Aptitudes que suman en la empresa: liderazgo, creatividad e innovación

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Ofelia Santiago| Madrid

 

Ofelia Santiago es consultora, experta en desarrollo y gestión del capital humano y vicepresidenta del Think tank Talent Great Team. El pasado 20 de junio reflexionó sobre el cambio de actitudes en las organizaciones, que nos puede llevar a un cambio de modelo social, en la quinta edición del Programa de Desarrollo de Directivos del IVAFE en Valencia. El título de su ponencia fue “Liderazgo, personas e innovación: tres apuestas necesarias para asegurar el futuro de la empresa”. Este artículo recoge algunas de las ideas principales de su intervención:

El contexto económico, social, tecnológico y humano ha variado hasta el punto de requerir nuevos paradigmas, nuevos modelos económicos y vitales que basculen de la abundancia a la incertidumbre sin merma en la calidad de vida con mayor responsabilidad y compromiso.

A veces, inmersos en un mundo de inmediatez, información constante y problemas continuados que requieren nuestra intervención urgente, nos olvidamos de lo importante, del foco. En un mundo donde cada vez más va a reinar la incertidumbre como compañera de viaje, seguimos aplicando fórmulas heredadas de una estrategia de gestión meramente economicista, que hipoteca de forma notable nuestras posibilidades de supervivencia empresarial y, lo que más preocupa, que merma nuestra capacidad de superación personal y la armonía de nuestro ser.

Ese cambio de modelos parte de un mayor autoconocimiento, en el ámbito individual, empresarial y social, también de un cambio de patrón en el análisis de problemas y toma de decisiones que localice soluciones desde múltiples facetas y factores en una incertidumbre constante.

Liderazgo emocional

Las organizaciones las forman personas llenas de expectativas que muchas veces entran en conflicto con las de la propia organización, generando sentimientos negativos. Acciones internas como la transparencia, la comunicación y la confianza generan alianzas entre las organizaciones y sus equipos que se consolidan más si cabe con un liderazgo emocional. Así, el liderazgo emocional consistiría en gestionar estas expectativas de las personas que forman el entorno de la empresa, tanto a nivel interno, como externo (empleados, propietarios, proveedores, clientes, accionistas, sociedad…), a través de acciones que prevengan el desarrollo de sentimientos negativos y generen emociones positivas.

Porque el liderazgo emocional enfatiza la visión, misión, carácter y valores de la organización y del líder con un modo de ser que genera confianza, competencia, autonomía y autoestima en el equipo y una adecuada gestión de emociones para que las personas que trabajan en una organización, adopten actitudes positivas y creativas ante el cambio y la incertidumbre del entorno.

El liderazgo aborda los procesos de cambio y sus consecuencias, mientras la gestión trata sobre las acciones y los procedimientos que permiten la adaptación al cambio. Ambos roles son complementarios y necesarios en las organizaciones, sobre todo si éstas, son grandes y complejas, están distribuidas en diferentes culturas y áreas geográficas, ofrecen servicios y productos diversi­ficados, y disponen de importantes activos tangibles e intangibles.

Alcanzar el liderazgo emocional en una organización pasa por anteponer la motivación del equipo, la adaptación, asumir riesgos, fomentar la creatividad y buscar oportunidades a tareas propias de la gestión como mantener las rutinas productivas, la competitividad, la estabilidad y el orden.

Otros pasos hacia este tipo de liderazgo es no cegar tus sentimientos, escuchar a tu intuición además de a tu razón, ser ejemplificador (coherencia entre palabras y actos) y transmitir certidumbre y confianza con valores.

Hay una relación directa entre la estabilidad emocional en una organización y la satisfacción laboral de sus empleados, al igual que las emociones negativas influyen en la merma de rendimiento, por lo que hay que estar atento con medidas de detección precoz de los síntomas de malestar emocional: ira, hostilidad, cansancio, absentismo, índices de rotación del equipo y poder aplicar estrategias que neutralicen esas emociones negativas.

Contagiar las emociones positivas como estilo de liderazgo tiene una influencia muy importante en los resultados conseguidos y en la satisfacción laboral. La confianza es el elemento clave que fundamenta contractualmente las relaciones afectivas entre personas, sean éstas implícitas o explícitas.

Personas

Pensar en clave humanista, “tratar a los demás como te gustaría que a ti te trataran, si te encontraras en su misma situación” y trabajar el modo en que se aborda los acontecimientos con una actitud mental positiva, que influya internamente y en el ambiente son, por último, medidas para abordar el cambio y superar la situación actual. Un programa de formación y entrenamiento  puede ayudar al equipo, si es necesario, a confrontar de modo positivo y adaptarse a un nivel continuado de cambios, manteniendo la serenidad.

¿Cómo obtener innovación en las personas? Facilitando el espacio para el talento creativo como recurso clave para sostener las organizaciones y mantenerlas en el futuro. ¿Qué rasgos definen a la clase creativa? Inteligencia, originalidad, independencia, complejidad, intuición, sensibilidad, desinhibición, con un alto grado de energía y compromiso, cierto grado de capacidad de decisión y ambición, con una visión plural de las situaciones, con gran capacidad de síntesis, curiosidad, imaginación y con humor.

Cada uno de nosotros también puede potenciar la creatividad y generar nuevas ideas activando el hemisferio derecho. Démosle oportunidades con actividad física, con humor, con música, buscando elementos que aporten inspiración  en nuestro entorno.

Innovación

De igual modo, la empresa también puede potenciar y conseguir la innovación sostenida  y estimular la creatividad de los empleados a través de la organización. Para ello hay que establecer un claro sentido de cuál es el objetivo y hacia dónde se dirige la organización, así cada miembro puede desarrollar mejoras de manera autónoma, sabiendo que cumple con la estrategia común. También abrir la comunicación como base de un clima de confianza. Reducir la burocracia, porque ésta frena los cambios. Reconocer a las personas sin promover la competitividad, buscamos equipos competentes, no competitivos. Tolerar cierto grado de fracaso como parte necesaria del crecimiento, porque los equipos que confían en sus jefes tiene más probabilidades de tomar riesgos inteligentes para el beneficio de la compañía y por último deshacerse de los proyectos y procesos que no funcionan, dado que obligar a seguir actividades que no llevan a ninguna parte, merma la confianza y la actitud optimista que requiere la innovación.

En estos difíciles días que estamos viviendo en la empresa, hay preocuparse menos y ocuparse más; ocuparse de lo verdaderamente Importante, de poder revisar nuestras acciones diarias encaminadas a crecer empresarialmente, centrando el Foco en lo único que desde ahora aportará valor a la Empresa y a la Sociedad, sus personas. ¿De qué están formadas las organizaciones? ¿Quién va a generar ideas creativas que se conviertan en proyectos innovadores? ¿Quién va a poner en juego todo su talento, tiempo, esfuerzo y compromiso, más allá de lo meramente aceptable, para sacar adelante a la empresa? El equipo es la pieza clave que va a asegurar la supervivencia de la empresa y cómo éste, tenga en sus líderes faros de referencia que le permita resolver sus conflictos y miedos. Diferenciándose del resto por tener certezas y realidades en el ejercicio de un liderazgo emocional, honesto, claro, humilde y valiente.