariño y el respeto no van en la misma dirección. Y estoy hablando de respeto, no de miedo, que eso es otra cosa. Quien necesita gustar a todo el mundo, resultar simpático a todo el mundo, ser querido por todos, suele ser una persona insegura, y el liderazgo exige unos ciertos niveles de seguridad personal, y una buena dosis de sacrificio en cuanto a simpatías se refiere. Pero nada de esto excepcional porque, en realidad, todos tenemos que trabajar con gente que nos cae muy bien, bien, regular, e incluso mal.

La toma de decisiones

Parece que todo el mundo puede tomar decisiones y está dispuesto a ello, hasta que hay que tomarlas, comunicarlas e implementarlas. Llegados a ese punto, muchas personas y profesionales se inhiben. Tomar decisiones no es fácil, y asumir las consecuencias de las mismas a veces nos asusta.

«No hay peor decisión que la que no se toma por miedo

«A mí también me gusta caer bien»

Si has llegado hasta aquí quizás me imagines como una persona borde, poco empática, a la que le es indiferente su relación personal y profesional con los demás, pero nada más lejos de la realidad. A mí también me gusta caer bien, ser querida, ser apreciada, como a todos. Pero el cariño es un regalo que los demás te hacen, mientras que el respeto es algo que debes ganarte cada día.

Una empresa es un microcosmos lleno de actividad, necesidades, problemas, satisfacciones, y personas con sus correspondientes egos y corazoncitos. Una empresa es algo vivo, que cambia, se mueve y evoluciona, en donde conviven personas y profesionales con diferentes personalidades, necesidades, aspiraciones, capacidades, preparación, implicación y talento.

El respeto vs. los afectos

Nadie nos dará la fórmula mágica para gestionar un equipo, no existe. Pero sí conviene tener una estructura mental organizada, claras las prioridades, las necesidades, y tomar las decisiones que hay que tomar cuando llega el momento.

Al los jefes tampoco todo el mundo nos cae fenomenal. Después de todo, en cuestiones de química y afectos, la jerarquía no importa. Por eso es importante que tanto en un sentido como el otro todos cumplamos con un requisito básico: el respeto. Los afectos, si tienen que ser serán.

Isabel Bajo | Directora General de Alimarket