Tener capacidad crítica y alcanzar el equilibrio entre lo que dicen los datos y lo que dicta el instinto es lo que diferencia a un buen líder de los demás. Sobre todo en un tiempo en el que desde el CEO de una compañía hasta el manager deben hacer frente a decisiones difíciles a diario. Y en muchas ocasiones deben reaccionar a la velocidad de la luz.