Brindar con propósito: el liderazgo auténtico de Marta Vidal

Más Mujeres CEO

Ser auténtico, confiar en lo que haces y rodearte de personas que compartan propósito.” No es un lema de marca, sino la filosofía vital de Marta Vidal, CEO de Vallformosa, una de las bodegas familiares más antiguas e innovadoras del Penedès. Y quizá también el resumen más honesto de un liderazgo que se construye, como el buen cava, a fuego lento, con paciencia, raíces y visión.

En el cierre del encuentro Más Mujeres CEO, Marta levantó su copa de Mistinguett —el cava que rinde tributo a las mujeres que luchan cada día por sus sueños— y brindó por un modelo de dirección que destierra la rigidez y celebra lo humano. “Misstinguett era una vedette que rompió moldes en su tiempo; nosotros queremos hacer lo mismo con el liderazgo en el mundo del vino”, dijo. Y el auditorio entendió que hablaba mucho más que de burbujas.

Autenticidad en un mundo de etiquetas

Ser mujer y llegar a la cima de una industria tradicionalmente masculina —la del vino— no fue sencillo. Pero Marta no llegó para encajar, sino para transformar. “Ser mujer ya es un tema, pero venir de fuera del sector lo era aún más. Apostaron por mí sin ser lo fácil, y por eso creo que lo esencial es ser auténtica y tener visión.

Su autenticidad se ha convertido en brújula. En un sector donde el peso de los apellidos parece marcar destino, Vidal reivindica una nueva genealogía: la de los líderes que prefieren escuchar antes que imponer, compartir antes que competir. Esa actitud —tan alejada del ego corporativo— conecta con una tendencia que ya apunta Harvard Business Review: los líderes con mayor capacidad de autoconciencia y empatía aumentan un 30% el compromiso de sus equipos.

Como afirma Simon Sinek, “las personas no compran lo que haces, sino por qué lo haces”. Y en Vallformosa, ese “por qué” tiene nombre y apellido: propósito y comunidad.

Cambiar sin perder el alma

Marta Vidal no proviene del mundo del vino, sino del sector financiero. Pero su mirada externa fue, precisamente, el catalizador de una transformación silenciosa. “Llegué a un sector muy cerrado. En mi primera cena de trabajo, me di cuenta de que nadie daba tarjetas. Pensé que estaba haciendo algo mal, hasta que entendí que era un entorno hermético.

Lejos de rendirse, decidió abrirlo. Impulsó una cultura de colaboración que hoy convierte a Vallformosa en un referente de innovación sostenible. La compañía no solo elabora cavas premiados internacionalmente; trabaja también para mejorar las condiciones de los viticultores locales, reforzando la cadena de valor desde el territorio. “Creemos en un modelo más abierto, más participativo. Si queremos que el sector cambie, debemos empezar por colaborar”, explica.

Su apuesta entronca con la visión del filósofo Charles Handy, quien afirmaba que “el liderazgo es la creación de significado en un mundo que lo ha perdido”. Para Vidal, ese significado pasa por conectar negocio con propósito, tradición con futuro.

Escuchar para transformar

Cuando habla de liderazgo, Marta no usa palabras grandilocuentes. Prefiere las que suenan a cotidiano: escucha, confianza, propósito. Tres pilares que, según estudios de Daniel Goleman, conforman el núcleo de la inteligencia emocional aplicada al management.

Escuchar activamente es lo que permite adaptarte sin perder tu esencia.” Esa escucha la ha llevado a construir equipos más horizontales y diversos, donde el error se vive como aprendizaje y no como amenaza. En un contexto empresarial donde aún impera el “hacer más”, Vidal reivindica el valor de “hacer mejor”.

Su visión humanista conecta con la transformación cultural que están viviendo muchas compañías familiares europeas: la transición de un liderazgo patriarcal y rígido a otro más orgánico, colaborativo y consciente. Lo resume con naturalidad: “No se trata de adaptarse, sino de seguir luchando por lo que creemos que es correcto.

El cava como metáfora del liderazgo

En Vallformosa, cada botella de Mistinguett cuenta una historia. La de una mujer artista que desafió las normas de su época y la de una empresa que cree que el brillo no está solo en la copa, sino en las personas que la levantan. “Queremos que cada brindis recuerde que los sueños —como las burbujas— necesitan aire para crecer”, dice Marta con una sonrisa.

Su espíritu se inspira en Jeanne Bourgeois, la legendaria Mistinguett que conquistó París desde los escenarios del Moulin Rouge y el Folies Bergère. Una mujer magnética, valiente y adelantada a su tiempo, que convirtió su voz, su carácter y sus célebres piernas aseguradas en 500.000 francos en un símbolo de libertad y reinvención. Su capacidad para atraer al público —“Digo ‘Venid’ y vienen hacia mí”, confesó a Time— sigue latiendo hoy en cada botella que lleva su nombre.

Su liderazgo encarna la esencia de un nuevo tiempo en el que la autenticidad ha sustituido al artificio. Donde la excelencia no se mide por resultados trimestrales, sino por la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. En un mundo de etiquetas, Marta Vidal prefiere ser como su cava: transparente, con carácter y hecha para compartir.

Brindar con ella no es solo celebrar un buen cava; es celebrar una manera de estar en el mundo. Una forma de liderazgo que demuestra que, incluso en las industrias más tradicionales, la verdadera revolución empieza cuando se lidera con alma.

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