CEOs del futuro: siempre en beta

Más Mujeres CEO

No estamos terminados. Somos un producto mínimo viable, y aprender es nuestro superpoder.” Así cerró su intervención Carmen Luz Morales, CEO de W-UP y una de las voces más influyentes de América Latina en liderazgo, agilidad y futuro del trabajo. Su frase resume la esencia de un tiempo en el que el liderazgo ya no se mide por el control, sino por la capacidad de anticipar y evolucionar.

En el encuentro Más Mujeres CEO, Morales propuso un desafío a toda la sala: reescribir el código del liderazgo. “Durante años —dijo— nos programaron para avanzar sin detenernos. Pero ese código está mal escrito.” El nuevo liderazgo que defiende no se basa en la velocidad, sino en la consciencia; no busca adaptarse al cambio, sino anticiparse a él.

Pensar el futuro antes de que llegue. Así Morales introdujo un concepto clave: el anticipatory thinking. En un mundo en el que la inteligencia artificial reconfigura industrias, la longevidad redefine las carreras y la salud mental se convierte en crisis global, los CEOs del futuro no pueden limitarse a reaccionar. Deben leer el presente con mirada de futurista.

Nos hablan de adaptabilidad como si bastara con fluir, pero el futuro exige anticipar. No es adaptación, es preparación.” Con esa idea, invitó a los líderes a imaginar su versión del 2030: cómo vivirán, cómo decidirán, qué legado dejarán. Pocos levantaron la mano. La mayoría nunca se lo había planteado. Y ahí, dijo, empieza el verdadero cambio.

El nuevo código: liderazgo en clave humana

Morales habló de códigos —como buena tecnóloga—, pero también de alma. Su metáfora del open source resume su visión: cada experiencia, cada error, cada persona que pasa por nuestra vida deja líneas de código en nuestra forma de ser líderes. Y el reto está en abrir ese código para mejorarlo entre todos.

En esa lógica, la tecnología no es amenaza sino espejo: “Vivimos entre dos realidades —explicó—, la digital y la tangible. Somos seres phygital, mitad carne, mitad dato. Y nuestra marca personal ya tiene vida propia en el algoritmo.”
Por eso, advierte, cada líder debe ser consciente de su huella: “Antes de que tú sepas quién eres, Internet ya lo sabe”.

La revolución de la salud mental

Entre los datos que compartió, hubo uno que atravesó el aire de la sala: mil millones de personas en el mundo viven con algún trastorno mental. Morales lo dice sin dramatismo, pero con verdad: “Queremos tomar el viento con la mano”. Su propia historia de agotamiento —escribió su último libro en tres meses, de nueve de la noche a cuatro de la mañana— la llevó a una conclusión lúcida: “Mi cuerpo no es un instrumento de mi mente. Cuando no paro, pierdo valor.”

Por eso, defiende que la salud mental será el gran desafío del liderazgo del futuro, tanto como la sostenibilidad o la ética tecnológica. “El Alzheimer será el nuevo cáncer”, advirtió. “Y el liderazgo que ignore la salud mental será un liderazgo obsoleto.”

Morales fue pionera en Chile en implantar la jornada laboral 4×3 —cuatro días de trabajo, tres de descanso—, una medida que generó polémica entre empresarios y que hoy se estudia como modelo de productividad sostenible. Para ella, anticipar no es adivinar, sino probar antes que los demás.

“Cuando las empresas esperen a que llegue el futuro para reaccionar, ya será tarde”, afirmó. “El pensamiento anticipatorio es la única competencia que diferencia al líder reactivo del líder consciente.”

La tecnoética y el límite de lo humano

En la parte final de su intervención, la CEO de W-UP lanzó una pregunta: “¿Y si pudiéramos borrar el trauma? ¿Sería bueno hacerlo?”


El ejemplo de Neuralink —la empresa de Elon Musk que conecta el cerebro humano con máquinas— abrió un debate que va más allá de la tecnología: el de la tecnoética. Morales lo definió con sencillez: “No se trata de frenar el progreso, sino de preguntarnos qué impacto tiene lo que creamos”.

Y advirtió que el nuevo eje ideológico del mundo no será político, sino filosófico: humanismo frente a transhumanismo.
“Esa será la verdadera división del futuro”, concluyó. “Quienes apuesten por la humanidad, y quienes confíen todo al progreso.”

Para cerrar, dejó una última enseñanza: el liderazgo del futuro será iterativo, no definitivo. “Somos always in beta. No estamos acabados. Cada versión de nosotros es solo la mejor posible hasta ahora. Y la única constante será aprender.”

En un mundo donde la inteligencia artificial predice, los algoritmos deciden y la velocidad dicta el pulso, el futuro no se adapta, se crea.

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