¿Es el entorno laboral lo que hace que aflore lo peor de cada persona?

Laura Martín | 13 de marzo de 2015

Seguramente alguna vez se ha encontrado con personas conflictivas que han dificultado su labor profesional y la gestión de su empresa. Por suerte, no suele ser muy frecuente encontrarse con este prototipo de empleados, pero si en alguna ocasión le ha ocurrido sabrá que es complicado tratar con ellos e impedir que el resto se «contagie» de estos comportamientos.

¿Acaso el entorno laboral hace que aflore lo peor del carácter de cada persona? Trabajar en equipo, enfrentarse a plazos ajustados de tiempo para la presentación de tareas y la exposición diaria a situaciones de estrés en el trabajo son habituales en casi todas las empresas. Entonces, es ahí dónde sale a la luz nuestra «fiera» interior y dónde nos podemos encontrar con personas muy irritables con las que será difícil de tratar.

Si adoptas una actitud conciliadora y de empatía podrás lidiar con diferentes personalidades. En el libro «Gestión de personas conflictivas for rookies» (Lid editorial), se realiza una clasificación de diferentes tipos de personas con conductas negativas que pueden afectar al funcionamiento de una empresa, y que es importante que sepas visualizarlas y analizarlas para aprender a tratar con ellas:

– El «desctructivo»: Personas arrogantes, sarcásticas y dominantes. Son personas poco confiables que jamás pueden estar equivocadas y no aceptan las críticas. Se niegan a afrontar que cualquier otra persona tenga algo interesante que aportar en el entorno laboral.

– El «protestón»: Expertos en buscar tres pies al gato, son gruñones, quisquillosos y siempre ven el vaso medio vacío. Es importante no dejarse «contagiar» por su negatividad ya que intentarán acabar con cualquier iniciativa de sus compañeros.

– El » solitario o invisible»: Les cuesta expresar sus sentimientos y rara vez dicen lo que piensan. Prefieren mantenerse al margen de asuntos turbulentos y además son inseguros. Suelen hablar de forma enigmática y no es fácil conseguir que se abran, por lo que es complicado trabajar en equipo con ellos.

Las personas conflictivas o «difíciles» deben tratarse con delicadeza, hay que intentar ser razonable y mantener la calma. A veces, se puede intentar encontrar la complicidad con ellas a través del humor, una risa compartida puede aliviar situaciones de tensión y restar dramatismo al conflicto. Así seguro que encontrarás puntos de coincidencia entre ambos y el trabajar con esa persona acabará siendo más sencillo y satisfactorio.