Cómo no «caerse del caballo» del liderazgo

Laura Martín | 27 de abril de 2015

Aníbal fue un gran líder, pero tras su victoria en la ‘batalla de Cannas’ se instaló en la ciudad de Capua durante 12 años y se negó a conquistar Roma. Por el camino se le unieron diferentes tribus a las que decidió dedicar el resto su existencia, bajándose del caballo del liderazgo de la ciudad romana. ¿por qué renunció Aníbal a la conquista de Roma tras haber ganado la batalla?

Muchos líderes, caen en un pseudoliderazgo cuando dejan de creer en sus capacidades, se perpetúan en el lugar que otros le han situado por sus opiniones, o también cuando les invade el ego y se pierden a sí mismos por el camino. «Llamo pesudoliderazgo al practicado por esas personas con grandes capacidades que dañan a los demás, a su organización u empresa, y también a ellos mismos», afirma José Medina, autor de «Sacar lo mejor de ti mismo».

Entonces, ¿existe un momento clave en el que las capacidades cómo directivo se pierden? El fracaso de la mayoría de directivos y profesionales se debe en muchas ocasiones en bajar la guardia ante sus puntos débiles como pueden ser: la arrogancia, complacencia, avaricia, envidia o indecisión. Estos sentimientos mal canalizados pueden echar por la borda cualquier proyecto o decisión.  

Controle su ‘high potential’ como profesional, es importante tener siempre presente de dónde venimos y hacia dónde queremos encaminar el futuro de la empresa y del propio liderazgo. La prepotencia por ejemplo, resta humanidad y perjudica el trato con las personas. Algunos grandes líderes eran brillantes en cuanto a su capacidad de liderar pero fallaban en el trato con los demás, por ejemplo Cayo Marcio Colorialano fue un famoso general de Roma que consiguió llegar al poder por ser un gran guerrero pero no tanto en la política, en la que se creó muchos enemigos entre el pueblo. Su afán de superioridad y creerse en posesión de la verdad y no saber escuchar las peticiones de sus ciudadanos le llevaron al fracaso.

Otro gran error de muchos líderes es dejarse llevar por la complacencia y la pereza, es decir, no hacer nada diferente para salir de su zona de confort y cambiar la realidad de sus empresas. «Cuando dejar de gestionar las circunstancias son éstas las que te gestionan a ti. Sin darte cuenta, pasas de proactivo a reactivo», añade Medina.

En su carrera profesional siempre habrá otros que sean mejores o que tengan mayor ‘suerte’ en los negocios, o también personas que le tengan envidia, detractores que surgirán sin buscarlos. Compararse en exceso con los demás puede llegar a destruirle, a estar más pendiente de lo que hace su adversario que en lo que hace para su empresa. La película de «Amadeus» refleja una profunda envidia del músico Salieri a Amadeus Mozart, un odio que sin duda le impidió disfrutar de su propio éxito.